El adjetivo ‘histórico’, como expresión convencional utilizada para calificar la novedad o el asombro por un acontecimiento relevante, cobra ahora en nuestro país su correcta y apropiada dimensión científica.
Tanto las dificultades extremas de la desigual y compleja lucha de los ‘nadies’, como los desafíos enfrentados por las comunidades marginadas, las ciudadanías libres y la Colombia profunda, diversa y pluriétnica en las movilizaciones del 2021, ameritan ese calificativo.
Es una verdadera proeza que en esta patria desgarrada, donde la existencia humana está sobresaturada de lóbregos prejuicios y premoniciones siniestras, las izquierdas democráticas hayan logrado vencer la apatía política creciente, enfrentar la avasalladora mercadotecnia del establishment y superar las graníticas tradiciones ideológicas dominantes del bipartidismo excluyente de más de medio siglo, hasta alcanzar el formidable triunfo de Gustavo Petro y Francia Márquez con 11’281.002, más del cincuenta por ciento de los votos.
El éxito del Pacto Histórico tuvo su origen último –aunque no principalmente– en las dinámicas jornadas humanas que precedieron al paro nacional, ese estallido social que esgrimió representaciones e imaginarios para canalizar energías inconformes de millones de ciudadanos con aspiraciones de transformación sociopolítica, agitando consignas no solo como suma de emociones, sino como repertorio de valores éticos.
Es aquí y ahora cuando pueden nacer y cobrar forma ideas sustanciales como la sociedad del conocimiento, la justicia social, los derechos humanos.
De plazas y avenidas –que albergaron inmensas movilizaciones– emergió esta sociedad de la comunicación y participación de hoy –inspirada en un profundo sentido de insatisfacción y sufrimiento frente a las inequidades de la sociedad contemporánea–, y más adelante, el éxito cualificado de la campaña del Pacto Histórico.
Con todo ese instrumental crítico estimularon sus marchas para conjurar la continuidad decadente y polarizante régimen neoliberal que promueve y premia el statu quo. Era urgente abrir más la cabeza además del corazón a la alternativa progresista. Ninguna sociedad puede vivir sin un ideal que la inspire ni un claro conocimiento de los principios que guían su organización.
En esos masivos espectáculos participativos, hicieron presencia movimientos sociales atraídos por el pensamiento crítico de Gustavo Petro y Francia Márquez, quienes imbuidos del funcionamiento de los complejos mecanismos sociales, buscaron suavizar tensiones y desentrañar con su aguda observación participante las características de “esa ilusión contagiosa” con que las muchedumbres suelen interpretar los requerimientos esenciales de la sociedad.
El regocijo colectivo aún se irradia en las miradas despiertas de los niños esperanzados en su ‘congruo yantar’, en los ojos abiertos de los muchachos y muchachas “nini”, y en los corazones alertas de los mayores (esos “muchachos de antes”), lo que no suele ser corriente en aquellos actos que rápidamente se agotan una vez que la gente retorna a sus quehaceres cotidianos.
Gustavo Petro supo orientar a las muchedumbres anhelantes con un discurso pedagógico, incluyente y seductor por su elocuencia y erudición, sustentado en datos estadísticos históricos: certeras radiografías de nuestra problemática social y su dominio académico en temas centrales como la convivencia, la cultura política, la equidad distributiva y la justicia ambiental.
Su anuncio de promover reformas estructurales, diálogos regionales y acuerdos nacionales con diversos actores para convivir en paz despertó emociones hasta en sus más intransigentes contradictores, a quienes no vaciló en convocar para celebrar acuerdos que permitan construir un “capitalismo democrático”, generador de bienes productivos para el bienestar general.
“No vamos a utilizar el poder en función de destruir al oponente (…) Esta oposición bajo los liderazgos que quieran será siempre bienvenida a la Casa de Nariño para dialogar y prestarles solución a los problemas de Colombia”. Nuestro proyecto político entraña la política del amor, dijo Petro luego de conocer su decisiva victoria electoral.
Es aquí y ahora cuando pueden nacer y cobrar forma ideas sustanciales como la sociedad del conocimiento, la justicia social, los derechos humanos, el florecimiento de las estéticas culturales y la transición hacia energías limpias.
ALPHER ROJAS C.