2024: otro año de promesas incumplidas

Petro, como buen populista, afirma que él solo representa al pueblo y por esa razón, en su mesianismo, se cree legitimado para excluir a otros grupos y opiniones. Por eso, su primera promesa incumplida es respetar la libertad de prensa y la segunda, las instituciones, porque estas dicen verdades que desnudan la corrupción y falta de ejecución.

Lo anterior conlleva a que el mejor resumen de su lacónico gobierno es buscar el responsable de sus fracasos en otros, como la justicia o el Banco de la República. Es por esto que los populistas como él buscan minar o controlar dichas instituciones.

Las 5 promesas más importantes que se ofrecieron en campaña son ya totalmente incumplibles en este momento y nos enseñan que este gobierno solo dejará un legado donde se profundizó la ilegalidad y la pobreza.

1. Lograr la paz total. Como candidato, Petro propuso que lograría la paz con el Eln en 3 meses y no solo no lo ha logrado, sino que sus negociaciones han fraccionado a ese grupo y a las disidencias en decenas de micro guerrillas que se han apoderado de más de la mitad del país. Al mismo tiempo, el Gobierno se dedicó a destruir el proceso de paz con las Farc, declarándose, a través de Álvaro Leyva, enemigo de la JEP.

2. Construir un tren de Buenaventura a Barranquilla. Esta idea retrata la ejecución del Gobierno, muy ingenioso en las propuestas y un total fracaso en la ejecución. Hoy Buenaventura no tiene una sola obra de impacto que lo saque del retraso de la pobreza, y Barranquilla sufre la ira de un Presidente que le usurpó la posibilidad de hacer unos Juegos Panamericanos.

En La Guajira, solo quedó el olor hediondo de la corrupción de Olmedo, pero ni el agua, ni el gran aeropuerto internacional ni mucho menos la universidad, los verán los ciudadanos que creyeron en los discursos de ficción y hoy sufren la cruda realidad de la desilusión de unas promesas incumplidas. Por eso hoy se ríen de las utopías de trenes bala y otras utopías que cada vez menos creen.

3. Garantizar el de jóvenes a una educación pública gratuita y de calidad a nivel tecnológico y universitario, y liberar de las deudas a todos los s del sistema de préstamos educativos del Icetex. El manejo de la educación por parte de este gobierno ha sido catastrófico. Se auto tumbó el proyecto de reforma a la educación porque no le gustó a los líderes de Fecode; reventó el Icetex, pero no lo reemplazó con ninguna alternativa; boicoteó indebidamente la elección del rector de la Universidad Nacional y nombró a un Ministro de Educación activista sin experiencia.

4. Luchar contra la corrupción e impulsar la carrera istrativa. Pese a haber sido elegido con las banderas del cambio contra el clientelismo, el gobierno Petro ha tenido el mayor número de escándalos posibles en apenas dos años: 1. La financiación de su propia campaña con los escándalos de su hijo Nicolás y de su hermano Juan Fernando. 2. Los audios de Benedetti en los que reconocía haber conseguido 15.000 millones para la campaña. 3. La rifa de contratos en el Ministerio del Deporte antes de la salida de María Isabel Urrutia. 4. La entrega de RTVC para hacer propaganda activista. 5. Los recursos no reportados de Fecode investigados por el Consejo Nacional Electoral y, 6. El escándalo de la UNGRD.

5. En la política internacional, prometió impulsar el comercio exterior y garantizar la carrera diplomática. Nada de esto se ha cumplido. La misión diplomática y consular se convirtió en un fortín burocrático para pagar favores, comenzando con Armando Benedetti, quien fue premiado con una embajada que tuvo que ser reactivada, y siguiendo por todos los activistas, ‘influencers’ y bodegueros de campaña que están dejando en el suelo la imagen de Colombia en el exterior.

En resumen, tenemos un Gobierno populista que se caracteriza por una visión cínica, un ataque a las instituciones democráticas, la concentración del poder en un solo líder y el uso de la información como un arma, donde a través de ficciones esconde sus fracasos y magnifica sus logros.

LUIS FELIPE HENAO

(Lea todas las columnas de Luis Felipe Henao en EL TIEMPO, aquí)