Señor Director:
Sobre la noticia de que Bogotá es el epicentro nacional de la distribución de marihuana, creo que es normal, pues es la ciudad más grande del país, donde hay mayor consumo y se mueven muchos delitos. Y este debe ser muy grande y lucrativo, pues uno pasa por los parques, por los puentes peatonales, y huele a marihuana.
En el estadio huele. En las zonas verdes. Inclusive en los edificios residenciales. Bogotá huele a marihuana. Pero se debe destacar también que la Policía trabaja, porque este año ya han sido incautadas 4 toneladas. Sí, cuatro toneladas. Y sin pensar en las otras drogas más duras, enviciantes y dañinas. Gracias, Policía, sigan esa labor de inteligencia. El Ejército debe hacer requisas en las entradas a la ciudad. Debe haber más control canino en terminales de transporte. Y pagar recompensas por delaciones de cargamentos. No paremos de trabajar, por favor, en los alrededores de los centros educativos. No dejemos a los niños solos, porque los criminales siguen en la tarea de crear ‘clientela’ desde la niñez. Es urgente que haya más legislación clara sobre este tráfico y sobre el consumo.
Carmen Rosa Novoa
Ciudades de 24 horas
Señor Director:
Las ciudades de 24 horas continuas de actividad comercial se dan en zonas geográficas donde hay estaciones. Colombia es una nación de apenas dos estaciones. Sin embargo, una vez esté la primera línea del metro terminada en 2028, obligatoriamente Bogotá tendrá que asumir las 24 horas continuas. De la misma manera, TransMilenio y TrasMiCable. Nueva York tiene unas veinte veces la cantidad de bandas que tiene Bogotá. Pese a dicho ítem de orden público, la ciudad cuyo terreno para construirla costó 60 guilders holandeses en 1626, el equivalente a unos 24 dólares en la actualidad, se mantiene activa las 24 horas. De darse dicho milagro en Bogotá, no solo se activaría el comercio las 24 horas de domingo a domingos, los 365 días, sino también las actividades deportivas, culturales, educacionales y hasta las religiosas, las 24 horas continuas.
Fernando Cortés Quintero
Sobre la máxima velocidad
Señor Director:
Es decepcionante que la Secretaría de Movilidad haya decidido mantener el límite de velocidad en 50 kilómetros por hora en todas las vías de la ciudad.
La medida es correcta para la mayoría de las vías y es evidente que evita accidentes. Pero no puede afirmarse lo mismo de las vías que fueron diseñadas, precisamente, con características especiales para aligerar la movilidad. La medida en esas vías es absurda, porque, paradójicamente, puede conducir a que haya más accidentes, dado que la mayoría de los conductores no las respetan y otros sí, simplemente por evitar una indebida multa.
Me refiero a vías como: la Circunvalar, la NQS, la vía a El Dorado, la autopista Norte, la Boyacá, la calle 170; la calle 100, que se convierte en la avenida 68; la vía hacia Suba, la calle 13 desde la Boyacá hacia Girardot, la carrera 7.ª desde la calle 170 hacia el norte y la calle 63 desde la Boyacá en adelante.
Habría sido aconsejable que, en estas vías, la velocidad máxima permitida hubiera sido elevada a 60 kilómetros por hora, precisamente con el fin de evitar accidentes.
Pedro Pastor Polo Verano
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