SEÑOR DIRECTOR:
Con base en la Constitución, el Presidente no debe convocar marchas o movilizaciones de ninguna índole, pues según la carta magna, está para istrar las cuestiones del Estado y ejecutar. El querer del poder de los votantes ya se cumplió, y solo están esperando que él cumpla sus deberes, que, entre otros asuntos, son dirigir el país, garantizar los derechos y las libertades y velar por el orden público.
Sí, la Constitución de 1991 reconoce el derecho a la protesta social pacífica en su artículo 37. Pero en el citado orden jurídico no se indica que el propio Presidente promueva y participe en marchas o movilizaciones.
Gustavo Petro lo que sí debe procurar es que sus planes, programas o propuestas de cambio sean ejecutados en consenso con los sectores de la sociedad; además, debe respetar las decisiones del Poder Legislativo, igual que los fallos de la Justicia.
Jorge Giraldo Acevedo
SEÑOR DIRECTOR:
El trato a nuestros compatriotas tiene que ser de altura y calidad humana. Da muy mala imagen cuando alguien es grosero, inmisericorde y burdo contra el otro, lo que sin duda genera atmósferas nada convenientes para la paz y la armonía entre los hombres. Hay que recordar lo que significa la dignidad humana, que trae aparejado el “no hagas a otro lo que no quieres para ti”.
La nación debe ser el primer agente del cultivo de la convivencia pacífica entre ciudadanos. “Prender candela debajo del agua” es horroroso y dañino para la unidad nacional. El protocolo, la diplomacia, el buen trato y las buenas maneras no son herramientas frívolas, son importantes instrumentos que nos alejan del espíritu montaraz, aborrecido por los seres humanos de buena voluntad.
Rogelio Vallejo Obando
SEÑOR DIRECTOR:
Que los padres constructores de la JEP (Sergio Jaramillo y Humberto de la Calle) la demanden por un mecanismo que impide el cierre previsto de la JEP (Senit 5) demuestra que ella hasta ahora no ha cumplido -o al menos no está cumpliendo- bien su labor. No hay condenas, se acaba su tiempo de vigencia, todo hace pensar en impunidad de las cabezas que fueron de las Farc... Lamentable. Esto es grave. Además, es un muy mal ejemplo para un eventual aunque cada vez más remoto acuerdo con el Eln. Demuestra también que uno de los grandes males de Colombia es su aparato jurisdiccional.
Juan Guillermo Durán Mantilla
SEÑOR DIRECTOR:
El mal es la coca. Pero no es la planta la culpable, sino los seres humanos, que casi todo lo acaban, hasta la naturaleza. La descertificación se ve venir, pero a lo mejor no, si Colombia trabaja, no pensando ella, como dice su editorial, sino en el país, en sus gentes, en doblegar a las mafias, en sustituir los cultivos por unos de pronta cosecha y salida fácil, con mejores vías. Y es con la ayuda de Estados Unidos, más que con garrote, como logramos éxitos. Si nos quitan las ayudas sociales, por ejemplo, más gente quedará expuesta a ser cooptada por las mafias.
Carmen Rosa Novoa