En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí

CLUB VIVAMOS
Suscríbete
Disfruta de los beneficios de El Tiempo
SUSCRÍBETE CLUB VIVAMOS

¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo [email protected] no ha sido verificado. Verificar Correo

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión

Hola, bienvenido

¿Cual es la ciudad colombiana clasificada como la más peligrosa del mundo?
¿Cómo va el juicio al expresidente Álvaro Uribe?
¿Accidente de bus en Calarcá?
Frío inusual en Bogotá explicado por el Ideam

Investigación

El dengue avanza en los países de A. Latina que tienen sus ‘defensas bajas’

Desde hace años, diferentes investigaciones han enfatizado en la relación entre el dengue y el cambio climático. 

Dengue en Brasil

Un trabajador del sector de la salud fumiga para prevenir la proliferación del mosquito transmisor del dengue, ‘Aedes aegypti’,en una escuela en Brasilia (Brasil). Foto: Efe

Alt thumbnail

Actualizado:

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon
Para Suyapa Aguilera, hondureña de 49 años, “la lucha contra el dengue es una batalla diaria”, pues ha afectado a casi todos los de su familia, especialmente a los niños.
En 2024, en su barrio, murió una niña de 9 años, y en sectores vecinos, otro niño y una mujer. Tanto en Honduras como en toda la región, los registros de dengue aumentaron y generaron alertas el año pasado.
“En 2024 hemos enfrentado la epidemia de dengue más grande en las Américas, desde que comenzaron los registros en 1980. Se han reportado 12,6 millones de casos, casi tres veces el récord establecido en 2023. Más de 21.000 de esos casos han sido graves, y se han reportado más de 7.700 muertes”, dijo en diciembre Jarbas Barbosa, director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
En muchos lugares de Latinoamérica el dengue es común, porque en gran parte de la región las condiciones geográficas, climáticas y sociales favorecen la supervivencia del mosquito transmisor. Pero en los últimos años, sobre todo desde 2023, los ciclos de epidemias han empeorado y brotaron casos donde antes no existían o eran marginales. 
Ya se registraron los primeros casos de dengue en la ciudad

Aedes aegypti (mosquito transmisor del dengue) Foto:iStock

¿La razón? Varias, pero los expertos subrayan dos: el aumento de las temperaturas y la variación en los patrones de lluvia, producto del cambio climático, crean condiciones más favorables para la proliferación y expansión del Aedes aegypti (mosquito transmisor del dengue), explicó la OPS para este reportaje.
“Cuando da fuerte, se te quita el apetito; duré cuatro días sin comer, no te quieres salir de la cama, te duele el cuerpo”, cuenta Antonio Aguilar, un mexicano de 43 años que vive en Aguascalientes, que fue diagnosticado con dengue en noviembre.
Al occidente de Guatemala, Ester Sapalú, indígena maya de 38 años, también enfermó de dengue junto con su esposo e hija en 2024. Después de varias semanas, todos sanaron, pero a los tres meses Ester recayó. Cuenta que esa segunda vez se le rompieron los labios y orinó sangre: sintió que iba a morir.

Nuevas geografías

Antonio, Ester y sus familias viven en zonas altas, en donde hasta 2022 los casos de dengue eran escasos. La ciudad de Aguascalientes queda a casi 1.900 metros sobre el nivel del mar, por lo que las condiciones climáticas impedían que el mosquito sobreviviera. Pero la temperatura subió y esta realidad cambió. Entre 2014 y 2022, el estado mexicano homónimo reportó un promedio de cinco casos anuales, pero en 2024 el registro alcanzó los 3.203. En este periodo, la temperatura promedio subió 1,3 grados Celsius.
Sololá, el departamento donde vive Ester, experimentó una situación similar. La temperatura promedio aumentó 1,11 grados Celsius en la última década, y los casos pasaron de un promedio de 170 anuales entre 2014 y 2022 a más de 5.000 en 2024.
A pesar de las alertas sobre el empeoramiento de las epidemias de dengue por causas climáticas, este trabajo de Connectas en alianza con Viatori (Guatemala), Criterio HN (Honduras), Inter Press Service y Laboratorio de Periodismo y Opinión Pública - PopLab (México) evidencia que las autoridades de estos países no han aplicado una estrategia integral, oportuna y eficaz para controlar los brotes. En los lugares con presencia histórica del mosquito, ahora proliferan más rápido y, gracias a las nuevas condiciones climáticas, colonizan otros tantos. La no implementación oportuna de una estrategia integral es una deuda que acumula más de 20 años.
La estrategia de prevención se realiza casa a casa.

Estrategia de prevención de la Gobernación del Atlántico. Foto:Prensa Gobernación del Atlántico

Un asunto prevenible

En ese lapso hubo advertencias, porque la relación entre el cambio climático y el dengue no es nueva. El panorama favorable para el mosquito, que quedó en evidencia en los últimos dos años, ha sido advertido por distintos estudios científicos y el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, incluso desde el siglo pasado.
Entidades públicas de la región han investigado también la situación. Por ejemplo, en 2007 un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública en México halló que el incremento de la temperatura y la precipitación mínima semanal eran factores significativos en el crecimiento de los casos, y recomendó: “Estos resultados pueden ser útiles en el desarrollo de sistemas de alerta temprana basados en elementos climáticos para la prevención y control de epidemias de dengue, como lo propone la OMS (2004)”.
En 2023, el informe de Lancet Countdown Latinoamérica, elaborado por un grupo de especialistas que rastrea el progreso en salud y cambio climático en la región, halló que la capacidad potencial del mosquito para transmitir dengue en México se incrementó 14 % entre 2014-2023, en comparación con 1951-1960. De acuerdo con el mismo estudio, el potencial de transmisión para América Latina trepó 54 % en el mismo periodo.

Evolución histórica

Otro factor que incide en el surgimiento de brotes es el nivel de inmunidad que haya desarrollado una población contra una cepa del virus. Por eso, el registro de casos muestra un patrón cíclico: se intensifica aproximadamente cada cuatro años, cuando hay una nueva cepa o población joven que no ha desarrollado inmunidad contra el virus. Sin embargo, los expertos advierten que las variaciones climáticas inciden en que los brotes sean más intensos.
Los sucesos de 2023 y 2024 no sorprendieron a los expertos. Además de los factores climáticos, estos años coincidieron con un periodo en el que se esperaba un nuevo brote del virus.
La prevención y el control de epidemias no son de adivinos, pues las guías existen desde hace mucho e incluyen campañas de prevención, el fortalecimiento de los sistemas de vigilancia, diagnóstico y atención oportuna. Pero los gobiernos de Honduras, Guatemala y México no ejecutan a plenitud sus estrategias de prevención y control. Mientras, sus respuestas son reactivas y tardías.
Control dengue Medellín

Control de dengue en Medellín Foto:Alcaldía de Medellín

Por ejemplo, México actualizó en enero su plan para la prevención y el control de este tipo de enfermedades, mientras que Honduras comenzó el monitoreo del impacto de los eventos climáticos en la salud hace menos de un año.
Guatemala amplió el presupuesto en el segundo año de la epidemia y destinó los recursos a atender la crisis: más fondos para comprar insecticida, medicamentos, soluciones intravenosas y otros insumos en los hospitales y departamentos con más casos y fallecidos. Pero entre 2016 y 2022, el presupuesto que destinó el Estado para la prevención y control de las enfermedades vectoriales y zoonóticas se mantuvo casi constante.
Sin embargo, la prevención en Guatemala sigue siendo una deuda. Édgar Santos, epidemiólogo del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), explica que “en el tema presupuestario, lo ideal sería reorganizarlo hacia temas de gestión de riesgo”. El problema, dice, es que, si bien a nivel técnico ha habido avances, incluso desde la gestión del presupuesto, es a nivel istrativo y político en donde se producen los atascos para crear una cultura de prevención de riesgos. “Nadie recuerda la gestión de riesgo hasta que hay una inundación”.
Nadie recuerda la gestión de riesgo hasta que hay una inundación
Édgar SantosEpidemiólogo del Ministerio de Salud Pública de Guatemala.
En México, el presupuesto de salud destinado al control y la atención del dengue cayó 43 % en la última década.
De acuerdo con los datos históricos de los últimos 20 años, no se espera que 2025 sea un año epidémico, dice Santos. Pero las cifras muestran otra cosa: según los registros de la OPS, en 2023 y 2024, hasta la semana epidemiológica número 13, se tenían reportados en Guatemala 2.061 y 16.594 casos, respectivamente. Este año, para esa misma semana, se habían reportado 10.916.

A medio cumplir

“Un paciente captado de manera temprana, a nivel de atención primaria, y monitoreado de manera estrecha por un personal de salud entrenado, no debería morir de dengue”, afirmó el doctor Sylvain Aldighieri, director de Control de Enfermedades Transmisibles de la OPS.
Para evitar estas pérdidas, los expertos recordaron que los países de la región cuentan con lineamientos claros para mitigar la propagación y atender los casos: la ‘Estrategia de gestión integrada para la prevención y el control de las arbovirosis (EGI-Arbovirus)’. Aunque este documento está vigente desde finales de 2019, la estrategia data de 2003, cuando la OPS-OMS junto con los países elaboraron una EGI específica para el dengue. Luego modificaron y ampliaron el esquema, sumando los aprendizajes de más de una década.
Dengue

En zonas de alta incidencia, recomiendan dormir con mosquiteros. Foto:iStock

Guatemala, Honduras y México asumieron este compromiso. Pero la implementación de esta estrategia ha sido limitada. Es decir, tras seis años de la EGI-Arbovirus, estas naciones aún no cumplen con todos los componentes propuestos.
Para reducir la letalidad por arbovirosis, uno de los componentes se refiere a la “atención al paciente”. Este lineamiento promueve la capacitación del personal y una mejor gestión sanitaria en los ciclos de epidemias. Además, define “estrategias de comunicación con el fin de difundir mensajes claros sobre la prevención, búsqueda de asistencia médica inmediata e identificación de signos de alarma en caso de sospecha de dengue”.
Sin embargo, esta investigación halló que los pacientes no siempre acuden a los centros de salud o van de un lugar a otro en búsqueda de alivio y sin comprender bien qué les sucede y cómo se curan. El mexicano Antonio, en su padecimiento de 15 días, acudió a tres médicos distintos. Primero, a uno privado; luego, al hospital donde recibió el diagnóstico, pero al no sentir mejoría buscó respuesta en un médico homeópata.
La guatemalteca Ester sintió que la atención que recibió en su segunda infección fue inadecuada. El centro de salud no proporcionó muchas de las medicinas que necesitaba, por lo que las costeó ella misma.
En Honduras, Fátima Fuentes llevó a su hija de 11 años a una clínica periférica (Clíper) después de cuatro días de fiebre y dolor de huesos. Llegó a las 10 a. m., examinaron a su hija y le dijeron que la atenderían pronto. Eso no ocurrió. A las 6 p. m. decidió buscar atención en un hospital. “Pero también fue complicado que la atendieran”. Ambos centros de salud estaban colapsados con casos de dengue. Finalmente, la niña pasó dos días hospitalizada para ser estabilizada.
A diciembre de 2023, personal de la Secretaría a realizado más de 251 mil visitas domiciliarias, lo cual ha impactado en el cuatrienio a más de un millón de personas.

El dengue se propaga fácilmente en donde hay agua estancada.  Foto:Cortesía Comunicaciones Gobernación del Atlántico

A ciegas

Todos los entrevistados, académicos y autoridades, reconocen que las variables climáticas inciden significativamente en el incremento de los casos. Pero, hasta la fecha, ninguno de estos tres países ha incorporado estos conocimientos en sus políticas preventivas y de control.
En México, Magali Hurtado, investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública, dice que “debería de haber un sistema que incorpore variables bioclimáticas, porque si hacemos modelos de predicción para ver cómo se pueden comportar los casos de la enfermedad, se podría trabajar en lugares en específicos”. Para Hurtado, el programa de control de vectores no debería funcionar solo en temporada de lluvias, sino todo el año debido a las actuales condiciones climáticas.
Debería de haber un sistema que incorpore variables bioclimáticas, porque si hacemos modelos de predicción para ver cómo se pueden comportar los casos de la enfermedad, se podría trabajar en lugares en específicos
Magali HurtadoInvestigadora del Instituto Nacional de Salud Pública de México.
Al respecto, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, responsable de la generación e integración de conocimiento científico y tecnológico en apoyo de la política de cambio climático, dijo que la Secretaría de Salud tiene la responsabilidad de presentar el tema a la esfera climática, para que la dependencia intervenga.
Sin embargo, desde 2014, México destinó 4.500 millones de pesos al Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades para acciones climáticas en salud. Es decir, los recursos económicos han estado, pero la planificación no se corresponde con esas partidas. La Red para la Evaluación de la Salud Planetaria en Escenarios Sindémicos Emergentes advirtió de esta descoordinación.
Y no solo falla la alineación presupuestaria con la operativa, sino el trabajo intersectorial, según una conclusión de la División de Salud y Protección Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que analizó las políticas de salud y cambio climático en México.
Honduras padece una situación similar. Lorenzo Pavón, jefe de la Unidad de Vigilancia de la Secretaría de Salud, confirma que el país ha caminado casi vendado en el esfuerzo por combatir al dengue, a pesar de que estima que el factor climático tiene una influencia en más de 60 % de los casos registrados.
Para Efraín Bu, especialista hondureño en medicina interna e infectología, faltan estrategias acopladas a las necesidades actuales: “Muchos países de América han adoptado progresivamente el concepto de una sola salud, dándoles fuerza a las políticas orientadas al cambio climático. En nuestro país todavía estamos en pañales”.
En Guatemala, la relación entre enfermedades transmitidas por mosquitos y el cambio climático quedó plasmada por primera vez en la Política Nacional de Cambio Climático de 2009. Pero desde esa fecha hay poco avance. “Un plan específicamente trazado sobre el tema del impacto ambiental no se ha realizado”, asegura Santos, el epidemiólogo del MSPAS.
Otra iniciativa aplicada en Argentina, Brasil, Perú, Honduras y México para prevenir muertes y casos graves es la vacunación. Mientras que en Guatemala “no se ha establecido aún el plan de introducción de vacuna en el corto plazo”, informa Santos.
De acuerdo con Thais dos Santos, asesora en enfermedades arbovirales de la OPS: “Esta vacuna es más efectiva en personas que ya tuvieron una primera infección de dengue, que es asintomática. En una segunda infección las personas tienen más probabilidades de tener una enfermedad grave”. Y advierte: “es una vacuna reciente en el mercado y todavía bastante limitada en el suministro”.
La vacuna es más efectiva en personas que ya tuvieron una primera infección de dengue, que es asintomática. En una segunda infección las personas tienen más probabilidades de tener una enfermedad grave
Thais dos SantosAsesora en enfermedades arbovirales de la OPS

Viejas deudas

Pese a lo común que puede ser el dengue para muchos en América Latina, en los lugares donde el virus es nuevo hay quienes niegan su existencia o minimizan su impacto. Ese fue el caso de Ester, la indígena guatemalteca.
En algunas zonas de Guatemala, donde no existían registros de casos de dengue, la percepción de Ester es generalizada, comenta Brenda Rodríguez, del Departamento de Promoción de la Dirección Departamental de Redes Integradas de Servicios de Salud de Sololá DDRISS. “Hice una visita de campo para hablar del dengue, y allá me informó el personal de salud que ellos no creen en la enfermedad y que la población, los vecinos, no la aceptan. Y que no consideran importante realizar un informe sobre cómo prevenir o recibir capacitaciones para prevenir el vector en su comunidad o en su municipio”.
A las carencias de recursos y las brechas culturales se le suma la barrera idiomática. Para la población maya, la palabra ‘dengue’ no tiene significado alguno. El único nombre es su descripción: “la enfermedad del mosquito”. Y las campañas de prevención no logran atender por completo esa realidad.
Estas carencias y barreras sociales también incrementan los casos de dengue. Por ello, la EGI-Arbovirus incluye el componente transversal de “la comunicación para el cambio conductual” que busca la modificación del comportamiento personal en prevención y alerta frente a las arbovirosis.
En este último punto también hay fallas. Un epidemiólogo del sector público en Aguascalientes advierte que la falta de transparencia produce la subestimación de los problemas sanitarios. “Si tú no ofreces información con oportunidad... Si tardas dos meses en declarar las defunciones y el número de casos que hay de dengue, estás minimizando el problema”.
Y en la prevención intervienen otros factores. “Las enfermedades transmisibles [como el dengue] no solo tienen que ver con el bicho, sino que tienen componentes relacionados con las condiciones de vida de las personas”, dice Jogli Juracán, del departamento de epidemiología de la DDRISS de Sololá.
Las enfermedades transmisibles [como el dengue] no solo tienen que ver con el bicho, sino que tienen componentes relacionados con las condiciones de vida de las personas
Jogli JuracánDepartamento de epidemiología de la DDRISS de Sololá
Por ello, la EGI-Arbovirus también invita a los Estados a crear un marco regulatorio para promover la reducción de los criaderos más comunes, como los que se originan en la construcción y en los depósitos de agua. “Varias experiencias se han llevado a cabo en la región en materia de leyes que favorecen la eliminación de criaderos. Brasil, Costa Rica, El Salvador, Panamá y Paraguay brindan algunos ejemplos. Sin embargo, las alteraciones climáticas, el déficit en la recolección adecuada de residuos sólidos, la escasez permanente de agua que obliga a su almacenamiento y la urbanización desordenada son algunos de los elementos para los que se requiere apoyo político al más alto nivel”.
Todos estos son problemas crónicos en Guatemala, México y Honduras. Al menos 13 millones de personas en estos tres países carecen de a agua segura, por lo que almacenan el líquido en recipientes, muchas veces destapados y expuestos, que sirven de reservorios para las larvas de mosquito.
Mientras pasa esto, las autoridades reaccionan frente a un panorama previsto y a la vista de todos. En Honduras, debió morir una niña en una de las regiones sanitarias más afectadas por el dengue para iniciar campañas preventivas. En Guatemala y México tuvieron que morir cientos y enfermar cientos de miles para que los gobiernos aplicaran mayores estrategias de monitoreo y control del dengue. Pero persiste la duda de si las nuevas medidas serán suficientes en una carrera contra la marcha infatigable del cambio climático y la velocidad de adaptación de un mosquito milenario.
(*) Connectas es una iniciativa periodística sin fines de lucro que promueve la producción, el intercambio, la capacitación y la difusión de información sobre temas claves para el desarrollo de las Américas. (**) Este es un reportaje de Emilio Godoy, Jonathan Palma y Jorge Rodríguez para Viatori (Guatemala), Criterio HN (Honduras), PopLab, Inter Press Service (México) y Connectas, con el apoyo de Open Climate Report Initiative/Centre for Investigative Journalism (OCRI/CIJ). Breidy Hernández colaboró con la reportería de campo en Honduras. 

Sigue toda la información de Internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon

Conforme a los criterios de

Logo Trust Project
Saber más
Sugerencias
Alt thumbnail

BOLETINES EL TIEMPO

Regístrate en nuestros boletines y recibe noticias en tu correo según tus intereses. Mantente informado con lo que realmente te importa.

Alt thumbnail

EL TIEMPO GOOGLE NEWS

Síguenos en GOOGLE NEWS. Mantente siempre actualizado con las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en Google News.

Alt thumbnail

EL TIEMPO WHATSAPP

Únete al canal de El Tiempo en WhatsApp para estar al día con las noticias más relevantes al momento.

Alt thumbnail

EL TIEMPO APP

Mantente informado con la app de EL TIEMPO. Recibe las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en tu dispositivo.

Alt thumbnail

SUSCRÍBETE AL DIGITAL

Información confiable para ti. Suscríbete a EL TIEMPO y consulta de forma ilimitada nuestros contenidos periodísticos.

Mis portales