Discurso de Donald Trump: la controvertida alusión del presidente de EE. UU. sobre programa en Colombia

En su discurso ante el Congreso la noche de este martes, Donald Trump citó, como prueba del “despilfarro” de Estados Unidos en otros países encabezado por la Agencia Internacional para el Desarrollo (Usaid por su sigla en inglés), una serie de programas específicos que fueron detectados por el Departamento para la Eficiencia Gubernamental (Doge), dirigido por Elon Musk.

(Además: Trump expuso cómo funcionará la 'Gold Card' o tarjeta de oro para obtener la ciudadanía: 'Mejor que la Green Card')

Entre ellos, mencionó el desembolso de 60 millones de dólares para comunidades afrocolombianas e indígenas en Colombia. Al mencionar este programa y otros, el presidente los describió como "basura" o "estafas" financiadas por el gobierno anterior de Joe Biden que estaban siendo eliminadas del presupuesto.

(Lea aquí: Con aranceles, Donald Trump desata una guerra comercial y Wall Street cierra en cifras rojas)

Hace una semana, Doge había señalado este mismo gasto para afrocolombianos e indígenas, al igual que muchos otros, y que la noche de este martes terminaron colándose en el discurso de Trump como prueba de su batalla contra la corrupción y prueba de que el Departamento que lidera el magnate Elon Musk está dando resultados.

Pero, la acusación de Trump, en el caso específico de Colombia, es inflada y engañosa. 

En junio del 2021, la istración Biden anunció la creación de un nuevo programa que bautizaron como Actividad de Empoderamiento de Pueblos Indígenas y Afrocolombianos y que prometía 60 millones de dólares para gastar en un periodo de cinco años, comenzado en el 2022 como parte del compromiso adquirido por la istración demócrata de respaldar el capítulo étnico que salió de los acuerdos de paz con las Farc y cuyo objetivo era respaldar a las comunidades más afectadas por el conflicto.

Si bien la cifra general es correcta, su gasto en un periodo de cinco años implicaba un desembolso no mayor de 12 millones de dólares anuales, no de 60 millones de dólares, como sugirió el presidente Trump. 

A eso se suma el hecho de que dichos fondos no estaban garantizados, pues es el Congreso el que anualmente aprueba cuánto dinero se puede gastar del presupuesto para cada iniciativa propuesta por el Ejecutivo.

Para 2024, el Congreso de EE. UU. había aprobado unos 410 millones de dólares para Colombia, de los cuales la mitad fueron destinados para una gran variedad de programas de corte social o con fines de desarrollo económico. Entre ellos, la protección del medioambiente, el fortalecimiento de la justicia, la titulación de tierras, el desarrollo regional, la protección de los derechos humanos, la migración, el desminado y el respaldo a comunidades vulnerables.

Es decir, solo una fracción de esos recursos estaba dirigida a comunidades afro e indígenas y se enmarcó en el respaldo que le ha dado el Congreso de Estados Unidos a la implementación de los acuerdos de paz del 2016 en Colombia.

Respaldo, no sobra decir, que se continuó incluso entre los años 2017 y 2021, cuando Trump estaba al frente de la Casa Blanca.

En primer lugar, porque fueron autorizados por el Congreso de Estados Unidos, con votos de republicanos y demócratas.

En segundo lugar, porque si bien reflejan las prioridades de una istración anterior -la demócrata de Biden-, no quiere decir que sean tramposas.

Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump ordenó el congelamiento de toda la ayuda internacional -incluida la de Colombia- mientras determina si se alinea con sus intereses en política exterior. Y ha dejado claro que este tipo de desembolsos, al igual que otros que promueven la diversidad, la igualdad y la inclusión, no lo están. 

Se trata de un profundo debate que se está litigando hasta en las cortes, pues, de acuerdo con los demócratas y otros expertos, el presidente no tiene derecho a decidir en qué se gastan los fondos, dado que esa es una atribución del Congreso.

Doge, en días pasados, también había identificado la inversión de hasta 74 millones de dólares para la "justicia inclusiva" en el país y otros 37 millones de dólares para el empoderamiento de mujeres.

Como en el caso anterior de los afros e indígenas, se trata de programas previstos para varios años y en línea con las prioridades de los demócratas en Estados Unidos y, más recientemente, con las del gobierno de Gustavo Petro.

Hace pocas semanas, la Casa Blanca también había identificado otro gasto por unos 50.000 dólares para financiar una ópera trans en el país, que criticó como otro "despilfarro de Usaid".

Sin embargo, el financiamiento de la ópera, escrita por una estadounidense, no salió de los fondos de Usaid sino del Departamento de Estado.

Asimismo, los medios en Estados Unidos han venido reportando cómo Doge ha inflado el valor de muchos de los programas que dice ha identificado como "despilfarro", en algunos casos sumando miles de millones cuando en realidad eran solo millones o duplicando algunos.

De hecho, de los más de 100.000 millones que dice haber identificado y recortado, solo una tercera parte o menos sería real.

En el caso de los fondos para afros e indígenas, dado que parte de los recursos ya se gastaron y otra parte debía gastarse a futuro, no es confiable sumar 60 millones de dólares a lo que ahora se presenta como un "ahorro" para el fisco de Estados Unidos.

SERGIO GÓMEZ MASERI

Corresponsal de EL TIEMPO

Washington