En Urabá, zona álgida del conflicto, ex-Farc y exmilitares trabajaron en educación sobre riesgo de minas para reparar a sus víctimas

En Antioquia el conflicto armado ha sido tan intenso que el departamento ocupa el primer puesto en casi todas las modalidades de violencia asociada al conflicto, según la Comisión de la Verdad, que cita que datos del Registro Único de Víctimas señalan que más del 20 por ciento (2’350.162) de todos los hechos de violencia en el país entre 1958 y 2019 (11’745.843) ocurrieron en esta región.

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Parte de esas víctimas han estado en el Urabá antioqueño, que sigue siendo hoy un territorio en conflicto. Pese a esto, fue allí en donde exguerrilleros de las Farc, uno de los grupos que más atrocidades cometió en la zona; y de la Fuerza Pública, procesados por ‘falsos positivos’, trabajaron de manera conjunta en el proyecto restaurativo ‘Horizontes Seguros’, uno de los tres con los que la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) arrancó su sistema restaurativo.

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Este proyecto, que se clasifica como un Trabajo, Obra o Acción con contenido Restaurador (Toar), se centró en la Educación en Riesgo de Minas (ERM), uno de los componentes más importantes de la Acción Integral contra las Minas Antipersonales (Aicma), pues se enfoca en la sensibilización de comunidades para la prevención de accidentes con estos artefactos.

Precisamente, el proyecto y los procesos con los comparecientes fueron apoyados por la Campaña Colombiana Contra Minas, que se encargó de la capacitación de los comparecientes. También se contó con el poyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) para la financiación. 

Este proyecto exploratorio, que arrancó a finales del año pasado y que concluirá su primera fase en julio de este año, se enfocó en que los comparecientes -7 exmilitares y 11 exguerrilleros- dieran a las comunidades de Dabeiba, Mutatá, Frontino y Murindó, en Antioquia, capacitaciones para sensibilizar a hombres, mujeres y niños en identificar los riesgos frente a minas antipersonales y cómo mitigarlos.

Previo a esto, los exguerrilleros y exmilitares recibieron ellos mismos capacitaciones en ERM, contó Fernando Navarro, quien desde la Secretaría Ejecutiva de la JEP está coordinando este proyecto. 

Tras ser capacitados, con los comparecientes se han realizado 40 talleres sobre ERM, sensibilizando a 1.570 personas. “Paralelo a esos ejercicios técnicos, desatamos un proceso restaurativo, a partir del reconocimiento del daño, luego de un acercamiento entre los comparecientes, quienes hoy pueden enviar mensajes más esperanzadores a las comunidades donde tuvieron presencia”, indicó.

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Por su parte, el secretario ejecutivo de la JEP, Harvey Suárez, destacó que los trabajos desarrollados en este Toar han tenido un amplio componente de reconocimiento de los daños por parte de los comparecientes vinculados: “Escuchar a los firmantes decir que nunca fueron conscientes de la capacidad de daño que tenía una mina antipersonal, decirles a las comunidades ‘nunca fuimos conscientes del daño que les estábamos causando’, eso también es restaurativo”, comentó.

También los exmilitares han encontrado en estos trabajos una forma de reconocerse nuevamente como seres humanos, dijo Suárez, explicando que varios de ellos les han comentado que antes de trabajar en ERM “se encontraban en un momento de sus vidas donde consideraban que su dignidad como personas estaba deteriorada y no tenían posibilidad de reconocerse como personas por los delitos que cometieron, pero que pararse frente a las comunidades en el trabajo de educación en riesgo de minas les ha permitido reconocerse que como seres humanos que hoy están en un momento distinto de sus vidas”.

El impacto de que antiguos enemigos acérrimos trabajaran codo a codo para las víctimas, esas mismas a quienes en el pasado ocasionaron mucho dolor, es una señal casi invisible de las medidas restaurativas que busca instaurar la JEP, añadió Suárez.

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Un ejemplo de esas dinámicas que se dieron en el proyecto fue el acercamiento entre Fidel Ochoa, uno de los exmilitares que ha reconocido 'falsos positivos', y Jhoverman Sánchez, exguerrillero conocido en la guerra como ‘Rubén Cano’ o ‘Manteco’.

“Fidel Ochoa quería montar un criadero de peces en su finca y toda la asistencia técnica se la está dando Jhoverman Sánchez, ellos fueron enemigos acérrimos, tuvieron combates durísimos, Fidel estuvo a punto de morir en combates con Jhoverman y hoy es él quien le está dando asistencia. Eso nunca pensamos que pudiera suceder, lo que eso le transmite a la comunidad y lo que eso le podría decir al país es fuerte, es un mensaje de que la reconciliación es posible entre enemigos”, comentó Suárez.

Navarro agregó que “los enfoques restaurativos muestran que este proceso sí tiene un sentido, la dignificación es un intangible de un valor altísimo”. Con todo, expuso, se logra transmitir un mensaje de que “ya no es el miedo, el temor, o el huir en la noche sin saber cuándo entrará un actor armado; sino de que es posible pensar en proyectos sin que nos matemos”.

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Además del trabajo en ERM, en el que los comparecientes han estado yendo a la zona bajo estricto monitoreo de los tiempos y tareas que cada uno cumple, la JEP espera concretar en este Toar otro componente de la Aicma que es la Asistencia Integral a Víctimas, pues en este proyecto se involucró directamente a 32 víctimas -15 son sobrevivientes de minas, otras 15 son desplazadas por minas, y 2 víctimas más hacen parte de los macrocasos 3 y 4 de la JEP- con quienes se espera trabajar en fortalecimiento de capacidades técnicas para emprendimientos.

La idea es “los comparecientes acompañen a las víctimas en el desarrollo de estos emprendimientos”, dijo el Secretario Ejecutivo de la jurisdicción, que agregó que la JEP está trabajando en la apropiación de unos recursos que se le puedan entregar a las víctimas para desarrollar sus emprendimientos.

MARÍA ISABEL ORTIZ FONNEGRA

Redacción Justicia

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