'Esta decisión, sin duda, genera preocupación’, reconoció excomandante de las FF.MM., por supresión de los Comandos Conjuntos y Fuerzas de Tarea Conjuntas

En entrevista con EL TIEMPO, el general de la reserva activa Alberto José Mejía Ferrero, quien fue comandante de las Fuerzas Militares -entre 2017 y 2018- se refirió a la decisión de "suprimir" los Comandos Conjuntos y las Fuerzas de Tarea Conjuntas, tema que reconoció le genera "preocupación", pero a la vez pidió "rodear a las Fuerzas Militares".

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Esta Resolución ministerial, la n°. 4760 del 01 de noviembre de 2024 y la disposición n°. 040 del 03 de noviembre de 2024, establecen dos temas puntuales: uno la modificación de los comandos conjuntos y el otro, “suprimir” algunas Fuerzas de Tarea y Comandos Específicos. Debo decir que concuerdo con el alto mando, pero la palabra que considero correcta es “transformar” y no modificar, los cinco Comandos Conjuntos distribuidos en todo el territorio nacional. En ese sentido, se requieren unas capacidades y unos recursos con los cuales no contamos hoy, y que el Gobierno Nacional debería ponderar. Si bien es cierto que su prioridad está principalmente orientada a las fronteras y a la lejana probabilidad de un conflicto externo, también lo es que Colombia requiere de una capacidad de disuasión creíble, no solo para atender amenazas internas, sino potenciales amenazas externas. Así las cosas, y muy en consonancia con la organización y misión de los comandos conjuntos en los Estados Unidos, estos se deben dedicar a la planificación y aplicación de nuestra doctrina de arte y diseño operacional, a preparar esta hipótesis de guerra y a diseñar los planes operacionales requeridos.

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Suprimir las Fuerzas de Tarea Conjuntas y algunos comandos específicos exige un mayor cuidado y una comprensión estratégica muy clara de la naturaleza de los fenómenos a enfrentar hoy. Por doctrina, estas fuerzas de tarea y comandos específicos son de carácter “temporal”, es decir, se crean hasta que la misión asignada se haya cumplido o hasta que el mando así lo considere. Esto, por supuesto, debe estar soportado por juiciosos estudios de Estado Mayor.

Esta decisión sin duda genera preocupación, pues el país observa un deterioro sostenido de la seguridad en los territorios y un crecimiento de las amenazas. Además, debemos adicionar a esta ecuación de lo que se vive en la ruralidad de Colombia, el cambio y adaptación constante de dichas amenazas, el crecimiento y evolución de las economías criminales y la altísima influencia del crimen organizado transnacional, esto sumado al estado actual de las capacidades y los presupuestos de las Fuerzas Militares para enfrentar esta amenaza ‘vica’, que se traduce en volátil, incierta, compleja y ambigua.

En este punto, no estoy de acuerdo con perder la potencialidad de Fuerzas de Tarea Conjuntas como la Omega o la Hércules, por poner un ejemplo, ya que ellas, con sus líderes y la sangre de los más valerosos soldados, le permitieron a Colombia recuperar territorios en otrora perdidos para nuestro país. Estas unidades son una historia viviente, de cómo ganar en el campo de batalla y lo que se requiere es fortalecerlas y enfocarlas en los objetivos más prioritarios. Debemos creer que nuestras Fuerzas Militares están haciendo análisis exhaustivos de la situación, en los cuales la aplicación de principios de la guerra como la unidad de mando, el objetivo y la economía de fuerzas, entre otros, bajo la máxima de “no enfrentar la amenaza actual con la organización, doctrinas y capacidades (tecnologías) de la guerra o el conflicto anterior” son parte de su forma de pensar. Así las cosas, el reto más complejo es decidir qué hacer con las capacidades y recursos limitados de hoy, los cuales, sin duda, no están al nivel del reto a enfrentar.

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La ‘conjuntez’ representa la actuación articulada del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea en el teatro de operaciones a través de las operaciones conjuntas. La ‘conjuntez’ requiere y exige todo un proceso de desarrollo de la capacidad, que va desde la generación de la doctrina conjunta, su propia organización o estructura, su equipo, liderazgo y su entrenamiento, entre otros factores. La historia de las guerras demuestra cómo sin esta articulación hay ineficiencia para alcanzar los objetivos del Estado y cómo la aplicación de la acción conjunta cambia dramáticamente el escenario y los resultados.

Un ejemplo claro de lo que significa la ‘conjuntez’, fue la persecución de los objetivos de alto valor haciéndolo de manera individual por fuerza y después, con la articulación de todas las capacidades de inteligencia sobre un solo objetivo (inteligencia conjunta). El resultado fue contundente y por primera vez se pudo acceder a golpear los blancos más importantes del terrorismo y el narcotráfico, pues cada fuerza contribuía con varias piezas del rompecabezas. Es por ello esencial que el mando militar, a pesar de los cambios organizacionales que la situación les exige, no altere el proceso de ‘conjuntez’ edificado desde principios de este siglo y que fue el que inicialmente nos permitió hacer retroceder a las Farc de la etapa estratégica de guerra de movimientos a su etapa inicial de guerra de guerrillas.

Con seguridad, el mando militar y sus estados mayores han estado estudiando los planes y capacidades de las amenazas que azotan hoy a nuestro país versus los planes y capacidades actuales de las Fuerzas Militares. El resultado de este análisis tiene que ser, por supuesto, el de cómo potenciar nuestras fortalezas, buscar eficiencias en nuestra estructura organizacional y cómo utilizar el presupuesto actual para recomponer o reconstituir las fuerzas para emplearlas en las áreas geográficas más importantes y decisivas para la seguridad territorial. Sin duda, la reducción de los presupuestos y, por ende, de las capacidades, incluyendo el talento humano, se convierten en una grave dificultad para el logro de los objetivos establecidos por la ley. Así las cosas, el conductor militar (comandante de las FF.MM.) y sus equipos de fuerzas tienen que generar opciones creativas, innovadoras y realizables para romper la estrategia de cada grupo criminal en las diferentes regiones de manera diferencial.

Estos cambios, por supuesto, que influyen en las operaciones. Es por ello que se requiere de la máxima articulación para poder focalizar las capacidades en los puntos decisivos y así poder desarticular, a través de cada misión y de campañas militares conjuntas, las amenazas que hoy se asientan en los territorios.

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Las Fuerzas Militares han venido desarrollando la capacidad de comunicaciones estratégicas con importantes herramientas hacia el interior de la institución. Esta aproximación es hoy esencial, pues nuestros hombres y mujeres están expuestos a las redes sociales y a las tecnologías de información. Sin embargo, hay un elemento trascendental para hacer la diferencia sobre estas amenazas, elemento que se considera insustituible, y es el entrenamiento. Muy a pesar de las afugias, las Fuerzas Militares se tienen que caracterizar por tener un entrenamiento y estándares muy superiores a los de las amenazas. Debemos hacer todas las destrezas de combate y de respeto a los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario mejor que cualquier grupo criminal. Agregaría finalmente, el esfuerzo por potenciar a toda costa el liderazgo de nuestros comandantes como premisa fundamental para combatir en tiempos de tanta dificultad e incertidumbre. Hoy más que nunca, debemos rodear a las Fuerzas Militares de Colombia, pues son de todos, quererlas, motivarlas y respaldarlas es el elemento más importante de la moral combativa.

Redacción Justicia.

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