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Luces y sombras de Maradona: así fue como el arte inmortalizó al D10s

Libros, cómics, canciones, pinturas y más. La cultura volvió eterno al ídolo argentino. 

Libros, cómics, arte...la cultura también re rindió a Maradona

Libros, cómics, arte...la cultura también re rindió a Maradona Foto: AFP

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Que Maradona no era solo un futbolista es algo que ya no sorprende a nadie. Para millones era –es– un verdadero dios, aunque habitado por las mayores debilidades humanas. Pocos como él han reunido de mejor manera la imagen del ángel caído, del ídolo con pies de barro. Esa suerte de mito melodramático que personificaba tan bien –como alguna vez lo describió Juan Villoro– ha sido el mejor alimento para la creación artística. No es arriesgado afirmar que Maradona es la figura del fútbol que más ha capturado la atención del mundo cultural: protagonista de libros, personaje de películas, modelo de pinturas, imagen de grafitis, motivo de canciones. Bueno, incluso crearon una religión en su nombre, rodeada por miles de creyentes.
“Diego Armando Maradona fue adorado no solo por sus prodigiosos malabarismos, sino también porque era un dios sucio, pecador, el más humano de los dioses”, escribió el uruguayo Eduardo Galeano, una de las grandes plumas que se rindió ante la figura del futbolista y le dedicó no solo estas palabras sino varias páginas en libros como El fútbol a sol y sombra o Bocas del tiempo. Y no fue el único. Autores como Mario Benedetti, Manuel Vásquez Montalbán, Osvaldo Soriano, Eduardo Sacheri, Roberto Fontanarrosa, Juan Villoro, Martín Caparrós y hasta el mismísimo nobel Mario Vargas Llosa han buscado entender al ídolo de la cancha y al hombre fuera de ella, al héroe y al villano, en novelas, cuentos, poemas o relatos periodísticos.
Sin contar las numerosas biografías –que se pueden contar por docenas– y los libros de ensayo en los que expertos en diferentes disciplinas, de sociólogos a antropólogos, analizan lo que ha representado su figura no solo en el campo del fútbol, sino en todos los demás ámbitos. Maradona universal.
Película Maradona by Kusturica.

Película Maradona by Kusturica. Foto:Carátula.

“Qué me importa lo que Diego hizo con su vida, me importa lo que hizo con la mía”, escribió Fontanarrosa en una de sus páginas dedicadas al futbolista. En el 2004, anticipándose a lo que todos sus aficionados temían cada vez que se conocía un nuevo exceso de Maradona, o un nuevo ingreso hospitalario, el mexicano Juan Villoro escribió Obituario a Maradona, imaginando lo que sería su despedida. Dijo: “Diego fue de una humildad ejemplar en la isla de césped; fuera de ella, estalló como una dramática supernova. [...] En el fútbol, solo una vez un hombre fue todos los hombres”.
La historia de este hombre –que con un balón era todos los hombres– encajaba sin duda en el mejor de los argumentos de la ópera más dramática. Su vida, desde la más humilde villa miseria argentina hasta el cielo que llegó a tocar, llamó también el interés de grandes directores de cine. El serbio Emir Kusturica persiguió el recorrido del futbolista para llevarlo a una película documental que estrenó en 2008: Maradona by Kusturica, la tituló. “No recuerdo que nadie más en el mundo, o cualquier actor, haya producido semejante explosión como su premiere en Cannes”, recordaba el director serbio en una entrevista tras la muerte del futbolista. Y planteaba la razón por la cual no se interesó en realizar una película sobre Beckham o Ronaldo: “Todos esos jugadores no llevan el carisma ni la autodestrucción, ni tan buen material para un filme”.
Qué me importa lo que Diego hizo con su vida, me importa lo que hizo con la mía
Lo dicho: Maradona era contradicción. Era el gol anotado con sus geniales gambetas y el marcado “con la mano de Dios”. Verdad y mentira. Luces y sombras. El mejor ingrediente para el arte. Tanto que, por supuesto, no ha sido solo Kusturica quien ha llevado su vida a la pantalla. Lo hizo también el realizador británico Asif Kapadia (Diego Maradona, 2019); el director argentino Carlos Sorín (El camino de San Diego, 2006), o Maradona, la mano de Dios, largometraje del italiano Marco Risi. Sin contar, por supuesto, con que se ha convertido en objeto de deseo de poderosas plataformas como Netflix o Amazon, con sus producciones Maradona en Sinaloa y Maradona, sueño bendito. Incluso el Diez se representó a sí mismo en una película surrealista que reunía a dos ídolos de marca mayor: El día que Maradona conoció a Gardel, dirigida por el argentino Rodolfo Pagliere y estrenada en 1996. “Maestro, cómo nos confunde la soledad del éxito”, le decía Diego a Gardel en su particular encuentro. Y claro, ambos sabían bien a qué se referían cuando hablaban de éxito. Y de soledad.
Mural de Diego Maradona.

Mural de Diego Maradona. Foto:EFE

“Maradona no es una persona cualquiera. / Es un hombre pegado a una pelota de cuero. / Es un ángel y se le ven las alas heridas. / Es la biblia junto al callejón”.
Estos son algunos de los versos que componen la canción que el cantante Andrés Calamaro le dedicó al futbolista. Por ahí ronda un video en el que el propio Maradona canta al lado de Calamaro y de Fito Páez, otro músico que le ofreció los versos de su tema Y dale alegría a mi corazón. En fin, es que al ‘Pelusa’ –uno de sus tantos apodos– le dedicaron muchas canciones. Manu Chao, Los Piojos, Ratones Paranoicos y hasta el gran Joaquín Sabina han sido algunos de los compositores que lo han invocado en canciones. La presencia musical de su nombre es increíble: con motivo de su muerte, el diario Olé logró recopilar ¡medio centenar! de temas dedicados a Maradona. Se dice pronto, pero a ver qué otro personaje alcanza con facilidad ese número. El músico francoespañol Manu Chao, uno de sus fans confesos, le escribió la canción La vida tómbola:
"Si yo fuera Maradona, viviría como él. / Mil cohetes, mil amigos, lo que venga a mil por cien./ Si yo fuera Maradona y un partido que ganar. / Si yo fuera Maradona, perdido en cualquier lugar...”.
Puede decirse que no hay manifestación artística que no haya sido tocada por el argentino. La semana pasada, el escultor italiano Domenico Sepe, que es autor de varias obras públicas que pueden verse no solo en su país sino en España o Argentina, finalizó la escultura que le dedicó a Maradona y que ahora adorna el estadio del club de Nápoles, donde el futbolista vivió una de sus mejores y más controvertidas épocas. La inauguración de la obra –que está bañada en bronce y representa al jugador en tamaño real– estuvo rodeada de fervientes aficionados. Sepe, de hecho, es uno de ellos. Esto dijo el artista cuando le preguntaron lo que significaba haber hecho una escultura del Diez: “Imagínate la emoción. Solo los napolitanos me pueden entender”.
El astro argentino ha estado también presente en el teatro como protagonista, con obras como Tres veces diez, que se presentó en el 2016 en Nápoles, con Alessandro Siani como director y el propio Diez en el elenco. Cinco años antes, Dalma, su hija mayor, había llevado su historia a las tablas de Buenos Aires con la obra La hija de Dios, en la que narraba en primera persona la experiencia de ser hija del ídolo. En el arte plástico su figura ha sido tema central en las obras de pintores como Maximiliano Bagnasco o Alejandro Marmo. Y hay otro espacio cultural en el que su imagen ha encajado como anillo al dedo: el arte callejero. Prácticamente no hay ciudad que no tenga en alguno de sus rincones un grafiti dedicado a Maradona. Desde murales elaborados con gran técnica –como el que creó el artista callejero italiano Jorit Agoch–, hasta trazos rápidos y pasajeros que representan su rostro, que ya es universal. Lo importante es tener presente al ídolo. Ese ídolo cercano e imperfecto.
“A veces pienso que toda mi vida está filmada, que toda mi vida está en las revistas. Y no es así, ¿eh? No es así. Hay cosas que están solo acá adentro, en mi corazón, y que nadie sabe”, dijo el futbolista en el libro que hizo con el periodista Daniel Arcucci y que se considera su autobiografía. Publicado en el año 2000 y traducido a más de treinta idiomas, el libro nació con el título Yo soy el Diego, pero Arcucci cuenta que el propio Maradona pidió que le anexaran la frase: de la gente. De manera que quedó Yo soy el Diego de la gente. “Cuando él vio la primera edición impresa sin esa frase se enojó muchísimo –contó el periodista poco después de la muerte de Maradona–. Fue necesario reimprimir”. Genio y figura: era él quien decía la última palabra.
Diego Maradona.

Diego Maradona. Foto:EFE

“Vida tuya tendrás y muerte tuya
Ha pasado otro año, y otro año
Les has ganado a tus sombras, aleluya”.
Estos son los versos que cierran el poema Hoy tu tiempo es real, que Mario Benedetti le dedicó al Diez. Astro en la cancha, héroe literario, estrella pop. Diego Armando Maradona llevaba en su brazo derecho un tatuaje del Che Guevara. Vaya a saberse si algún día su mito llegue a ser –o sea ya– más grande que el del famoso revolucionario.
MARÍA PAULINA ORTÍZ*
Directora de Lecturas EL TIEMPO
En Twitter: @mpaulinaortiz

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