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Cristina Fuentes La Roche, la mujer tras los hilos del Hay Festival

El Hay Festival cumplió 19 años en Colombia de la mano de una madrileña que supo reinventarse.

El Hay Festival cumplió 19 años en Colombia de la mano de una madrileña que ha sabido reinventarse.

El Hay Festival cumplió 19 años en Colombia de la mano de una madrileña que ha sabido reinventarse. Foto: Yomaira Grandett / EL TIEMPO

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Cristina Fuentes La Roche es una mujer de acción. Dulce en su apariencia, siempre con su abundante cabellera crespa, brillante y alborotada como su imaginación, en alerta en todo momento a la innovación y dispuesta a asir las últimas novedades no solo en el campo de la literatura sino en el de los desarrollos científicos, sociales y políticos.
Su nombre está cosido con una fibra durable con los Hay Festival de México, Perú y España. Sin embargo, su relación con los de Colombia parecería ser para toda la vida, más una ñapa: su camiseta preferida es la del país, porque desde esos primeros años, por allá a comienzos del siglo XXI, 2006 para ser más exactos, decidió llevarla para no quitársela nunca.
Cristina es una embajadora de la cultura colombiana en el extranjero como pocas. Adora el país y Colombia tiene mucha suerte de que nos hubiera elegido para empezar la internacionalización del Hay”, relata entusiasta Constanza Escobar, una de las integrantes, hace un quinquenio, del pequeño grupo internacional del capítulo colombiano.
Contrario a lo que se podría pensar, la planta operativa del Hay es mínima en sus distintas áreas y en cada país trabajan con equipos locales reducidos.

Sensibilidad a flor de piel

La historia urbana cuenta que, en los comienzos del Hay, surgido en un pequeño pueblo de Gales, repleto de librerías –el Hay-on-Wye–, Cristina junto al fundador Peter Florence, actor de teatro, enamorado de la literatura y de las conversaciones a su alrededor, invitaron en más de una ocasión a Gabriel García Márquez, quien no aceptó ni daba muchas esperanzas para que lo hiciera.
El escritor mexicano Carlos Fuentes, íntimo del colombiano, les aconsejó que lo mejor era acercar el Hay al escritor costeño. Al pasar los años el tándem Florence-Fuentes decidió que si el Nobel no iba a Gales ellos irían a una de sus patrias chicas y crearían ahí una de sus sedes. Así surgió la de Cartagena de Indias, que Cristina apadrinó con gran cariño y ha consentido como si se tratara del de su propia patria.
Vendría en simultánea el Hay de Segovia (España) y luego los de México y Perú. “Mi llegada a Cartagena, en el 2004, fue un trabajo apasionante, intenso, duro y enriquecedor, sentábamos los cimientos para montar la primera edición del Hay. Hemos aprendido tanto de Colombia en estos años y hemos visto cómo el festival ha crecido en tamaño, en su llegada a comunidades muy alejadas de este tipo de eventos, en temáticas diversas. Hoy en día, aparte de celebrar lo mejor de la literatura, hablamos de la democracia y sus descontentos; de las nuevas formas de entender la naturaleza, de las ideas no hegemónicas, impulsamos conversaciones sur a sur; destacamos las cosmovisiones indígenas y de la mayoría global además de ciencia, filosofía, periodismo, cine y música”, relata Cristina a pocos días de haberle puesto el punto final a la edición 19 del Hay.
“Cartagena es una ciudad fascinante, por un lado terriblemente desigual, pero por otro, bella y única; y desde y con todas estas contradicciones me parece un lugar muy especial para repensar el mundo”, agrega con su voz agotada en jornadas intensas en las que debe hablar no solo por ser la directora internacional del evento sino por su participación en varias de las conversaciones en las que, como una invitada más, debate temas culturales y literarios con pasión.
Además, por ser la animadora de charlas en los eventos sociales que se multiplican para acercar personas diversas, nacionales y extranjeras. Ahora bien, Cristina se queda corta con su relato de los inicios de una idea que parecía que si cuajaba no saldría del Corralito de Piedra. Ella se ha encargado de extenderla a esos lugares que empezó a conocer y con los que alucinaba. Montó versiones del Hay en La Guajira, en Montería, y en los últimos seis años en Medellín y en Jericó, a donde el Hay Festival llegó para quedarse.
“El Festival en Jericó es una joya por su contexto, su público local y nacional y por ser un lugar privilegiado para conversar, repensar nuestra relación con la naturaleza”, afirma Cristina con entusiasmo.
No se contentó con ese trasteo departamental, sino que exploró distintos rincones de la ciudad amurallada, para crear proyectos educativos como el Hay Joven, el Comunitario y el Festivalito para llegar a los sectores más pobres de una de las ciudades más desiguales del país y así integrar a esa población marginada de un evento considerado por algunos como elitista y pretencioso. Para Cristina ha sido una experiencia transformadora no solo a nivel personal sino de conjunto.
“Trabajar junto con un equipo increíble, colombiano e internacional y en estos últimos años con becarios afrocartageneros que nos enseñan mucho y aportan miradas frescas al festival, ha sido muy enriquecedor, tanto como acompañar el crecimiento de niños y niñas con los que trabajamos de forma continuada todo el año en esas localidades vulnerables de Cartagena”, dice Cristina con su mirada iluminada por la alegría de llevar ideas y temas a quienes necesitan despertar su curiosidad para crecer, ojalá, como ciudadanos y ciudadanas de bien.
Mi llegada a Cartagena,
en el 2004, fue un trabajo intenso, duro (...) y enriquecedor, sentábamos los cimientos para montar la primera edición del Hay

Gestión cultural

Cristina es la gestora cultural que cualquiera de nosotras quisiera ser. Ha sido artífice en expandir la literatura latinoamericana por el mundo. Posee una enorme capacidad para formar equipos y mantenerlos; para construir redes y combinarlas”, afirma Margarita Valencia, exdirectora de la Biblioteca Nacional de Colombia, editora, traductora, docente, escritora, critica literaria y una de las voces femeninas más potentes de la cultura nacional.
Madrileña de nacimiento, pero ciudadana del mundo, Cristina Fuente La Roche reside en Londres. Su mirada atenta y permanente a las transformaciones sociales y culturales la ha llevado a introducir nuevas temáticas, que no se podían dejar por fuera, según el país. Y esa es otras de las cualidades que se le aplaude.
En Gales, por ejemplo, el debate del brexit fue el plato fuerte en dos ediciones del Hay; en México, la violencia y el narcotráfico se volvieron temas obligados, así como los debates sobre los derechos humanos, las desapariciones forzadas, la inmigración y el feminicidio; y en Colombia, por supuesto, las negociaciones de paz, con sus protagonistas más visibles, para destacar algunas de los temas novedosos expuestos en el histórico del certamen anual.
En los últimos años, en todos los países los temas medioambientales, la economía, la inteligencia artificial, las guerras y las nuevas teorías para llevar una vida sana mental y corporalmente han tenido lugar en esa agenda apretada y seductora. Tanto que, en muchas oportunidades, se hace muy difícil tener que escoger que oír. El Hay tuvo que adaptarse a las circunstancias del confinamiento por el covid-19 y realizó un año el evento en formato mixto.
Algunas charlas fueron virtuales. Esta alternativa se hizo popular y hoy en día todas las charlas se transmiten por canales diversos de manera simultánea o en diferido. Cristina es a de empresas con maestrías en Gestión Cultural y en Investigación Literaria y Teatral en el contexto europeo. Fue condecorada con la Orden del Imperio Británico en 2019 por servicios de promoción de la cultura y los valores británicos en el mundo de habla hispana. Al año siguiente, recibió, a nombre del Hay, el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades.

Más creaciones

Otro de los proyectos que ha concebido y llevado a buen puerto ha sido el estímulo de la literatura de los jóvenes. Creó el Bogotá 39 para destacar a 39 escritores menores de 40 años, que se ha realizado en dos oportunidades, en el 2007 y el 2017, y que seguro en tres años tendrá nueva edición. Este proyecto lo ha desperdigado por el mundo: Beirut 39 (2010), África 39 (2014) y Aarhus (Dinamarca) en el 2018.
Se consolida una generación estupenda de escritores jóvenes en Colombia que eran adolescentes cuando comenzó el festival y ahora son invitados de lujo como Teresita Goyeneche, Vanessa Rosales o Daniella Sánchez Russo, y muchos más”, nos dice Cristina con entusiasmo no contenido por haber contribuido a ese despegue literario.
Y ahí sigue imperturbable esta mujer que descansa poco, que produce ideas sin parar y sin que su melena desordenada le despierte la más mínima preocupación, porque sus intereses son de tal magnitud que el despeine es lo de menos. Y qué mejor que terminar este recuento muy resumido de la labor de Cristina Fuentes La Roche, con las palabras de Daniel Samper Pizano, quien fue uno de los primeros escritores y periodistas en conocerla, invitado imprescindible desde el primer Hay por ser conversador versado y ameno sin discusión.
“En dos décadas, siempre risueña y ejecutiva, ella ha sembrado un frondoso árbol cultural que extiende sus ramas por varios países y por municipios de Colombia. Cristina lo ha logrado gracias a sus múltiples talentos: entre ellos, inteligencia, os, simpatía, memoria extraordinaria, capacidad de formar equipos de trabajo y sentido común. Estoy seguro de que, además, un día le entenderemos ese español madrileño atropellado que es emblema de su entusiasmo”, señala.
MYRIAM BAUTISTA - PARA EL TIEMPO

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