El martes pasado, en su primera charla en esta nueva visita a Colombia (ha venido tres veces), en la Cámara de Comercio de Bogotá habló del proceso de su propia vida, de las herramientas que ha utilizado (las llama la sabiduría personal) y de cómo salir de esas dificultades y cómo usar de ellas para llegar a “otro nivel”.
Yehuda Berg, llamado el cabalista de las estrellas por su o, diez años atrás, con figuras de Hollywood, es autor de una treintena de libros. El más reciente en español se llama, provocadoramente, Satán una autobiografía.
Lo introdujo ante el público su esposa, Michal, quien advirtió que usualmente lo presenta una persona famosa. “Esta vez lo hago porque fue un proceso que viví yo”.
Yehuda contó que vivió desde su niñez una vida que no era lo que él quería. Siempre fue presionado a ser alguien que él no era. Estudió a regañadientes con su padre, un prestigioso cabalista, desde los 13 años. Luego fue a un seminario y realizó sus estudios espirituales.
En el 2013 llegó a las adicciones, cuando ya era famoso. El hecho llegó a la luz pública y tocó fondo. Antidepresivos, pastillas para el dolor, alcohol. Era el 2013. “Me miraba al espejo y no sabía quién estaba ahí. Me preguntaba quién eres y por qué estás haciendo lo que estás haciendo”.
Empezó el proceso: perdonarse a sí mismo, reconocer los errores que había cometido y nunca creer que su esencia se perdió por más daño que haya hecho. Su esencia era la misma.
Tiene cinco hijos. No los obliga a escoger los caminos que él ha tomado.
Este jueves hablará en Cali. Luego, Medellín, Panamá, Perú, Ecuador, México. La gente quiere oírlo.
¿Cómo fue su proceso, qué es lo que cuenta en sus conferencias?
Mi papá fue uno de los grandes cabalistas, y yo empecé a estudiar cábala con él. Fue un proceso: no fue por elección, sino básicamente me tocó estudiarla. Y, luego, a través del proceso, más que como una oportunidad, fui sintiéndolo como carga porque no fue algo que yo hubiera escogido. En el proceso, esta carga me llevó a varios temas, como las adicciones. Y durante ese proceso apliqué mi conocimiento y crecimiento personal para salir de mis adicciones.
¿Qué antigüedad puede tener la cábala?
El primer libro que se escribió de cábala, que se conoce, fue hace cuatro mil años. Pero ha evolucionado a medida que el mundo ha evolucionado.
¿Por qué hay tantas personas que hablan de ella y con interpretaciones y énfasis distintos?
La cábala tiene grandes y difirentes líneas, pero para lo que estoy aquí es para hablar de la sabiduría personal y cómo esta sabiduría personal nos da herramientas para superar los retos.
La palabra cábala en español tiene una connotación esotérica, y hasta hace muy poco se entendía como un tipo de conocimiento exclusivo, secretista.
Evidentemente, la cábala tiene una parte mística que habla incluso de la influencia de los planetas, pero la parte que he aprendido es la que habla de cómo superar los retos personales y que no está ligada exclusivamente al misticismo.
Todos tenemos nuestra forma en que Satán interviene, y en mi caso era que no me cuidaba, no me alimentaba bien
¿Por qué no todos los judíos la practican?
Muchos judíos en la antigüedad la estudiaron dentro del judaísmo, como un aspecto religioso. Pero hay muchas formas de o con la cábalah, no solamente estudiada dentro de la religión, sino también muchos aspectos. Puede ser esa visión religiosa, como se hacía dentro del judaísmo, pero también hay otros aspectos como puede ser el crecimiento personal.
¿A qué se refiere cuando utiliza la expresión ‘crecimiento personal’? ¿A ser mejor, a ganar más dinero, a ser feliz, a ser una persona exitosa?
Todo el mundo puede venir aquí a hablar de felicidad, de dinero, pero no hay una fórmula para llegar a ser feliz o a tener dinero. Lo que yo ofrezco son lecciones sobre temas que yo mismo he vivido, que seguramente les van a servir a las personas para que paso a paso puedan llegar a lo que quieren llegar.
Cuando se estudia cábala, ¿qué es exactamente lo que se estudia?
No es un curso teórico ni teosófico, ni es un curso de niveles que se tome nivel 1, nivel 2, nivel 3. Pero sí hay dos ingredientes fundamentales para esto: ser consciente de uno mismo, del lugar donde está en este momento, y ser honesto con uno mismo también. Cuando uno aplica los dos se puede empezar a avanzar sobre la marcha y a usar esas herramientas.
¿Es difícil estudiar cábala?
Es difícil y fácil al mismo tiempo. Como ir al dentista, sabemos que hay que ir, que puede ser doloroso, pero sabemos que si no vamos, los dientes se van a poner feos. Es fácil porque tiene unos conceptos muy fáciles, pero en el momento de ir a hacer el cambio tenemos dentro de nosotros unas fuerzas que pelean constantemente: unas por el lado negativo y otras por el lado positivo. Pero aplicar y llegar a hacer práctico lo que aprendemos puede ser muy difícil.
¿Cómo un lector de EL TIEMPO puede estudiar cábala?
Hay muchos modos. Puede estudiar un libro o ir a un centro a tomar una clase, o por internet a través de una plataforma que se llama Ukabbalah, pero no es un club o un lugar donde uno pague una afiliación. Hay unos cursos y se toman o no. No hay un orden ni un proceso. No se requiere nada, ni ser de una religión o de la otra. Simplemente, el deseo de querer aprender.
¿Qué hace en su vida cotidiana cuando no está viajando y dando conferencias por el mundo?
Soy coach y tengo grupos a los que les doy coaching. Cuando no estoy viajando alrededor del mundo espero a mis hijos cuando salen del colegio.
¿Cuál es la historia detrás de su libro ‘Los 72 nombres de Dios’?
De todos los libros que he escrito, Satán y Los 72 nombres de Dios fueron un trabajo que me tomó tiempo. El primero, dos años y medio y el segundo, tres. Tenía que asegurarme de tener todas las fuentes y de que fueran fidedignas. Viví un proceso interior muy interesante, sobre todo con Satán. Escribirlo era lidiar también con mi propio ego, con mi propia maldad.
Me gusta mucho como está escrito, me parece que ‘Satán’ escribe muy bien. ¿Por qué escogió ese punto de vista? ¿No fue una apuesta comercial demasiado riesgosa?
El libro de Satán casi que se escribió solo porque durante el proceso de escribirlo sentía que mi propio Satán estaba interviniendo. Todos tenemos nuestra forma en que Satán interviene, y en mi caso era que no me cuidaba, no me alimentaba bien. El significado del título Satán, en arameo, es “deseo de recibir para sí mismo”. No es un nombre comercial. La gente en Latinoamérica lo asocia con el diablo, pero no es eso: es el ego que habla en primera persona. Es como el ego nos toma y nos controla en ciertas partes de nosotros mismos.
Los 72 nombres de Dios viene de un lugar, a nivel religioso y espiritual, mucho más alto, porque investiga ciertas raíces profundas de los significados de los nombres de Dios. Y al igual que Satán fue canalizado, pero de otra manera.
¿En el judaísmo, Dios y el diablo tienen ese carácter como de personas que tenemos en el cristianismo?
Desde el momento de la creación hay estos códigos, Adán y Eva; el lado positivo era Dios y el lado negativo, la serpiente. Eran entidades externas en un principio. A través del tiempo se volvieron internas. Por eso tenemos el lado bueno y el lado malo, la serpiente, Satán o el ego. Pero, el hombre primero como que las veía externamente, pero en realidad esas dos entidades forman parte de uno mismo.
¿Para la cábala, cuál es el sentido de la vida?
No hay duda de que todos vinimos a cumplir un propósito y que esa fuerza interior, esa luz que nos empuja no siempre nos dice directamente cuál es ese propósito. Pero, siempre nos mantiene en una órbita alrededor de ese propósito, tratando de cumplirlo, y depende de nosotros recibir el empuje para eso.
¿La luz es la contraparte del ego?
En la cábala es muy difícil hablar de Dios o de los atributos de Dios, entonces se habla de la luz que emana la fuerza del creador y de los atributos de esa luz, como en el otro lado hay oscuridad. Donde hay luz hay oscuridad y viceversa.
¿En la cábala hay algún ritualismo, unas oraciones o algún precepto religioso que cumplir?
Las personas usan esto de formas diferentes. Se puede tomar la cábala como un complemento para entender más el marco religioso donde está la gente, cualquiera que sea. O hay gente que tiene ciertas carencias dentro de ese marco religioso, que las llena con otras prácticas y ritos. Tratar de explicar eso es como tratar de explicar cómo se siente uno en un lugar. Pero, el propósito de la cábala es procurar que se entienda, en el lugar que sea donde uno esté, ese marco, esa sabiduría y esas herramientas.
¿Qué significa Jesús para los cabalistas?
Primero que todo, creo que se puede aprender de cualquier camino. Jesús fue un gran cabalista. Las lecciones que dejó se pueden aprender sin importar si uno es cristiano o judío o del islam. La figura de Jesús deja lecciones universales. El Corán lo menciona como treinta veces, y es una tristeza que la gente lo encasille dentro de una religión. Personalmente he aprendido mucho de las lecciones de Jesús.
Sobre la violencia en Colombia y el extremismo islámico
Cuando se vive una guerra como esta de la que estamos saliendo en Colombia, se llega a pensar que el mal se encarna en esas personas que hacen tanto daño... Por ejemplo, Hitler.
Evidentemente hay gente que es ciento por ciento mal. Otros tienen un lado positivo pequeño. Y lo contrario: hay gente que tiene mucha luz, un lado positivo muy alto. La mayoría de nosotros estamos como en la mitad. Pasamos de un lado a otro, pero sí hay personajes que están totalmente inclinados del lado negativo.
¿Cuál es su análisis acerca del extremismo islámico?
El extremismo no es un tema nuevo. Durante siglos se ha derramado más sangre en nombre de la religión que de otra causa. Lo malo no es la religión, es la gente que utiliza la religión para manipular sobre otros. Desafortunadamente es muy fácil usarla como herramienta de manipulación. Lo que hay que hacer es generar entendimiento sobre eso y combatirlo.
Yehuda, en Cali y Medellín
Próximas presentaciones de Yehuda Berg:
Cali: 17 de agosto. Teatro Calima, 8 p. m. Boletas en Colboletos. Tel. 661 1111.
Medellín: 22 de agosto. Universidad de Medellín. 7:00 p. m. Boletas en Ticket Express. Tel. 444 4446.
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FRANCISCO CELIS ALBÁN
Editor EL TIEMPO