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El síndrome del espejo retrovisor: el fenómeno que es tendencia y condiciona la calidad de vida
Este trastorno influye en su capacidad de vivir en el presente y planificar el futuro.
Aquellos afectados por este síndrome notarán que son invadidos por pensamientos intrusivos y perturbadores. Foto: iStock.
El síndrome del retrovisor (SDR) es una forma de percibir la vida. Aunque no es un diagnóstico clínico, este concepto suele ser utilizado por los especialistas en salud para describir a quienes se concentran en su pasado y tienen problemas para vivir el presente y planificar el futuro.
Marcos Apud, psicólogo y coach de bienestar, indica que el nombre de esta condición es una metáfora: "se refiere a la tendencia de quedarse atrapado y obsesionado con el pasado, incapaz de dejar de mirar hacia atrás. Es similar a cuando alguien está conduciendo un auto y se concentra únicamente en el espejo retrovisor, sin prestar atención al camino por delante".
Por lo común, afirma el psicólogo, quienes sufren de este síndrome tienen problemas para superar experiencias traumáticas o situaciones no tan agradables de su pasado.
Sol Buscio, licenciada en Psicología, menciona que "si algo nos provoca un trauma y no logramos iniciar un proceso para atender, escuchar y trabajar eso que estamos viviendo, ese pasado seguirá vigente, impidiéndonos soltarlo y avanzar hacia lo nuevo".
Este contexto "puede generar angustia, cuadros de depresión, nostalgia y melancolía e impide disfrutar el presente y plantear proyectos a futuro", destaca Apud.
Aquellos afectados por el síndrome del retrovisor "notarán que son invadidos por pensamientos intrusivos y perturbadores, y tendrán dificultades para detenerlos", comenta el especialista, aclarando que, aunque la mayoría de las personas recuerdan eventos del pasado, "una cosa es quedarse atrapado en ellos de manera que afecten la calidad de vida, y otra muy distinta es no darles demasiada importancia".
El experto opina que las personas afectadas por esta condición tienden a idealizar momentos pasados. Foto:iStock
Apud añade que quienes padecen el Síndrome del Retrovisor también podrían llegar a pensar que el pasado "fue mejor que su presente y que no hay nada bueno esperando en el futuro, lo que da lugar a emociones como la tristeza, la ira y el resentimiento".
Además, el experto opina que las personas afectadas por esta condición tienden a idealizar momentos pasados y compararlos con su vida actual, lo que inhibe la vivencia de nuevas experiencias y limita las etapas de cambio e innovación.
Desprenderse de lo que ya ocurrió y concentrarse en vivir plenamente el momento presente no es sencillo para muchos. Según Apud, la dificultad para dejar atrás el pasado depende de varios factores que a menudo son intrínsecos a la persona.
La primera razón que menciona está relacionada con el hecho de que el pasado conlleva una carga emocional significativa, tanto positiva como negativa. "Aunque tendemos a recordar y fijarnos más en los acontecimientos que son emocionalmente negativos", señaló.
"Cuando pasamos por situaciones traumáticas, lamentablemente quedan grabadas en nuestra memoria y solemos volver a ellas", profundizó Apud.
En este contexto, Apud cita una frase del célebre filósofo Nietzsche para ilustrar esta situación: "Ten cuidado al mirar fijamente al abismo, porque el abismo empezará a mirarte a ti".
"Observar las mismas cosas una y otra vez no solo priva a alguien de desarrollar nuevos recursos, sino que también condiciona al cerebro a regresar constantemente al pasado, descuidando así la experiencia del presente", precisó Apud.
Por otro lado, el psicólogo agrega que a muchos les cuesta deshacerse del pasado porque "forma parte de nuestra identidad, de nuestra historia, y cada uno de los eventos que atravesamos nos transformaron en la persona que somos actualmente". Dejarlo ir, "puede llegar a sentirse como perder una parte de uno", añade.
El fenómeno del aprendizaje es otro factor que impide soltar el pasado. "Cuando uno mira de forma constante para atrás y piensa por ejemplo en lo que pudo haber sido, te terminás acostumbrando y aferrando a un pasado que aunque sea doloroso, se siente familiar y nos resulta más seguro. En este sentido proyectar a futuro asusta, aparece el temor al cambio y a la incertidumbre", explicó Apud.
Las repercusiones de quedarse anclado en lo que pudo haber sido
Según los especialistas consultados, cuando alguien no deja atrás el pasado, se verá restringido en varios aspectos de su vida diaria.
El primero que menciona Buscio es que se obstaculiza el desarrollo personal y, frecuentemente, se deja de evolucionar. "Quedar anclado en ese pasado impide el crecimiento propio y dificulta proyectar qué se quiere hacer y qué se quiere ser".
En esta línea, Apud indica que esta situación no permitirá adquirir nuevas habilidades para mejorar cada día un poco más.
El segundo punto que aborda el psicólogo es la dificultad para aprender de lo nuevo. "conectar con el presente y entregarse a la novedad, se vuelve mucho más difícil".
Aquellos que viven constantemente en los recuerdos del pasado, afirma Apud, tienen problemas para salir de su zona de confort y tienden a repetir siempre las mismas acciones, temiendo aventurarse en lo desconocido.
Otro de los efectos de permanecer atado a las experiencias pasadas son los posibles inconvenientes en las interacciones sociales y románticas, subraya Apud y explica: "Si, por ejemplo, te quedas enganchado en una relación pasada, todas esas vivencias, inseguridades y conflictos los proyectás en las relaciones actuales, lo cual podría generarte trabas a la hora de construir nuevos vínculos".
Además, el síndrome del retrovisor "nos puede generar alteraciones psíquicas: así como la ansiedad está relacionada con el futuro, la depresión es un signo de que se está anclado en el pasado. Mirar todo el tiempo para atrás, limita la salud mental", agregó Apud.
También el especialista destaca que vivir anclado en el pasado puede dificultar en ocasiones la toma de decisiones, ya que "la percepción del pasado podría infundir temor al establecer metas futuras o al aprovechar nuevas oportunidades".
El apoyo terapéutico permite a las personas identificar y modificar los pensamientos repetitivos. Foto:IStock
Estrategias para vivir en el presente
Cuando el síndrome del retrovisor persiste y afecta la calidad de vida, se puede abordar y revertir mediante diversas técnicas:
Buscar ayuda profesional: el apoyo terapéutico, señala Apud, permite a las personas identificar y modificar los pensamientos repetitivos relacionados con el pasado. Al llevar a cabo un proceso de introspección, "se puede aprender a dejar atrás el pasado, adquirir nuevas habilidades y desarrollar la motivación para afrontar el futuro con optimismo", comenta el psicólogo.
Meditar: "No hay mejor herramienta para enfocarse en el momento presente que la respiración consciente, especialmente el mindfulness", indicó Apud. La atención plena en el aquí y ahora "te conecta con las emociones actuales y limpia de alguna manera las preocupaciones o problemas pasado", resaltó el psicólogo.
Establecer objetivos: establecer metas a corto y largo plazo "desvía la atención del pasado y la orienta hacia lo que viene", dice Apud. Esta es una manera de darle significado y propósito a la vida, fomentar la motivación y superar el estancamiento que causa vivir en el pasado.
Escribir: La escritura es un excelente recurso para lidiar con las emociones. Poder expresar aquello que sentimos permite procesarlo y dejarlo ir. Escribir es un hack cerebral porque nos ayuda a conectar con áreas de la mente relacionadas con la ejecución y los pensamientos positivos", mencionó Apud. En relación a este tema, Buscio sugiere escribir: "Comparar las experiencias pasadas con el presente y analizar lo que aún no hemos sanado. La escritura nos ayuda a conectar con nuestro ser interior", concluye.
*Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial con información de La Nación Argentina (GDA) y contó con la revisión del periodista y un editor.