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La montaña que arde hace más de 4.000 años sin importar la lluvia, el viento o la nieve: esta es la explicación científica del extraño fenómeno
● El fuego fue interpretado como sagrado por culturas antiguas, lo que dio origen al zoroastrismo, una religión que venera las llamas.
● Yanar Dagh, en Azerbaiyán, lleva más de 4.000 años ardiendo de forma continua. Atrae tanto a turistas como a creyentes.
En el corazón de Azerbaiyán, una escena sorprendente desafía la lógica y perdura a través del tiempo. Se trata de Yanar Dagh, una montaña donde las llamas emergen directamente del suelo y continúan encendidas sin cesar, sin verse afectadas por la lluvia, el viento o la nieve.
En una reciente expedición por la región, se documentó el espectáculo natural que ha ardido sin interrupción durante más de 4.000 años.
Este fenómeno ocurre en el área del Cáucaso, lugar que los antiguos griegos imaginaban como el límite del mundo conocido. El fuego visible desde la superficie ha convertido a esta montaña en un sitio de asombro tanto para científicos como para creyentes.
Aunque durante siglos fue considerado un acto divino, la ciencia encontró una respuesta en el subsuelo. Una gigantesca reserva de gas natural, ubicada a más de 8 kilómetros de profundidad, es la responsable de alimentar estas llamas perpetuas.
Esta acumulación subterránea permite que el fuego brote de forma continua en la superficie, sin importar las condiciones climáticas.
Para los pueblos antiguos, sin embargo, no se trataba de un fenómeno geológico. En tiempos remotos, los viajeros que se toparon con este espectáculo lo interpretaron como una señal divina. Consideraban que las llamas representaban una manifestación espiritual: la presencia de Dios.
Yanar Dagh, en Azerbaiyán, lleva más de 4.000 años ardiendo de forma continua, Foto:iStock
Una tradición marcada por el fuego
El asombro que causaban las llamas fue tan grande que contribuyó al desarrollo de una de las religiones más antiguas del mundo: el zoroastrismo.
Esta creencia reconoce el fuego como un símbolo sagrado, una vía que conecta lo terrenal con lo espiritual. La importancia de este elemento dentro de la religión impulsó la edificación de templos, como el conocido Ateshgah, donde el fuego eterno era reverenciado.
A pesar del paso del tiempo, el zoroastrismo sigue vigente, especialmente en Irán y en algunas regiones de la India. La devoción que despierta Yanar Dagh continúa atrayendo a peregrinos de estos países. Muchos se acercan con la intención de vivir una experiencia espiritual y conmovedora frente a la llama eterna.
La causa científica es una enorme reserva de gas natural ubicada a más de 8 kilómetros. Foto:iStock
Una visita que alimenta la fe
Entre los visitantes se encontraba Parikh, un hombre de origen indio que se desplazó con su familia para contemplar el fuego de cerca. "Es el fuego de la fe. Siento calor aquí y me alegra", dijo. Su testimonio refleja la dimensión espiritual que todavía acompaña a este lugar, donde lo natural y lo divino parecen entrelazarse.
Además del interés religioso, Yanar Dagh también despierta emociones en quienes no profesan esta fe. La montaña es un sitio turístico que cautiva a personas de distintas partes del mundo, atraídas por su rareza y simbolismo.
Christian Rita Martins, una visitante portuguesa, expresó lo que sintió al estar frente a las llamas. “Es algo que nos hace reflexionar. Yo también tengo esa sensación cuando voy a montañas muy altas. Aquí no se trata del tamaño, sino del poder que yace bajo la tierra que pisamos”.
Un lugar que conecta pasado y presente
La imagen de una montaña en llamas, que ha sobrevivido durante milenios, no solo refleja un fenómeno geológico extraordinario, sino que también conecta a quienes la visitan con antiguas tradiciones y creencias.
*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en la información publicada por O Globo (GDA), y contó con la revisión de la periodista y un editor.