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Cómo la pornografía excesiva es mala para la mente y el cuerpo, revela un nuevo estudio
Investigaciones buscan entender la condición, pero pocas se han dedicado a investigar las experiencias vividas por las personas.
El uso problemático de pornografía ocurre predominantemente en hombres. Foto: iStock.
Un reciente estudio ha revelado cómo el consumo excesivo de pornografía puede tener efectos perjudiciales tanto para la mente como para el cuerpo. Esta investigación ha sido realizada con la colaboración del Instituto D'Or, y se centra en los testimonios de personas que han experimentado problemas relacionados con el uso desmedido de este tipo de contenido.
La adicción a la pornografía, según el estudio, afecta a aproximadamente el 10% de la población. Este trastorno se caracteriza por una pérdida de control sobre el comportamiento, lo que lleva a los afectados a continuar consumiendo pornografía a pesar de las consecuencias negativas en su vida diaria, tanto en términos emocionales como físicos y sociales.
Un caso reciente que ha atraído la atención es el del 'influencer' digital Gustavo Tubarão, quien cuenta con más de 11 millones de seguidores en Instagram. A los 24 años, Tubarão confesó públicamente su lucha contra la adicción a la pornografía y reveló que, después de casi un año y medio sin consumir este tipo de contenido, tuvo una recaída.
La condición ha ganado cada vez más visibilidad, especialmente después de que varias celebridades abordaran el tema. Además de Tubarão, los actores Terry Crews, Robert Downey Jr. y Chris Rock, así como las cantantes Britney Spears y Billie Eilish, ya han hablado públicamente sobre el asunto.
Diversos estudios buscan entender la condición, pero pocos se han dedicado a investigar las experiencias vividas por las personas afectadas por esta adicción.
Por ejemplo, Tubarão dijo que "la pornografía no solo acaba con nuestra salud mental, también destruye lo espiritual (...) Da una sensación horrorosa".
Tienen una especie de niebla mental tras el consumo frecuente de pornografía. Foto:iStock.
Por su parte, la cantante Billie Eilish dijo que se siente "completamente devastada por haber estado expuesta a tanta pornografía" y que esto "destruyó" su cerebro.
Sin embargo, un trabajo publicado recientemente en la revista científica ‘Scientific Reports’, del grupo Nature, es el primero en investigar cambios subjetivos en el consumo problemático de pornografía.
El estudio, realizado por la Universidad de Monash, en Australia, en colaboración con el Instituto D’Or de Investigación y Enseñanza (IDOR) y la Universidad de Southampton, en el Reino Unido, analizó cuestionarios en línea respondidos por 67 personas que se identificaron como consumidores problemáticos de pornografía de Estados Unidos, Australia, Canadá y Reino Unido.
Todos fueron reclutados en comunidades de recuperación de la adicción a la pornografía y en foros de redes sociales sobre el tema. Los voluntarios respondieron preguntas abiertas, de opción múltiple y en escala Likert (que evalúa el grado de acuerdo o desacuerdo con diversas afirmaciones) con el objetivo de explorar su experiencia personal con la adicción a la pornografía.
Para maximizar la participación y reducir la vergüenza o incomodidad al discutir el tema, la información fue anónima.
“Normalmente, este tipo de estudio se realiza con cuestionarios estandarizados. Lo que hicimos fue recopilar información a partir de preguntas más abiertas, donde las personas pudieran hablar más profundamente sobre sus propias experiencias y los síntomas que presentaban, sin una estructura previa”, explicó el psiquiatra e investigador del IDOR, Leonardo Fontenelle, quien también es uno de los autores del estudio.
“Tratándose de una muestra de personas con un problema grave y estigmatizante, se vuelve aún más relevante escuchar la experiencia de estos individuos”, añadió.
La muestra final estuvo compuesta principalmente por hombres de entre 20 y 30 años.
“En este estudio específico seleccionamos a hombres para lograr una cierta homogeneidad que nos permitiera caracterizar e interpretar mejor los datos. Pero el uso problemático de pornografía ocurre predominantemente en hombres. Desde cuestiones culturales hasta biológicas pueden ser relevantes o explicar este tipo de diferencias entre sexos, pero eso no significa que no esté presente en mujeres”, señaló el investigador.
Los resultados revelaron varias dimensiones poco conocidas sobre el uso problemático de pornografía. Por ejemplo, los individuos reportaron problemas mentales y físicos después de periodos de uso intensivo de pornografía, incluyendo dificultades cognitivas, afectivas, sociales y físicas.
Uno de los síntomas cognitivos reportados por personas con adicción a la pornografía es una especie de niebla mental tras el consumo frecuente de pornografía.
Este tipo de problema no se manifestaba cuando estas mismas personas se involucraban en otros comportamientos sexuales. En el aspecto social, hay una disminución del tiempo que el individuo dedica al o con familiares y amigos.
En la dimensión afectiva, relatan dificultades en la relación con la pareja, que se vuelve más superficial, además de ansiedad y depresión.
Finalmente, en el aspecto físico, es común la presencia de disfunción eréctil y dificultades en las relaciones sexuales con otras personas en la vida real, además de la disminución de la actividad física como resultado del tiempo incrementado en línea.
Otra característica reportada por los participantes fue un estado alterado de excitación sexual durante el uso de pornografía, caracterizado por un estado disociativo similar a un trance.
Según los investigadores, esto no está presente en otras formas de comportamiento sexual alterado, como la adicción sexual. Sin embargo, el estado de trance y la disociación del paso del tiempo son reportados con frecuencia en otras adicciones relacionadas con internet.
Según Fontenelle, aún no se sabe con certeza de qué manera la adicción a la pornografía causa estos síntomas, en especial el impacto en la cognición y este estado de trance.
“Una posibilidad es que este síntoma se acerque a lo que comúnmente se describe como "síntomas médicamente inexplicables" o síntomas psicosomáticos. Otra teoría sería que estos síntomas ocurren tras un estado de hiperestimulación, similar al "bajón" que sucede después del consumo de cocaína, por ejemplo”, explicó el investigador.
Otro fenómeno observado en el estudio fue el desarrollo de tolerancia a los contenidos consumidos, lo que llevó a los individuos a buscar videos cada vez más extremos para alcanzar la excitación.
“Al igual que sucede con el alcohol y otras sustancias psicoactivas, donde el individuo necesita dosis crecientes para obtener el mismo efecto que obtenía al principio, en el uso problemático de la pornografía también parece desarrollarse una tolerancia.
Especulamos que esto sea causado por la cantidad de estímulos y la velocidad de la internet. El individuo no recibe la misma recompensa al exponerse a las mismas imágenes que antes, y acaba buscando cada vez más estímulos, que muchas veces se vuelven más extremos”, explicó Fontenelle.
La investigación también analizó la autopercepción de los s y sus conflictos internos asociados al uso problemático de pornografía, mostrando que aquellos con valores religiosos o socioculturales tradicionales son particularmente propensos a experimentar angustia respecto al uso de pornografía, incluso con niveles bajos de consumo.
Aunque el estudio no analizó datos de s brasileños, Fontenelle cree que el patrón en Brasil es similar.
El 10% de las personas pueden desarrollar un uso problemático. Foto:iStock
Camino hacia nuevos tratamientos
El consumo de pornografía por sí solo no se considera un comportamiento problemático y está presente en la población general, especialmente en las últimas dos décadas debido a la amplia disponibilidad de este tipo de contenido en internet.
Sin embargo, hasta el 10% de las personas pueden desarrollar un uso problemático, una condición caracterizada por un control deficiente sobre el comportamiento, a pesar de las consecuencias negativas en áreas importantes de la vida, como el trabajo y las relaciones.
“Una de las cosas más difíciles es encontrar personas en la población general que no hayan tenido algún tipo de exposición a este tipo de estímulos. Es un comportamiento relativamente común y, en principio, no debería considerarse patológico por sí solo.
Pero cuando comienza a comprometer el funcionamiento del individuo debido a su comportamiento sexual, adquiere relevancia clínica”, explicó Fontenelle.
Algunos signos de que el uso de pornografía se está volviendo problemático incluyen dificultad para excitarse con parejas reales, problemas para alcanzar el clímax durante el sexo, erecciones inestables, consumo de material fetichista perturbador en exceso y sentir menos placer en actividades cotidianas.
Actualmente, el uso problemático de la pornografía no es un trastorno por sí solo. Está incluido dentro de una categoría más amplia que abarca a todos los pacientes con trastornos de comportamiento sexual compulsivo.
Además de alteraciones en la satisfacción sexual, el uso abusivo ya ha sido relacionado con la depresión, la ansiedad, el estrés y una peor calidad de vida. Aun así, es poco probable que un paciente busque ayuda específicamente para tratar esta condición.
Sin embargo, pueden buscar ayuda para tratar problemas adyacentes a ella, como la depresión y la ansiedad.
De acuerdo con el investigador del IDOR, actualmente no existe un tratamiento específico para el uso problemático de la pornografía.
“Cuando estos individuos buscan tratamiento, lo que hacemos es utilizar estrategias terapéuticas para las condiciones que acompañan el uso problemático de la pornografía, como los trastornos depresivos, ansiosos, el abuso de sustancias u otras dependencias conductuales. Y, muchas veces, el uso problemático también mejora”, añadió.
Entre las estrategias utilizadas se encuentran la psicoterapia, los antidepresivos y medicamentos que reducen la impulsividad.
Sin embargo, los resultados del nuevo estudio indican la necesidad de que la adicción a la pornografía sea vista como una condición distinta, con mecanismos subyacentes únicos, para que se puedan desarrollar intervenciones dirigidas y eficaces que aborden específicamente los desafíos reportados por las personas que sufren de esta adicción emergente en el mundo digital.
*Este contenido fue hecho con la asistencia de la inteligencia artificial, basado en información de O Globo Brasil (GDA). Contó con la revisión del periodista y un editor.