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¿Bogotá huele cada vez más a marihuana? Al lado del aumento del consumo crecen autocultivos y las incautaciones
En algunas zonas, es más frecuente ver personas con un ‘porro’ y donde parece que se ha normalizado.
Autocultivo de marihuana en Casa Maria, un espacio de cultura cannábica que permite el consumo responsable y prohíbe la comercialización. Foto: CEET
Entre el ruido, la multitud y el asfalto, el ciudadano que recorre vías como la carrera 7.ª, una de las más emblemáticas y transitadas de Bogotá, puede sorprenderse en cualquier momento, sin preferencia del lugar, con el rastro de humo y el ácido olor que proviene de los comúnmente llamados ‘porros’ o ‘cachos’ de marihuana.
En ocasiones, se percibe a metros por su fuerte aroma; en otras, un citadino pasa y deja una fumarada y, en otros casos,se consigue como ‘happy brownies‘, gomas y otros comestibles.
Pero ¿cómo está el consumo de marihuana en la capital? Anteriormente, se creía concentrado en zonas de Ciudad Bolívar, Usme y Tunjuelito; sin embargo, hoy tiene presencia en algunas áreas del Centro, como en la carrera 7.ª, en la popular plaza de La Mariposa, en San Victorino; en la calle 93 —cerca del parque del Virrey—, junto a universidades, en el parque de los Hippies, en el Park Way y hasta en algunos sitios de las carreras 13 y 15.
Sin embargo, el hecho no se trata únicamente de la expansión o diversificación de los espacios en los que se fuma marihuana, también se refiere a un aumento en la cantidad de personas que se están llevando un “porro” o “cacho” a sus bocas, según datos recopilados en el Estudio de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Bogotá 2022, que es el informe oficial más reciente.
Entre 2016 y 2022, el porcentaje de citadinos que reportó haber consumido marihuana en el último añoaumentó un 39,27 por ciento, mientras que los s que “fumaron en el último mes”creció un 41,52 por ciento, de acuerdo con el mismo estudio.
Otro de los datos que podría dar cuenta del alza es el volumen de incautaciones que ha realizado la Policía Metropolitana. De acuerdo con cifras de la entidad, durante 2024 se confiscaron 3,6 toneladas y en los primeros dos meses y medio de 2025 van 3 toneladas decomisadas y todo indica que la cifra del año anterior pronto podría ser superada.
Pero, ¿por qué hay más consumidores? “El primer factor es que hay una regulación en el mundo del cannabis medicinal y el recreativo, lo que ha hecho que se disminuya la percepción de riesgo. El segundo es que hay una mayor disponibilidad en el mercado negro y eso implica que las personas pueden acceder más fácil”, aseveró Julián Quintero, sociólogo y director de la Corporación Acción Técnica Social, que hace parte del proyecto Échele Cabeza, el cual trabaja en la generación y difusión de información sobre sustancias psicoactivas y en la reducción de riesgos.
A estas variables, el experto añadió que no hay campañas de prevención o reducción de riesgos y daños por parte del Gobierno, pues “solo se castiga y no se protege”. Además, explicó que la falta de regularización del mercado es un multiplicador del consumo, pues deja el manejo y venta en manos de grupos o sujetos clandestinos y su producción no es medida.
Mata de marihuana bajo luces ultravioleta. Foto:Milton Díaz
Aunque hay cifras oficiales que indican un aumento en el número de consumidores de marihuana, surge la pregunta sobre quiénes son estos s. Expertos y ciudadanos de a pie explicaron a este diario que hay segmentos de acuerdo con el tipo de cannabis que se consume.
Mucha de la marihuana, según los análisis de Échele Cabeza, proviene del Cauca y llega por Huila y Tolima. Su precio varía según el lugar de adquisición: en ‘ollas’ o a través de dealers, un gramo puede costar entre 1.000 y 2.000 pesos. Estos puntos de venta suelen atraer a consumidores con menos capacidad de inversión.
“Yo le escribía a un recomendado. Nos encontrábamos cerca a su casa y me la daba (...) En ese momento 10 gramos me costaban como 5.000 pesos, era barato”, afirmó Camila*, usuaria frecuente de marihuana desde sus 28 años.
Por otro lado, quienes buscan un producto de mayor calidad lo adquieren en clubes con membresía, ubicados en lugares como barberías o tiendas de rios para el consumo. Según confirmó un , en estos espacios la sustancia proviene del autocultivo, especialmente a través de sistemas hidropónicos, lo que garantiza un producto orgánico.
“Hay paredes que se corren dentro de la tienda para dar a una sala adecuada para comprar y fumar. Estas ya están en Chapinero, la calle 85, Park Way y Chicó, y el rango de precio puede oscilar entre 10.000 y 20.000 pesos por el gramo, lo que podría ser igual a 200.000 para el consumo de una semana”, aseguró Santiago*, un universitario que es consumidor de cannabis y que tuvo un consumo fuerte entre sus 16 a 19 años.
La edad en la que Santiago y Camila tuvieron su consumo no es sorpresivo, pues según las cifras del estudio, las manos que arman esos cigarrillos pertenecen, en su mayoría, a jóvenes de 18 a 24 años, que representan el 15,19 % de los consumidores. A este grupo, le siguen los adolescentes, con un 7,9 %.
En contraste con estos datos, Casa María, un espacio de cultura cannábica que permite el consumo responsable y prohíbe la comercialización de la sustancia, realizó un estudio entre sus visitantes y encontró que la mayoría, el 63 %, tiene entre 25 y 35 años. Le siguen el 22,3 % en el rango de 18 a 24 años, el 12,9 % entre 35 y 44, y el 1,8 % corresponde a personas de 45 a 64 años.
Bajo una luz ultravioleta, con ciclos de 12 horas de luz y sombra, entre ventiladores y en un germinador con agua con Ph regulado, crecen autocultivos, que pueden tener hasta 19 plantas sin necesidad de permisos.Esta es la fuente de suministro para consumidores con mayor capacidad y que deben invertir entre 300.000 y 3 millones de pesos para crear este espacio.
El proceso no es ilegal, ya que solo se considera un delito cuando hay comercialización.Incluso, regalar la sustancia no infringe la ley, pues no hay una transacción económica.
Flor de cannabis proveniente de un autocultivo. Foto:Milton Díaz
Según Julián Quintero, de Échele Cabeza, como la regulación de la marihuana está en la prohibición, esto genera desconocimiento y factores de riesgo.
Entre los proyectos que la actual Alcaldía prometió desarrollar estaba la regularización de espacios de consumo. Esta se basaba en la prohibición en lugares públicos, como parques o entornos escolares. Sin embargo, 14 meses después se desconocen las decisiones.
En un principio, era una estrategia que estaba liderada por la Secretaría de Seguridad, y el jefe de esta cartera, César Restrepo, dice que ellos prestan actividades de apoyo y que “la Secretaría de Salud es quien lidera la política pública contra las drogas en la ciudad”.
También afirma que la Policía Metropolitana aplica la ley en el marco de los límites establecidos y que, además, hay una contra las ‘ollas’ para incautar los estupefacientes. Y se tienen resultados. Con corte al 19 de marzo, iban tres toneladas incautadas de marihuana. A esto se suman 56.653 gramos de bazuco y 35.443 gramos de cocaína.
La Secretaría de Salud, por su parte, le dijo a EL TIEMPO que la regulación del uso recreativo del cannabis es competencia del Gobierno Nacional y está enmarcada en el Decreto 825 de 2019. La entidad, como tal, dice que ha realizado acciones de prevención y promoción de la salud en el ámbito local.
Una de las razones por las cuales no hay reglamentación frente al consumo de marihuana, según lo manifestó Gustavo Ortega Mora, médico cirujano con maestría en epidemiología y formación en bases científicas y terapéuticas del cannabis medicinal, se debe a que existe una opinión generalizada de que los s son “drogadictos” y que, además, podría llegar a ser un consumo problemático y dañino para terceros.
Pero, según el experto, no todo el consumo es problemático y lo respaldan las cifras. El ‘Estudio de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Bogotá 2022’ reveló que el 40 % de aquellos que fuman marihuana llegan a tener problemas de abuso y el 60 % de los s tiene un consumo controlado.
Debido a este tipo de políticas,los s se ven obligados a crear espacios que de cierta forma dan una regulación, lo que brinda a los fumadores un lugar seguro para consumir sin entrar en o con la ciudadanía,segúnlo afirmó Iván Bravo, fundador de Casa María y empresario del sector del cannabis medicinal.