Mujeres y su peso en el trabajo, la economía y el cuidado en Bogotá

La transformación económica y social de Bogotá no se explica sin el papel activo y creciente de las mujeres. Según datos oficiales de la Secretaría de Desarrollo Económico, el Dane, la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB) y la Secretaría Distrital de Hacienda, las mujeres están ganando espacio en la actividad empresarial, el mercado laboral y la propiedad de bienes inmuebles. Sin embargo, persisten desigualdades estructurales, especialmente en el a oportunidades, la carga de trabajo no remunerado y la salud mental.

En el ámbito empresarial, a diciembre de 2024, de las 426.881 empresas registradas en Bogotá, el 38,4 % estaban lideradas por mujeres. Esto revela una brecha de 17,5 puntos porcentuales frente a las empresas dirigidas por hombres.

En cuanto a la creación de nuevas unidades productivas, el 42,4 % de las empresas nacidas en 2024 fueron constituidas por mujeres, frente al 51,7 % por hombres, lo que muestra una diferencia de 9,4 p.p. en detrimento de las emprendedoras. Respecto a los micronegocios, el Dane reportó que en 2023 había 510.090 en la ciudad, de los cuales el 35,2 % eran liderados por mujeres. Pese a esta menor participación, los micronegocios liderados por mujeres presentan un menor nivel de informalidad (73,6 %) frente a los liderados por hombres (77,4 %). Además, el 77,1 % de las mujeres propietarias de estos negocios no solicitó crédito, cifra ligeramente menor a la de los hombres (80,2 %), siendo el miedo al endeudamiento la principal razón en ambos casos.

En el mercado laboral, la tasa global de participación femenina pasó del 59,7 % en 2021 al 63,9 % en 2024, mientras que en hombres pasó del 76,3 % al 79,0 %. Esta evolución redujo la brecha de género en participación de 16,6 a 15,1 puntos porcentuales.

La tasa de ocupación femenina también mejoró: aumentó 8 puntos entre 2021 y 2024, ubicándose en 57,1 %. La brecha de ocupación frente a los hombres se redujo de 15,9 a 14,7 puntos.

Durante este mismo periodo, la tasa de desempleo para mujeres bajó del 17,8 % al 10,5 %, y para los hombres del 14,7 % al 9,0 %. Esta caída indica una recuperación del empleo, aunque persisten retos: las mujeres siguen representando el 51,4 % del total de personas desempleadas en Bogotá.

Un sector clave para el futuro de la ciudad, como el de información y comunicaciones, todavía cuenta con baja representación femenina. En 2024, solo el 3,2 % de las mujeres ocupadas trabajaban en este sector, que concentra el 35,6 % del total de personas ocupadas en él. En términos salariales, la desigualdad persiste.

Según la Secretaría de Desarrollo Económico, en 2024 el ingreso promedio mensual de las mujeres fue de $ 2’572.787, frente a $ 2’980.379 en los hombres. Esto representa una brecha del 13,7 %, aunque con una ligera mejora frente al 15,9 % de 2023. Además, las mujeres enfrentan una penalidad económica por maternidad: pueden llegar a ganar hasta un 22,2 % menos si son madres de hijos mayores de 12 años.

Los roles de cuidado no remunerado siguen recayendo de forma desproporcionada en las mujeres. Ellas dedican, en promedio, 30,1 horas semanales a este tipo de trabajo, casi tres veces más que los hombres (11,7 horas).

Incluso entre quienes están empleadas, la carga persiste: 26,3 horas semanales en las mujeres frente a 11,1 en los hombres. Entre las personas desempleadas, las mujeres realizan 39,1 horas de trabajo no remunerado, frente a 17,5 en los hombres.

Además de la sobrecarga, las mujeres enfrentan barreras en su autoestima y confianza laboral y eso mina su estabilidad. La Encuesta de Género de la CCB muestra que solo el 44,7 % de las mujeres se atrevería a postular a un empleo sin cumplir todos los requisitos, frente al 50 % de los hombres. Asimismo, solo el 30,7 % de ellas propondría un salario mayor al ofrecido, mientras que el 38 % de los hombres lo haría.

La segregación sectorial también es clara. En 2024, el 22,3 % de las mujeres ocupadas trabajaba en salud, educación y istración pública, mientras que solo el 12,3 % de los hombres lo hacía. En contraste, el 12,9 % de los hombres trabajaba en transporte y almacenamiento, frente a solo el 2,4 % de las mujeres.

Más allá del empleo, las mujeres son protagonistas clave en la tenencia de bienes inmuebles en Bogotá. Según la Secretaría Distrital de Hacienda, 70 % de los predios registrados a personas naturales están a nombre de mujeres, ya sea de forma exclusiva (41 %) o conjunta con hombres (29 %). En la localidad de Suba, el 19,6 % de los predios de propiedad femenina está concentrado. Además, su comportamiento tributario es ejemplar: el 90 % de los predios de propiedad exclusiva femenina cumplió con el pago del impuesto predial en 2024.

Sin embargo, en el ámbito vehicular la participación femenina es considerablemente menor: solo el 36 % de los vehículos están registrados exclusivamente a nombre de mujeres, frente al 61 % en los hombres. El cumplimiento tributario también es más bajo en este rubro: un 70 % frente al 80 % en la propiedad conjunta.

Estas desigualdades tienen un costo invisible pero alto: la salud mental que trae consigo graves consecuencias para la calidad de vida de esta población. El Observatorio de Mujeres y Equidad de Género (Omeg) de la Secretaría Distrital de la Mujer, con base en la Encuesta de Salud Mental, reveló que las mujeres tienen un 58 % más de probabilidades de sufrir ansiedad generalizada. Las jefas de hogar que viven con más familiares presentan un 59 % más de probabilidades de tener síntomas de depresión.

La carga mental del trabajo doméstico no solo agota física y emocionalmente, sino que también se relaciona con una mayor propensión a trastornos del sueño, depresión y ansiedad. Por esta razón, estrategias como el Sistema Distrital del Cuidado y la Ruta Única de Atención a Mujeres Víctimas de Violencia buscan aliviar estas cargas y atender las consecuencias derivadas de la desigualdad estructural.

Bogotá avanza hacia una economía más equitativa, pero los datos muestran que queda mucho por hacer para cerrar las brechas de género. La participación creciente de las mujeres es ya un hecho; ahora, el reto es garantizar condiciones igualitarias para su desarrollo pleno.

CAROL MALAVER

SUBEDITORA BOGOTÁ

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