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¿Estamos preparados para una Bogotá envejecida?
La población adulta mayor sigue creciendo en la capital pero bajo una calidad de vida deficiente.
Cada vez hay más adultos mayores sin posibilidades de a tratamientos y seguridad social. Foto: César Melgarejo
Sesenta años, algunos achaques, canas a la vista. Aquí en Bogotá, como en muchos países, cruzar esta etapa significa entrar al último momento del ciclo vital que termina con la inevitable muerte. Eso decían las políticas públicas y en todo caso así es la naturaleza humana pero las cosas han cambiado.
La población mayor de 60 años ha pasado de representar 5,1% en 1985 al 12,8% para 2018. Debido a la mayor longevidad por parte de las mujeres, el porcentaje de mayores de 60 años es superior en la población femenina (7,4%) que para la masculina (5,4%). Un cambio no menos importante se evidencia con el aumento de la población de mayores de 80 años representada en un crecimiento de la parte superior de la pirámide.
Según lo compilado en el último informe de Calidad de Vida del Programa Bogotá Cómo Vamos, con datos del Departamento istrativo Nacional de Estadística (DANE), en 1985 en Bogotá habitaban 3’804.636 personas, cifra que fue aumentando de manera rápida y progresiva a 5’138.233 en 1993; 6’710.910 en el año 2005 y 7’412.566 en 2018.
Pero, entre 2018 y 2005, la población creció menos del 1% anual. En términos de la estructura por edad, la población de Bogotá ha experimentados cambios en su pirámide poblacional, abandonando su forma inicial (base ancha y vértice estrecho) reportada en el Censo de 1985, para adoptar una estructura de edad, estrecha en la base y amplia en las edades adultas, como consecuencia del aumento de la esperanza de vida, el descenso de la mortalidad y la natalidad.
El peso del grupo de los menores de 14 años ha perdido participación porcentual a lo largo del tiempo; en la medida que las tasas de natalidad han disminuido de manera continua desde 1985 en donde este grupo poblacional representaba el 34,4% y decrece con un 33,4%, 28,6% y 19,4% para los años 1993, 2005 y 2018 respectivamente.
Las edades productivas (15-60 años) concentran la mayor parte de la población durante todo el periodo de estudio: 60,5% en 1985 y 67,8% en 2018. Sin embargo, las personas mayores de 40 años representan alrededor del 30% en la última medición censal y esto debe ser tenido en cuenta para el desarrollo de políticas públicas a mediano y largo plazo, en materia de protección social.
El índice de envejecimiento de la población bogotana ha aumentado a lo largo del tiempo, lo cual da cuenta de la progresiva reducción del bono demográfico de la ciudad. Mientras en 1993 por cada 100 personas de 14 años o menos había 17 personas mayores de 60 años, esta relación se aumenta a 26 en 2005 y se duplica a 66 para 2018. Puede pensarse entonces que, para la próxima observación censal, la relación puede ser de 1 a 1 o incluso invertirse, es decir el colectivo de más de 60 años podría superar al colectivo de 14 y menos.
Lo grave, por lo menos en la ciudad, es que muchos aun trabajan sin un contrato laboral, que un buen porcentaje vive en condiciones de hacinamiento, que unos 50.000 enfermos crónicos no tienen ningún tipo de control de salud y que más de la mitad ha sufrido algún tipo de agresión. Eso entre otros datos que no muestran el mejor panorama.
Hay que hablar primero de los más vulnerables. Aquellos que se ven vagando por la ciudad, tapados con andrajos y pidiendo comida en cualquier sector de la ciudad, o durmiendo sobre escaleras sin nada más que un plástico para taparse. Según el VII Censo de habitantes de calle 2017, que registró a una población total de 9.538, en Bogotá hay 781 personas mayores de 60 años en condición de habitabilidad en calle: 720 hombres y 61 mujeres.
Otros, aun trabajan. Esto es un alivio para muchos pero no deja de ser preocupante cuando la actividad no se da en las mejores condiciones. El 16,10% lo hace como independiente y el 7,40% como asalariado. Cuando es una opción personal hacerlo revitaliza la vida de las personas, pero cuando se hace por necesidad comienzan a aparecer los problemas. Por ejemplo, el 70% de las mujeres mayores declaran los “oficios del hogar” como la principal actividad que realizan.
La dependencia económica es mayor entre ellas. Eso genera desventajas materiales y relacionales
Entre más edad siempre hay menos posibilidades de obtener un trabajo con todas las garantías laborales como tener un contrato laboral e incluso muchos no reciben remuneración alguna. “ que las sociedades cuentan con sLa menor participación económica de las personas mayores en el mercado laboral indicaistemas de protección social más desarrollados. Hay una relación en el hecho de que las personas mayores trabajen y las dificultades de los sistemas de pensiones para proveer suficientes ingresos a esta población”, dijeron analistas de la Secretaría de Integración Social.
Según la Política Pública Social para el Envejecimiento y la Vejez solo cerca de una tercera parte de la población de Bogotá tiene a la pensión. Por otro lado, un 30 % se encuentra trabajando. Pero, aquí, las brechas de género son desfavorables para las mujeres. “La dependencia económica es mayor entre ellas. Eso genera desventajas materiales y relacionales”.
En Bogotá la mayoría de adultos mayores que viven en casas o edificios cuentan con buenas estructuras y al servicio de acueducto y alcantarillado pero lo que sí representa un problema es el hacinamiento, sobre todo, en el sur de la ciudad, en las localidades de Ciudad Bolívar y Usme.
En esta última están los niveles más altos de las condiciones habitacionales inadecuadas. El 3,23% de las personas mayores no tienen a acueducto y/o alcantarillado, el 1,85% viven en viviendas con condiciones físicas no adecuadas y además es la segunda localidad que presenta mayor nivel de hacinamiento.
En Bogotá, el 1,74% de los 4.970 hogares que tienen personas mayores de 60 años presentan déficit. De estos el 43,52% preparan los alimentos en un cuarto usado también para dormir, en una sala comedor sin lavaplatos, patio corredor, enramada o al aire libre. Muy cerca se encuentra la proporción de hogares que no cuentan con alguno de los servicios públicos básicos como acueducto y alcantarillado, energía eléctrica y/o servicio de recolección de basuras con el 37,8%.
Los adultos mayores que acudieron al punto de vacunación del Movistar se quedaron sin la segunda dosis de la Vacuna contra el Covid por disposición de la Secretaria de Salud. Foto:Néstor Gómez - CEET
Más del 60% de las personas mayores residentes en Bogotá presentan enfermedades crónicas de larga duración y prolongados tratamientos. Es decir, cerca de medio millón de personas mayores de la ciudad tienen este tipo de enfermedades.
Más grave aún es que el 10 por ciento de los enfermos crónicos no tienen control de salud, es decir, cerca de 50.000 personas mayores. En este grupo poblacional, la prevalencia de enfermedades crónicas ha aumentado en un 83% en el periodo 2007-2011.
Se vulnera el derecho a la salud cuando se sufre de enfermedades crónicas y no se tiene a control médico. A esto se le suma que 95.000 personas mayores presentan discapacidad y requieren cuidado permanente, y de ellas, el 10%, cerca de 9.500 personas no tienen quién las cuide.
Hijos que maltratan física o psicológicamente a sus padres, nietos que explotan a sus abuelos, abandono e inasistencia alimentaria. Este es quizás uno de los capítulos más lamentables de la radiografía de la vejez en Bogotá.
Según Integración Social la mayoría de las violencias contra esta población ocurre en casa y va dirigida, sobre todo, hacia las mujeres, quienes se ven sometidas con más frecuencia a delitos sexuales y a violencia intrafamiliar, mientras que en los hombres predominan los accidentes y la violencia interpersonal.
La vulnerabilidad de los adultos mayores también deviene de su situación de discapacidad o por su dependencia económica y psico-afectiva de las personas cercanas. Cerca de la mitad de esta población ha sufrido agresiones.
De enero a diciembre de 2020, la atención a personas mayores de 60 años víctimas de violencia intrafamiliar representa el 9% de los cuales 905 son hombres y 1737 son mujeres y de enero a junio de 2021, la atención a personas mayores de 60 años víctimas de violencia intrafamiliar representa el 9% de los cuales 414 hombres y 822 mujeres
A todo esto se le suman los accidentes de tránsito una de las principales causas de mortalidad asociada a violencia. Los homicidios son una casusa menos frecuente de mortalidad, los que hay afectan principalmente a hombres en la vejez tardía (70 y más años).
Las muertes por suicidio son más frecuentes en hombres que en mujeres. Estas últimas se ven sometidas con mayor frecuencia a delitos sexuales y a violencia intrafamiliar, mientras que en los hombres predominan los accidentes y la violencia interpersonal.