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Jóvenes sin pensión / Columna de Germán Vargas Lleras
Solo una de cada cuatro personas con la edad exigida consigue acceder a una pensión.
Desde hace varios años he venido insistiendo en la necesidad urgente de avanzar en una reforma integral del régimen de pensiones en el país. El sistema actual no responde a la realidad que viven la mayor parte de los trabajadores colombianos, como son los informales, los independientes o los que no alcanzan a recibir un salario mínimo. Por tanto, el sistema es reducido y, además, se creó una desigualdad entre los regímenes pensionales, los niveles de ingreso e incluso el género y, lo que es peor, la mayor parte de los subsidios van a pagar las pensiones más altas.
Entre mis propuestas se encuentra la eliminación de la competencia entre los regímenes privado y público a través de un sistema de pilares en el que ambos regímenes se complementan. También propuse focalizar los subsidios en las personas de menores ingresos y garantizar que todas las personas en iguales condiciones reciban los mismos beneficios. Y, por supuesto, eliminar la inequidad de otorgar mayores subsidios a las mesadas más altas.
El texto aprobado por el Senado tiene aspectos positivos, pero también otros que generan enorme preocupación para el país. Entre lo positivo vale la pena resaltar la unificación del sistema y la eliminación de la competencia, también la ampliación y formalización del pilar solidario que entregará un beneficio de 230.000 pesos mensuales a más de 3 millones de adultos mayores hoy en la indigencia y, desde luego, la reducción de los subsidios a las pensiones más altas.
Pero mi mayor crítica al proyecto aprobado es que el umbral de cotización definido en 2,3 salarios mínimos sigue siendo muy alto. De acuerdo con los expertos, este debería fijarse en 1 salario mínimo con lo que se lograría un sistema más equitativo y sostenible. Mientras mayor sea el umbral, mayor la inequidad y mayores los recursos que compromete el Estado hacia el futuro.
Mucho me temo que serán los jóvenes quienes terminarán pagando las consecuencias de esta reforma que, en todo caso, se tendrá que modificar en quince años, pues los recursos no serán suficientes.
P. D. Muy desafortunada decisión la ruptura de las relaciones con Israel, que ha sido por décadas un país aliado de Colombia y sus nacionales, generadores de industria y empleo en este país. A partir del 7 agosto de 2026 tendremos que recomponer los lazos de amistad entrañables con ese Estado.
GERMÁN VARGAS LLERAS
(Lea todas las columnas de Germán Vargas Lleras en EL TIEMPO, aquí)
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