En una investigación genética de gran escala, científicos identificaron dos genes responsables de la enfermedad por depósito de pirofosfato de calcio (PD), también conocida como seudogota. Este hallazgo, considerado un avance crucial, permite comprender mejor los mecanismos detrás de esta forma de artritis cristalina, que afecta especialmente a personas mayores.
La PD es una afección caracterizada por la acumulación de cristales de pirofosfato de calcio en las articulaciones. Esto puede generar episodios de inflamación aguda o molestias crónicas. Si bien se observa con mayor frecuencia en adultos mayores de 60 años, su prevalencia aumenta progresivamente con la edad. Estudios en Europa y Norteamérica indican que cerca del 30 % de los mayores de 80 años presentan signos radiográficos de esta condición.
La seudogota es una artritis cristalina causada por la acumulación de cristales las articulaciones. Foto:iStock
Cristales que causan inflamación
La manifestación más conocida de la PD es la artritis aguda por cristales, históricamente llamada seudogota. Esta se presenta cuando los cristales de pirofosfato de calcio provocan una respuesta inflamatoria en la articulación, con la liberación de la citocina IL-1b. Además, la PD está vinculada con la degeneración del cartílago y otras formas de artrosis, aunque no se ha establecido si es la causa directa o un resultado de estas alteraciones.
Un estudio genómico sin precedentes
El descubrimiento de los genes relacionados con la PD proviene de un estudio de asociación genómica (GWAS, por sus siglas en inglés), el primero de su tipo enfocado en esta enfermedad. Fue realizado por la Sociedad para la Investigación en Desarrollo Infantil, una organización internacional, y publicado en la revista Annals of the Rheumatic Diseases, editada por Elsevier.
Participación masiva de veteranos estadounidenses
El GWAS se llevó a cabo dentro del Programa del Millón de Veteranos, que incluye datos genéticos de más de 550.000 personas atendidas por la istración de Salud para Veteranos de Estados Unidos. La mayoría de los participantes (91 %) son hombres de ascendencia genética europea y africana. En esta muestra se identificaron dos genes asociados directamente con la PD: ENPP1 y RNF144B.
Existen fármacos dirigidos a la proteína ENPP1 que podrían ser probados para tratar la enfermedad Foto:iStock
El doctor Tony R. Merriman, autor principal del estudio y miembro de la Universidad de Alabama en Birmingham, así como de la Universidad de Otago en Nueva Zelanda, explicó la relevancia de uno de estos genes: “El resultado más significativo de nuestra investigación fue el descubrimiento de uno de los genes, el ENPP1. La proteína codificada por este gen controla la producción de sustancias químicas (monofosfato de adenosina y pirofosfato inorgánico) que, junto con los iones de calcio, inducen la formación de los cristales de P”.
Una posible diana terapéutica para futuros tratamientos
Sara K. Tedeschi, coinvestigadora del estudio y reumatóloga en el Hospital Brigham and Women’s de Boston, subrayó el potencial terapéutico del hallazgo. “Como reumatóloga, la asociación genómica con ENPP1 me resulta especialmente interesante porque tiene sentido: ENPP1 genera pirofosfato inorgánico, uno de los componentes de los cristales de P. Los pacientes con PD necesitan urgentemente un tratamiento eficaz, y los ensayos que prueben inhibidores de ENPP1 en la enfermedad serían de gran interés”, afirmó.
Mientras tanto, el otro gen identificado, RNF144B, está menos caracterizado. Por ahora se le asocia con procesos inflamatorios, pero sus funciones específicas en relación con la PD siguen siendo objeto de estudio. Sin embargo, su aparición en las dos poblaciones estudiadas refuerza su relevancia como factor genético común en la enfermedad.
Posibles implicaciones farmacológicas
El conocimiento sobre ENPP1 abre también la posibilidad de reutilizar medicamentos ya desarrollados para otros fines, como enfermedades infecciosas o cáncer, dirigidos a esta proteína. Estos fármacos podrían investigarse en el futuro como potencial tratamiento para la PD.
Los autores del estudio enfatizan que estos resultados ofrecen una base prometedora para la creación de nuevas estrategias de diagnóstico y terapias específicas. “Estamos entusiasmados con el impacto potencial de lo que hemos descubierto en nuestra investigación y la posibilidad de desarrollar nuevos fármacos para el tratamiento de la enfermedad de PD. Los hallazgos de este estudio generaron una revelación, algo poco común en la carrera de un científico”, concluyeron.
Este descubrimiento representa un paso importante hacia la comprensión genética de una enfermedad articular frecuente pero poco reconocida, y plantea la posibilidad de una atención médica más precisa y eficaz para quienes la padecen.
*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en la información de Europa Press, y contó con la revisión de la periodista y un editor.
En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal,
elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada
con
sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando
esta
utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí