Cocina, amor y amistad / El Condimentario

No se me ocurre una mejor manera de dar un recibimiento, de atender al otro que con comida.

Margarita Bernal (USAR EN TEXTO DOMINGOS) Foto: Foto / Cortesía

PeriodistaActualizado:
Existen diferentes tipos o sabores del amor. Como el propio, el de padres, el de amigos, el de pareja, el de familia, el pasional y el de las mascotas, por mencionar algunos. Y si bien se manifiesta de muchas formas, hay una en especial que reúne y expresa honestamente ese sentimiento y es a través de la comida.
La empatía, la calidez y el cariño que hay detrás de una pregunta tan simple como ¿ya comiste? resume el interés por el bienestar del otro. Es que el alimento va mucho más allá de saciar una necesidad física. Un plato de comida y/o bebida, ojalá preparado con amor, sin importar su nivel de sofisticación o sencillez, es sinónimo de un abrazo, de un me importas, de un te cuido y quiero que estés y te sientas bien.
Por eso es tan bonito que cuando nos llega la visita, o vamos a una reunión la pregunta obligada sea: ¿quieres algo de tomar o comer? No se me ocurre una mejor manera de dar un recibimiento, de atender al otro que con comida.
Porque comer es también relacionarse, disfrutar de los alimentos, compartir, conversar, enriquecer y fortalecer vínculos. No olvidemos que el cerebro tiene mucho que ver con esta unión. La dopamina y la serotonina, neurotransmisores del placer y de la felicidad, entre otras, se disparan y activan cuando comemos algo que nos gusta y más aún si va ligado a los recuerdos de momentos felices y amorosos.
De ahí a que a muchos nos emocione ir a esos restaurantes que en su carta ofrecen platos que reconocemos y que sentimos cercanos ya que llegan directo al alma y a la memoria en cada bocado. Bien lo dice el refrán: barriga llena, corazón contento.
Poetas y escritores han entendido el poderoso maridaje que hay entre los dos, escribiendo textos que son un deleite para el lector y el paladar. La cocina es amor con poesía.
Por ejemplo: Pablo Neruda en la Oda al pan: "El pan, el pan para todos los pueblos. / Y con él lo que tiene / forma y sabor de pan repartiremos: / la tierra, la belleza, el amor. / Todo eso tiene sabor de pan, / forma de pan, germinación de harina. / Todo nació para ser compartido, / para ser entregado, para multiplicarse".
Laura Esquivel, en Como agua para chocolate: "Giró la cabeza y sus ojos se encontraron con los de Pedro. En ese momento comprendió perfectamente lo que debe sentir la masa de un buñuelo al entrar en o con el aceite hirviendo".
Héctor Abad Faciolince en Tratado de culinaria para mujeres tristes: "No es cierto, sin embargo, que no se pueda hacer con la comida algo que favorezca los placeres del tálamo…para desatar el apetito sexual nada mejor que apagar antes las ganas de comer… Aviva todos los sentidos: la vista, con partes estratégicas y tapadas de tu cuerpo; con una combinación armoniosa de colores en el plato".
A propósito de San Valentín y de cada celebración del amor en todas sus manifestaciones ¿qué tal si regalamos y/o compartimos un rico plato de comida que alimente al corazón? A mí que por favor me traigan un ramo de empanadas con ají, seguro me enamoro. Buen Provecho y que viva la comida con amor.
MARGARITA BERNAL
Para EL TIEMPO
En instagram: @MargaritaBernal

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