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La gabardina: historia y resurrección de un clásico atemporal de la moda

Con más de 140 años de historia, desde sus inicios como vestimenta industrial y militar hasta su adaptación a la modernidad, esta prenda sigue siendo un referente para diseñadores y seguidores de la moda.

La gabardina nació en Inglaterra con fines prácticos para la agricultura, pero se popularizó en la guerra.

La gabardina nació en Inglaterra con fines prácticos para la agricultura, pero se popularizó en la guerra. Foto: Cottonbro - EFE

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Es una prenda que ha trascendido épocas, estilos y clases sociales, y que continúa siendo un símbolo de moda atemporal. Desde su origen en el siglo XIX hasta su renacimiento en las pasarelas y las calles de las principales capitales de la moda, la gabardina ha dejado una marca indeleble en la historia del vestuario.
La capacidad de la gabardina para adaptarse a diferentes estilos y épocas la ha convertido en una prenda atemporal: de Burberry y Dior hasta Balenciaga y de Audrey Hepburn y Humphrey Bogart hasta Gigi Hadid o Chiara Ferragni, esta pieza mantiene en el tiempo su estatus como símbolo de funcionalidad y sofisticación.
Desde siluetas clásicas en beige de su firma insignia, Burberry, hasta modelos redefinidos como las realizadas en caqui con cinturón de hebilla de la firma Lili Sidonio, las gabardinas siguen siendo una pieza atemporal en la construcción de cualquier armario cápsula.

El origen de la gabardina

La historia de esta prenda se remonta a la Inglaterra del siglo XIX, una época marcada por grandes avances industriales y militares. Fue en 1879 cuando el químico y empresario británico Thomas Burberry, fundador de la firma Burberry, patentó el tejido que revolucionaría el diseño de la prenda: el tejido gabardina.
Esta tela era ligera pero resistente, impermeable y transpirable, lo que la hacía ideal para la vida al aire libre, en particular para quienes trabajaban bajo condiciones meteorológicas adversas o estaban sometidos a climas de lluvias constantes gracias a sus propiedades impermeables.
La innovación de Burberry residía en el tratamiento que aplicaba a los hilos de algodón o lana antes de tejerlos, lo que permitía que el tejido fuera resistente al agua sin perder su transpirabilidad, convirtiendo la prenda en una opción diferente y altamente demandada.
Originalmente concebida para los agricultores y pastores ingleses que necesitaban ropa que los protegiera del clima impredecible, la gabardina rápidamente atrajo la atención del Ejército británico, que adoptó la prenda para sus oficiales durante la Primera Guerra Mundial.
Así nació el trench coat, o ‘abrigo de trincheras’, un término que derivaba directamente de su uso en las trincheras del frente de batalla. Este diseño militar incluía detalles funcionales, como cinturones con hebillas de metal y bolsillos grandes, para poder ajustar la prenda al cuerpo y portar munición.
La prenda ofrecía a los soldados la protección necesaria contra la lluvia y el barro, a la vez que mantenía la movilidad y una apariencia elegante. Con el tiempo, los elementos militares se mantuvieron en el diseño civil de la gabardina, convirtiéndola en un ícono atemporal de estilo. Al final de la guerra, esta prenda se popularizó en la vida cotidiana e incluso Burberry se convirtió en el proveedor de prendas impermeables de la Corona británica en 1955.

Cultura popular

El paso de la gabardina de prenda funcional a prenda de moda se dio en gran parte gracias a su presencia en la cultura popular, especialmente en el cine. Durante la década de 1940, Humphrey Bogart popularizó la gabardina en películas como 'Casablanca' (1942).
Su personaje, Rick Blaine, la llevaba como símbolo de misterio y dureza. La imagen de Bogart, con su gabardina beige y su sombrero fedora, quedó inmortalizada como el arquetipo del detective o héroe romántico del cine negro, catapultando esta prenda hacia ventas masivas.
Unos años después, en la década de 1960, Audrey Hepburn contribuyó a redefinir la gabardina desde una perspectiva femenina en la película 'Desayuno con diamantes' (1961). La escena final, donde Hepburn corre bajo la lluvia vestida con una gabardina, se ha convertido en una de las imágenes más icónicas del cine.
Más allá de las pantallas, las figuras de la cultura popular adoptaron la gabardina y la integraron a su imagen pública. En los años 70, la actriz Catherine Deneuve contribuyó a la popularidad de la gabardina con su estilo chic parisino. Y en el ámbito musical, David Bowie también la usó, demostrando la versatilidad de la prenda.
En la literatura, la gabardina es un símbolo de misterio y discreción, convirtiéndose en la prenda emblemática de detectives y espías. Autores como Raymond Chandler y Dashiell Hammett la usaron para vestir a personajes enigmáticos, mientras que John Le Carré hizo de ella el distintivo de su agente George Smiley, reflejando su carácter sobrio y su vida de sacrificio en las sombras.

Redefinición

La prenda nació en Inglaterra con prácticos.

La prenda nació en Inglaterra con prácticos. Foto:Cottonbro - EFE.

Aunque la gabardina se asocia comúnmente con su versión clásica, su presencia en la moda del siglo XXI no ha dejado de evolucionar. Diseñadores de renombre y marcas de lujo continúan reinterpretando la gabardina para nuevas generaciones, manteniendo los elementos tradicionales, pero incorporando detalles innovadores.
Figuras como el diseñador de moda italiano y exdirector creativo de Burberry, Riccardo Tisci, han jugado un papel clave en la evolución de la gabardina. La casa de moda británica ha mantenido la relevancia de la prenda a través de colecciones que respetan la tradición de la gabardina con cortes asimétricos, estampados llamativos y nuevos materiales.
Otra diseñadora que ha hecho de la gabardina una pieza central de sus colecciones es Stella McCartney, famosa por su enfoque sostenible en la moda. McCartney ha rediseñado la gabardina utilizando tejidos ecológicos, como el algodón orgánico y materiales reciclados.
En cuanto a celebridades actuales, nombres como Meghan Markle, Rihanna y Kanye West han sido fotografiados llevando gabardinas de lujo, consolidando aún más el estatus de la prenda como un básico moderno al que se suman Kaia Gerber, Gigi Hadid, Kendall Jenner o Chiara Ferragni.

Marcas y actores insignia

Si bien Burberry sigue siendo la marca más asociada a la gabardina, otras firmas de moda de lujo y diseñadores emergentes también han contribuido a su reinvención. Marcas como Dior, Balenciaga y Celine han incluido versiones actualizadas de la gabardina en sus colecciones recientes.
Mientras que, en Dior, Maria Grazia Chiuri jugó con cortes geométricos y capas de encaje en sus gabardinas, añadiendo un toque romántico y moderno a la prenda. Balenciaga, bajo la dirección creativa de Demna Gvasalia, ha reinterpretado la gabardina con un enfoque más urbano y conceptual.
Gvasalia ha experimentado con formas exageradas y proporciones poco convencionales, llevando la prenda más allá de sus límites tradicionales. Estas versiones modernas de la gabardina no solo buscan mantener la elegancia de la prenda original, sino también adaptarla a las nuevas exigencias de la moda de alta costura.
Celine, bajo la dirección de Hedi Slimane, ha optado por una versión más fiel a los orígenes de la gabardina, con diseños que evocan la estética de los años 70, pero con un aire moderno de cuellos pronunciados y cortes ajustados, creando una prenda perfecta para el armario cápsula de cualquier amante de la moda clásica.
MARÍA MUÑOZ RIVERA
EFE REPORTAJES

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