La muerte de un ser querido es devastadora y afecta de forma diferente a cada persona. No hay una fórmula única que ayude a resolver los sentimientos de tristeza, nostalgia y melancolía que surgen durante y después del suceso. Lo cierto es que todos, o la mayoría, transitan por este camino al menos una vez en su vida.
Hay casos en los que los padres de familia son quienes deben padecer el dolor de perder a sus hijos, ya sea por un accidente, enfermedad o algo repentino. El duelo muchas veces comienza desde que se conoce la circunstancia. Es una fase en la que la ansiedad, el desasosiego y hasta el estado de shock pueden aparecer.
El duelo, según expertos, se convierte entonces en una experiencia que puede tomar bastante tiempo. Si no se trata, o se acepta, puede derivar en complicaciones en la salud mental y física.
El diario
El País cita algunas orientaciones recogidas en la 'Guía para familiares en duelo', recomendada por la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Seal), para afrontar la muerte de un hijo:
Solicitar ayuda
Aunque suene cliché, este es el primer paso al que se debe recurrir cuando un padre está viviendo la pérdida de un hijo. La ayuda profesional debería ser oportuna y constante para prevenir daños a largo plazo. Una orientación psicológica y psiquiátrica, así como un acompañamiento espiritual serían ideales.
Comunicación
Hablar. Entre padres o con familiares o amigos o con quien tenga confianza, es importante expresar los sentimientos y emociones que aparecen en estos casos. Desde la tristeza hasta la rabia. No hay que 'guardarse' lo que se está sintiendo.
Aceptación sin mentiras
Hay que reconocer la situación: aceptar la enfermedad, el accidente o el fallecimiento. La muerte es algo irreversible. En los primeros momentos puede haber confusión y sentimientos de culpabilidad, así como la negación. Debe hacerse un ejercicio interno en el que se entienda lo que sucedió y se decida qué hacer. Hablar con claridad con uno mismo y con los demás.
Evite peleas innecesarias
Los padres pueden pasar por situaciones que los ponen en contextos complejos, con bastantes preguntas que pueden terminar en discusiones entre ellos o con familiares o amigos. Cuando se altere, trate de regresar a un estado neutro y entienda que hay diferentes puntos de vista y que en ese momento no es necesario mantenerse en una pelea porque no beneficia ni a su cuerpo ni su mente.
Ritual
Un acto íntimo, familiar, puede ayudar a entender la pérdida de un hijo. No tiene que ser necesariamente un entierro o cremación. Puede ser una lectura de una carta, una meditación, escuchar canciones que puedan ser significativas y más. Esto ayudará a fortalecer vínculos personales.
EL TIEMPO