La piña y el plátano ya no solo habitan las cocinas, también las tiendas de moda y los roperos. Llegaron para unirse al cáñamo, eucalipto y bambú, ya muy comunes en las colecciones. Y desde Medellín avanzan las exploraciones para desarrollar un textil a partir del nopal. ¿Por qué? La respuesta involucra razones ambientales, económicas y, cómo no, un consumidor más enterado y exigente.
Un ejemplo es Fabricato, la textilera antioqueña con más de un siglo de experiencia, que trabaja el cáñamo desde hace tres años. “Apostamos por las fibras recuperadas que son las que apuntan a la economía circular y a la disminución de desperdicios que resultan tanto del proceso de producción como del desuso de las prendas”, dice María Clara Jaramillo, líder de producto textil.
A Vicunha, de Brasil, uno de los jugadores más fuertes del medio textil mundial, le rige un principio: el respeto al medio ambiente. “Trabajamos con algodones reciclados, recuperados, fibras derivadas de la madera procedente de fuentes renovables y certificadas como tencel y lyocell, que se caracterizan por su belleza, resistencia, suavidad al tacto y absorción de humedad”, comenta María Angélica Rodríguez, gerente de marketing para América Latina de Vicunha Textil.
Tras el cultivo de la fibra y el desarrollo textil llega el diseño de colecciones. Al respecto, Melisa Gómez, gerente de mercadeo de Trucco’s, marca especializada en el universo jeanswear, señaló que el 15 por ciento de sus propuestas salen a la venta con componente eco. “Hemos tenido muy buena aceptación con el lyocell, proveniente del eucalipto, y con las telas elaboradas a partir del bambú, una decisión sensorial de peso para nuestro cliente, toda vez que al tacto estas telas son más amigables”.
Desde Medellín, Fernando Murillo Hurtado, investigador empírico de textiles naturales y creador de Fibo Colombia, cuenta que con su empresa han reconocido siete plantas de las que se pueden elaborar “recetas” textiles: piña, plátano, abacá, cáñamo textilero, kenaf, fique, algodón k-pok y bototo, árbol nativo de los Llanos.
Hurtado clasifica las plantas y capacita sobre cómo extraer y utilizar la fibras de manera artesanal. Es cautivador verlo atender su stand en ferias, donde decenas se detienen a escuchar una voz que les cuenta sobre la magia de vestirse de plátano y piña, como ya lo hace la marca local Makhazori.
Mauricio Vásquez Rendón, investigador en diseño de biomateriales, trabaja con su equipo académico de la Universidad de Medellín y con comunidades en la exploración del nopal y sus posibilidades. “En la investigación con mis estudiantes obtuvimos diferentes estructuras del nopal: rígida y flexible. Una de ellas permitió grandes formatos, flexibles y similares al látex. Es el que estamos usando para la fabricación de prendas, gracias a sus propiedades”.
Lujo sostenible y consciente
Al diseñador Diego Guarnizo lo alienta la conciencia de generar a partir de su oficio fórmulas sostenibles. “Es una obligación que le debemos a nuestro sistema biodiverso y por eso el uso de insumos, de telas recicladas y procesos cuidados hacen parte de mis colecciones”. Un diseñador no solo propone siluetas, tendencias y presenta colecciones. Explora posibilidades narrativas responsables que se suman a las creativas. En su colección Alborada Guarnizo acudió a los textiles Primatela con sublimación eco digital, tintas certificadas y sin consumo de agua. Al preguntarle sobre los posibles beneficios económicos con estos desarrollos, Guarnizo se sinceró: “por ahora no se gana nada. Al contrario, los procesos son más difíciles, más experimentales. Se gana en el corazón y la satisfacción final”.
Camilo Álvarez, inquieto y realista
El diseñador antioqueño tiene claro su aporte al planeta, que no somos más que nosotros mismos y por eso lo define como un acto de amor propio. “Lo hago en tres ejes desde 2022: upcyling para darles nueva vida a prendas que ya existieron; en materia de técnicas de patronaje y diseño trabajar a partir de rectángulos, porque al existir menos curvas en el corte menos tela va a la basura. Y tres, la materia prima”.
También comenta que está más enfocado en algodones, especialmente de agricultura regenerativa, que estudia los suelos y cuida el ecosistema donde se cultiva, se riega por aguas lluvias y ofrece menos impacto medio ambiental negativo “No son solo los materiales, agrega Camilo. “La lavandería es clave, hay que saberlos trabajar por el encogimiento. No me interesan discursos heroicos. La sostenibilidad es un acto de amor propio, es sentido común, es un mínimo esperado”.