¿Qué decía el fallecido papa Francisco sobre el medioambiente? Estas eran las reflexiones del sumo pontífice

El Vaticano difundió este martes las primeras imágenes del papa Francisco, fallecido este lunes a los 88 años, en el féretro de madera en la capilla de la que fue su residencia, la Casa Santa Marta.

El Papa descansa sobre un féretro de madera forrado de terciopelo rojo con una casulla purpura y una mitra blanca y en las manos lleva un rosario

Desde el inicio de su papado en 2013, el papa Francisco enfatizó valores como la compasión, la justicia social y el respeto por la creación. Sus mensajes trataron con claridad temas como el apoyo a migrantes, la defensa de los pobres, el manejo ético de los recursos económicos y la protección de la naturaleza. 

A continuación se presentan las principales reflexiones del pontífice sobre el medioambiente, apoyadas en sus documentos oficiales y complementadas con información de expertos internacionales.

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Francisco fue el primer pontífice en incorporar datos científicos en un documento de enseñanza de alto nivel, marcando el cuidado de la creación como una característica fundamental de su papado. 

En 2015, publicó la encíclica Laudato Si’, en la que llamó a una transformación cultural profunda para modificar lo que calificó como un sistema económico global “estructuralmente perverso” que perjudica a los más pobres y convierte la Tierra en “un inmenso montón de basura”. A pesar de que otros pontífices abordaron previamente cuestiones ambientales, Francisco colocó este asunto en el centro de su enseñanza.

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La preocupación por el medioambiente, la “casa común”, se reflejó como un tema esencial en el pensamiento de Francisco. En Laudato Si’ (24 de mayo de 2015), inspirado por San Francisco de Asís, el Papa describió a la Tierra como una hermana y madre que sufre por la actividad humana. En sus palabras, «... entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que "gime y sufre dolores de parto" (Rm 8,22)» (Laudato Si’, n. 2). Con esta visión, subrayó que la degradación ambiental afecta de manera desproporcionada a las poblaciones más vulnerables y estableció la interconexión entre la crisis social y la crisis ecológica.

Francisco también habló de una “deuda ecológica” que los países desarrollados tendrían con las naciones empobrecidas y de la necesidad de escuchar tanto “el clamor de la tierra como el clamor de los pobres” (Laudato Si’, n. 49). En su diagnóstico, señaló que la generación actual es la primera en sentir los impactos del deterioro ambiental y podría ser la última en revertirlos. En este contexto, escribió: «la tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería» (Laudato Si’, n. 21).

Francisco promovió la idea de una “conversión ecológica”, que implica modificar los estilos de vida, la producción y el consumo. Defendió el paso de un modelo de explotación ilimitada a uno de “economía circular”, que impulse el reciclaje, la reparación y la reducción de consumo. Además, recalcó la responsabilidad compartida de gobiernos, empresas y ciudadanos en el enfrentamiento de la emergencia climática, recordando que «existe un consenso científico muy consistente que indica que nos encontramos frente a un preocupante calentamiento del sistema climático» (Laudato Si’, n. 23).

De acuerdo con el IPCC, los gases de efecto invernadero derivados de actividades humanas son la causa principal del calentamiento global, lo cual confirma la urgencia de las advertencias del papa Francisco. También el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha reiterado que los cambios en los patrones climáticos intensificarán fenómenos extremos y afectarán a los más vulnerables.

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En octubre de 2023, Francisco publicó la exhortación apostólica Laudate Deum (4 de octubre de 2023), actualizando su reflexión inicial frente al agravamiento de la crisis ambiental. En este documento, expresó: «advierto que no tenemos reacciones suficientes mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre» (Laudate Deum, n. 2).

El pontífice advirtió que los efectos de la crisis climática ya son perceptibles y tenderán a agravarse, perjudicando a las personas en aspectos como salud, empleo, a recursos básicos, vivienda y desplazamientos forzados: «Sentiremos sus efectos en los ámbitos de la salud, las fuentes de trabajo, el a los recursos, la vivienda, las migraciones forzadas» (Laudate Deum, n. 2).

Organismos como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) han alertado sobre el incremento de los llamados migrantes climáticos, aquellas personas obligadas a desplazarse debido a desastres naturales agravados por el cambio climático, lo cual confirma el nexo que Francisco estableció entre justicia social y ecología.

El Papa insistió en que la respuesta al cambio climático debe ser global y solidaria. En Laudato Si’, sostuvo que “el futuro del mundo existe en el diálogo entre todos” (Laudato Si’, n. 164). Proclamó la necesidad de una transición energética justa, de políticas valientes que contengan el calentamiento global y de un cambio interior que permita recuperar la capacidad de irarse ante la creación y protegerla.

El secretario general de la ONU, António Guterres, ha coincidido en múltiples ocasiones con esta postura, señalando que la cooperación internacional y la solidaridad son esenciales para enfrentar la crisis ambiental de manera efectiva y justa.