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Rumbo a la santidad: joven, venerable por negarse a quimio y salvar su bebé
El anuncio llega cuando su hijo tiene la misma edad de ella cuando dio a luz y luego falleció.
Fue declarada como 'venerable', la tercera de las cinco etapas que culminan con la canonización. Foto: AFP, mariacristinacellamocellin.it
El Papa Francisco, máximo jerarca de la Iglesia católica, acaba de ratificar en las últimas horas un reconocimiento post mortem para una joven italiana que prefirió ‘sacrificar’ su propia vida antes que poder afectar la de su hijo.
Se trata de María Cristina Cella Mocellin, una mujer fallecida a sus 26 años después de que un tumor en su pierna derecha derivara en un extraño cáncer que, luego de ocho años de tratamiento, dos embarazos exitosos y uno en curso, terminó con su vida.
Mocellin, conforme resaltan los medios oficiales del Vaticano, se encontraba en su tercer proceso de gestación cuando la enfermedad se agravó.
Ante la disyuntiva de recibir un procedimiento con quimioterapia, que según la Sociedad Americana contra el Cáncer puede llegar a dañar el feto del bebé “causando defectos congénitos”, ella prefirió arriesgar su propia vida y no el bienestar de su pequeño.
Así, tan solo días después del exitoso parto, falleció producto de la complicación de su enfermedad.
Ahora, cuando su hijo tiene 26 años, la misma edad con la que ella le dio a luz, acaba de ser reconocida por su ‘virtud heroica’ y fue destacada con el título de ‘venerable’, la tercera de las cinco etapas que componen la santificación de una persona.
Este caso recuerda la irable historia de la Santa Gianna Beretta Molla, la mujer que, luego de ser diagnosticada con un cáncer uterino, rechazó cualquier oportunidad de desistir del embarazo sin importar los riesgos para su vida.
La mujer alcanzó a compartir algunas horas con su bebé antes de fallecer. Foto:mariacristinacellamocellin.it
María Cristina Cella Mocellin nació el 18 de agosto de 1969 en Monza, Italia.
Durante toda su infancia y adolescencia, estuvo muy ligada a la Iglesia católica y llegó a ser acólito de la parroquia de su municipio.
Aunque su plan de vida parecía orientarse a la consagración religiosa, a los 16 años conoció a Carlo Mocellin, el hombre del que se enamoró muy joven y con el que en 1991 contrajo matrimonio.
No hay sufrimiento en el mundo que no valga la pena soportar por un hijo
Durante su vida en pareja fue diagnosticada con un sarcoma en su pierna izquierda. A pesar de eso, tuvo tres hijos: Francisco, Lucía y Ricardo. Este último, quien nació en el peor momento de su enfermedad.
A él, a quien le dedicó sus últimas horas de vida, le escribió una sentida carta que, con su reciente distinción, toma un valor todavía más simbólico.
“Eres precioso, y cuando te miro y te veo tan hermoso, vivaz, bello, creo que no hay sufrimiento en el mundo que no valga la pena soportar por un hijo. El Señor quiso llenarnos de alegría: tenemos tres pequeños maravillosos que, si Dios quiere, con su gracia, podrán crecer como él quiera. Solo puedo agradecer a Dios, porque quiso dar este gran regalo que son nuestros hijos: solo él sabe cómo quisiéramos tener más, pero por ahora es realmente imposible. Gracias Señor”, apuntó en ese entonces.
Hasta el momento, su familia no se ha pronunciado sobre su reciente título religioso.