Las mujeres representan cerca del 40 por ciento de la fuerza laboral global, pero los lugares de trabajo promedio no se construyeron teniéndolas en cuenta. Las barreras sistémicas como una licencia por maternidad insuficiente y un acoso sexual persistente impiden que las mujeres asciendan en su carrera profesional y perpetúan la brecha salarial de género.
Eso debe cambiar. Las empresas deberían esforzarse por crear un entorno inclusivo para las mujeres mediante la implementación de políticas claras frente al acoso sexual, licencias flexibles y la posibilidad de trabajar desde casa. Esto les permitiría a todos los trabajadores –inclusive, por ejemplo, a los hombres a los que les gustaría tomar su licencia por paternidad sin culpa– invertir en su propia salud y sustentar a sus familias.
Si bien en las últimas décadas se han hecho algunos progresos importantes en lo que concierne a la inclusión de las mujeres en el lugar de trabajo, todavía hay mucho por hacer. Casi 200 millones de mujeres que trabajan en cadenas de suministro globales residen en países donde, en general, no se atienden sus necesidades de salud. Igual de preocupante es el hecho de que menos de uno de cada tres gerentes es mujer.
Las evidencias
Como resultado de ello, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa, por su sigla en inglés) se ha dedicado a ayudar a las empresas a invertir en la salud y el bienestar de los empleados. Es cierto, es lo que hay que hacer, pero también es un buen negocio: un análisis reciente del Unfpa determinó que subsidiar los productos y servicios de salud sexual y reproductiva aumentó un 15 por ciento la productividad en el lugar de trabajo.
Un fuerte compromiso con la salud y los derechos sexuales y reproductivos de los empleados también puede mejorar la moral, reducir el ausentismo, disminuir la rotación y, más importante, defender la igualdad de género en el lugar de trabajo, lo que podría sumar 12 billones de dólares al PIB global.
El Unfpa reconoció que se necesita medir el progreso para llevar adelante un cambio significativo y sostenido, y así, en cooperación con Accenture (multinacional de consultoría estratégica), publicó una tarjeta de puntuación que revela qué desempeño tiene una empresa a la hora de prevenir y abordar el acoso sexual en el lugar de trabajo y respaldar los objetivos de planificación familiar de los empleados. Como cualquier otra métrica ambiental, social y de gobernanza, la tarjeta de puntuación mide el desempeño respecto de los indicadores que fomentan un bien social y respaldan el resultado final.
El primer paso para alcanzar la igualdad de género en el lugar de trabajo es garantizar que la gente trabaje en un contexto seguro y de respeto.
Datos recientes han demostrado que una de cada cinco personas experimenta violencia o acoso en el lugar de trabajo, y que una de cada 15 personas experimenta violencia o acoso sexual en el trabajo. Pero solo la mitad de los sobrevivientes de un abuso en el lugar de trabajo le cuenta su experiencia a otra persona. Esas cifras respaldan algo que muchas mujeres ya saben desde hace rato.
Cultura organizacional
La creación de un lugar de trabajo seguro empieza por la cultura organizacional: las empresas deben demostrar que no toleran el acoso sexual en el lugar de trabajo y que, de hecho, erradicarán ese tipo de comportamiento. Eso implica implementar políticas que, directamente, aborden y creen caminos claros para reportar casos de acoso, junto con capacitaciones que hagan hincapié en la importancia de un entorno inclusivo.
En cuanto a las políticas de salud reproductiva, las empresas pueden expandir las opciones de las mujeres y ayudarlas a prosperar laboralmente otorgando ayuda financiera para tratamientos de fertilidad, subrogación, adopción y congelamiento de óvulos, así como ofreciendo espacios privados para el amamantamiento y productos menstruales gratuitos o subsidiados.
Las empresas que demuestran un compromiso con las prácticas comerciales éticas y con el bienestar de sus empleados contratarán y retendrán el mejor talento, al mismo tiempo que obtendrán los mejores resultados de sus empleados. Ha quedado demostrado que cambios simples, como darles a los empleados toallas sanitarias y suplementos de hierro, han incrementado la productividad en el lugar de trabajo.
Asimismo, el 59 por ciento de las empresas que ofrecen cobertura para infertilidad reportan que esto les ha valido un reconocimiento como empleador interesado en la familia, mientras que el 62 por ciento dice que les ha permitido seguir siendo competitivas a la hora de atraer y retener trabajadores.
Los empleados no son los únicos que buscan mejores estándares para el lugar de trabajo. Hay más probabilidades de que los clientes prefieran a las empresas que llevan adelante prácticas éticas y sostenibles (e inclusivas). En una encuesta reciente de consumidores de la generación Z, la mitad de los participantes estaban más dispuestos a comprarles a empresas con un compromiso manifiesto con la diversidad y la inclusión. Otro estudio determinó que el marketing progresivo en torno al género podría ayudar a las marcas a crecer el 8 por ciento.
Para aumentar la participación de las mujeres en el lugar de trabajo y atraer y retener al mejor talento –más allá del género–, las empresas deberían invertir en políticas que respalden la salud reproductiva y combatan el acoso y la discriminación sexual. Esto conducirá a una fuerza laboral más saludable, más feliz y más productiva, y a forjar un futuro más próspero e inclusivo donde los empleados prosperen y las empresas florezcan.
Natalia Kanem (*)
© Project Syndicate
Nueva York
(*) Directora ejecutiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas.
Las seis áreas de atención para el sector privado
De acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), las empresas deberían tomar acciones en seis áreas de los derechos sexuales y reproductivos: detección y prevención de las violencias basadas en género; atención prenatal y posnatal; prevención y tratamiento de enfermedades de transmisión sexual; asesorías y servicios para la salud reproductiva (como la menstruación y menopausia); asesorías y servicios anticonceptivos y de planificación familiar, y detección, prevención y tratamiento de enfermedades, como el cáncer del útero.
En el informe ‘Fomento de la salud y los derechos sexuales y reproductivos en el sector privado’ de 2024 de la Unfpa, las mujeres dedican entre el 40 y 60 % de sus años reproductivos en su lugar de trabajo. El 38 % de los países en el mundo no cumplen con los estándares de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para las licencias de maternidad (14 semanas) y el 44 % no garantiza las licencias laborales para ambos padres después del parto.
Aunque el panorama no es positivo, la Unfpa arroja datos en el documento para animar a las empresas a invertir en los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Por ejemplo, según un estudio de la organización, destinar recursos para atender estos derechos incrementa en un 22 % la productividad, y reduce en un 62 % el absentismo y en un 23 % la rotación de personal.