María Isabel Pérez, una directora con alma de emprendedora

A sus 73 años María Isabel Pérez Piñeros, directora de la Corporación Mundial de la Mujer Colombia, tiene dos cosas muy claras. La primera, que su propósito en la vida es apoyar y acompañar a mujeres en contextos difíciles a lo largo y ancho del país; y la segunda, que todavía tiene la energía, la voluntad y el conocimiento para seguir haciéndolo por mucho tiempo más.

Egresada de Ciencias Jurídicas de la universidad Javeriana, se especializó en derecho de familia ejerciéndolo durante 20 años, donde asesoró a mujeres en situaciones de vulnerabilidad en sus relaciones de pareja o en sus hogares. Desde entonces ese instinto protector y ese llamado a empoderar mujeres se convirtió en el común denominador de su vida profesional, sin importar el lugar donde se encontrara.

Durante los 10 años que vivió en Panamá participó de manera activa en el proceso de retorno del Canal de Panamá a manos de mujeres panameñas, posterior a la firma de los tratados Torrijos-Carter en 1977.

De regreso a Colombia tuvo sus primeros encuentros con la Corporación Mundial de la Mujer Colombia (CMMC), sin saber que lo que empezó como una asesoría a la estructura legal, se convertiría en su más grande amor profesional. En 2002 fue nombrada Asociada Activa de la CMMC, para después ser secretaria, cargo que ocupó durante seis años y que le permitió vivir de primera mano el proceso de formalización de la entidad de microcrédito que la llevó a ser accionista del primer banco de microfinanzas en Colombia Bancamía S.A., en el año 2008.

Para ese entonces la CMMC se convirtió en su segundo hogar, y por ende, todas las mujeres vinculadas se volvieron su motivación constante. De ahí que el paso natural a seguir fue su nombramiento como Directora Ejecutiva en agosto de 2009. Desde entonces ha liderado el proceso de redireccionamiento estratégico que ha llevado a la CMMC a extender su campo de acción a todo el país, con un modelo de formación y fortalecimiento socio empresarial especializado, integral y con permanencia, dirigido a comunidades en situación de vulnerabilidad y pobreza económica con el objetivo de hacerlas productivas y que generen ingresos dignos y sostenibles.

Cuando se le pregunta a Maria Isabel qué ha sido lo más satisfactorio de liderar la CMMC su respuesta es contundente: “ver cómo las comunidades con quienes trabajamos confían en nosotros. Al principio todas tienen temor de confiar en alguien y gracias al compromiso de nuestro equipo de trabajo que de verdad cree y vibra con la actividad social, hemos sabido ganarnos su confianza, acompañarlas en sus procesos, en especial con las mujeres, quienes se sienten acompañadas y protegidas. Es tan simple como que la confianza genera progreso”.

En medio de los cientos de historias y anécdotas que pueden ejemplificar esto, recuerda una con mucho cariño. Se trata de un grupo de mujeres en Cartago donde en alianza con Monseñor Jairo Uribe, se montó un programa para que pudieran tener un emprendimiento de pelar plátano. Él puso el lote y la CMMC montó la planta, la cual tuvimos que cerrar durante la pandemia. 

Sin embargo, en un reciente viaje María Isabel pudo comprobar de primera mano que la planta fue comprada por una empresa que exporta patacón y contrataron a todas las mujeres con sueldos dignos, de manera que no perdieron ni sus empleos ni las capacitaciones que les dio la CMMC, por el contrario, su curva de aprendizaje ha sido su mejor insumo de trabajo.

Para ella lo más retador de liderar la CMMC, es hacer de la Corporación una verdadera empresa que genere los rendimientos y excedentes suficientes para poder reinvertir en atención a comunidades, crecer cada día más sin perder el foco. “Nuestra misión está enfocada en las personas que menos tienen, y en preferencia, en mujeres que quieran emprender y salir adelante”.

En este punto es importante aterrizar esa atención en cifras y decir que bajo su dirección, las mujeres representan el 76,02% de la población que la CMMC ha acompañado desde el año 2021 hasta enero de 2024 a través de sus programas, proyectos y servicios. De ahì, el 35,61% son emprendedoras y el 40,70% son microempresarias. 

Entre estas el 10,17% son mujeres afrodescendientes y el 5,91% son mujeres indígenas, mientras que el 41,6% de las personas acompañadas por la CMMC son mujeres cabezas de familia, contribuyendo significativamente al sustento de sus hogares y con un acompañamiento socio emocional con el que la CMMC contribuye al cierre de brechas de género y fomenta el empoderamiento económico femenino en el país.

No le gusta ser la protagonista de la historia, prefiere compartirla con su equipo de trabajo. “El secreto está en confiar en la gente de la CMMC, yo lo que hago es pensar en una idea, exponerla y son ellos quienes se encargan de implementarla de manera exitosa. Nos hemos arriesgado con ideas novedosas y han salido proyectos y actividades maravillosas”.

Cuando se le pregunta qué significa saber que es un referente para muchas mujeres, no duda en afirmar con la sonrisa que la caracteriza, que lo más maravilloso que le puede pasar es que una mujer le diga que confió en la CMMC y que ha salido adelante con el apoyo de la corporación. 

“Yo creo que tengo otra fortaleza y es que a mis 73 años siento que todavía puedo aportarle mucho a las personas y tengo una mentalidad muy abierta donde las nuevas ideas no me traumatizan sino que las acepto con toda la amplitud, y las mujeres ven esa confianza como un motor para salir adelante”.