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Noticia
¿Qué efectos puede tener en la salud humana consumir microplásticos?
La presencia de estos elementos en los alimentos puede traer consecuencias en el sistema nervioso y otros órganos.
Policía ambiental intenta limpiar basuras en Mount Lavinia, Colombo, Sri-Lanka. Foto: LAKRUWAN WANNIARACHCHI. AFP
Esta semana se dieron a conocer dos informes que dan cuenta del gran impacto que tienen la presencia de microplásticos en Colombia. Los documentos, elaborados por la Plataforma de Acción para los Plásticos, una iniciativa del Ministerio de Ambiente en conjunto con el Foro Económico Mundial y el Gobierno de Reino Unido, revelaron, entre otras cosas, que se encontraron partículas microscópicas de plástico en alimentos que los colombianos consumen habitualmente.
Los efectos de los microplásticos en la salud humana
La salud es uno de los puntos que abordan los dos informes publicados este lunes. Micro y nanoplásticos (MNPs), así como aditivos como ftalatos y bisfenoles, han sido encontrados en órganos humanos de personas en el país y se relacionan con múltiples afecciones, desde daños celulares hasta trastornos hormonales.
El primer informe, que recopila estudios científicos entre 2015 y 2025, documenta que los MNPs ingresan al cuerpo principalmente por tres vías: ingestión, inhalación y o dérmico. Están presentes en alimentos, bebidas, aire y productos de uso cotidiano como cosméticos.
Además se estima que una persona puede incorporar entre 74.000 y 121.000 partículas plásticas al año. Estos contaminantes han sido hallados en tejidos críticos como la placenta, los pulmones y el cerebro, con implicaciones profundas para la salud reproductiva y neurológica.
El documento reseña los efectos tóxicos de los plásticos abarcan desde inflamación y estrés oxidativo hasta daños en el ADN, alteraciones metabólicas y neurotoxicidad. Estudios en células humanas han demostrado que ciertas partículas plásticas alteran funciones hormonales clave, debilitan la barrera hematoencefálica y podrían reducir la capacidad del cuerpo para combatir infecciones. Algunos plásticos incluso actúan como “vehículos” de metales pesados, radionúclidos o bacterias, amplificando sus efectos nocivos.
Según explicó María Valentina Suárez, investigadora del informe y estudiante de maestría de la Universidad Nacional, en los estudios realizados en la ciudad de Manizales se encontraron microplásticos en el cordón umbilical, la placenta y la sangre de mujeres gestantes, lo que es un llamado de alerta urgente por los riesgos que generan.
“Sabemos que los microplásticos afectan el sistema inmunológico durante el embarazo. Que generan un mayor riesgo de preeclampsia y restringen el crecimiento intrauterino”, señaló Suárez.
wdw Foto:iStock
Microplásticos en el cerebro
El plástico, omnipresente en el estilo de vida actual, se descompone lentamente en partículas muy pequeñas que acaban diseminadas en todas partes: se han hallado desde en la cumbre del Everest a la fosa de las Marianas, a 10 kilómetros bajo la superficie marina.
Los investigadores los denominan microplásticos cuando su diámetro es inferior a 5 milímetros (mm) y nanoplásticos cuando es menor de 0,001 mm, en ambos casos tamaños inasequibles al ojo humano.
El cuerpo humano, como el de otros muchos seres vivos, se está convirtiendo en un 'depósito' de estas micropartículas de plástico que por su tamaño poseen una gran capacidad de invadir órganos y tejidos.
Un estudio de la universidad australiana de Newcastle, encargado por la ONG WWF, estimó que cada semana acaban penetrando en el cuerpo, a través de lo que ingerimos o el aire que respiramos, una media de 5 gramos de plástico, el equivalente a una tarjeta de crédito.
Su presencia se ha constatado en la placenta, la leche materna, el pulmón, el hígado, el bazo, los riñones, la sangre o el cerebro.
Extraer, caracterizar y cuantificar los micro y nanoplásticos en el cuerpo humano y conocer su impacto constituye un reto de una complejidad mayúscula que apenas comienza a explorar la ciencia.
“A nivel de investigación estamos prácticamente ante un lienzo en blanco”, subrayó en una entrevista con EFE la neurocientífica de la Universidad de Rhode Island Jamie Ross, considerada una de las pioneras en ofrecer luz sobre el impacto de los microplásticos en el cerebro de los ratones.
En múltiples experimentos con ratones, en los que les hizo beber agua con microplásticos que contenían unos marcadores durante tres semanas, Ross y su equipo descubrieron que estas partículas traspasan la barrera hematoencefática del cerebro, producen en él una inflación similar a la de las demencias, y manifiestan alteraciones similares a quienes las padecen.
cvbnm Foto:iStock.
Cómo escapan al control del cerebro Una investigación casi paralela liderada por la Universidad de Viena comprobó que los más pequeños nanoplásticos cruzan esta barrera biológica apenas dos horas después de haber sido ingeridos.
"Haber comprobado que los microplásticos pasan la barrera hematoencefálica es un hecho muy relevante, hablamos de una barrera de permeabilidad altamente selectiva y regulada para proteger nuestro cerebro, que solo deja pasar lo que el cerebro necesita", explicó el investigador de Biología Celular de la Universidad Complutense de Madrid José Antonio Morales-García, en una entrevista con EFE.
En una persona sana, cuando el tejido nervioso se inflama el sistema inmune lucha contra el agente que produce esa inflamación y todo vuelve a la normalidad. El problema con enfermedades como el alzhéimer o el párkinson es que la inflamación se cronifica y destruye un tipo concreto de neuronas en cada caso, en el caso de párkinson la dopamina (por eso los síntomas son motores), y en el del alzhéimer un tipo de neuronas llamadas colinérgicas, que regulan la memoria a corto plazo en el hipocampo.
Lo que la ciencia ya ha podido constatar es que, una vez engañado al 'arco de seguridad' del cerebro y haber penetrado en él, las partículas microscópicas de plástico producen una inflamación continuada y prolongada en esas mismas zonas dando lugar a alteraciones similares a las de estas enfermedades.
A pesar de la enorme complejidad de avanzar en este campo, la investigación con ratones, el animal al que más recurre la neurociencia, también ha descubierto que estas partículas afectan a la comunicación entre neuronas y a la producción de neurotrasmisores. El resultado sería similar a quien le alteran sin saberlo el teclado en móvil y a la hora de escribir su mensaje es incomprensible, ejemplificó el investigador.