‘Las empresas que no conserven la naturaleza probablemente pierdan competitividad en el futuro’: Cecodes

El mundo sigue creciendo, y la economía también, pero es claro que ya no puede ser bajo el costo de destruir la naturaleza. La reciente Cumbre de Biodiversidad (COP16) realizada el año pasado en Colombia fue el escenario ideal para que las compañías de todo el país entendieran que es fundamental conservar y restaurar el capital natural del país, al tiempo que crece el negocio, pues la economía depende de la biodiversidad.

Es imposible para las empresas de caña de azúcar producir alcohol, combustibles, bagazo y otros derivados si no hay lluvia. Para los transportadores un cambio en la climatología global afecta directamente su capacidad de movilizar carga. Para los productores de alimentos y flores la falta de abejas y otros polinizadores se traduce en impactos en sus cultivos. Y esos son solo algunos de los infinitos ejemplos de la importancia de conservar los ecosistemas y su relación con el mundo en el que vivimos.

En ese sentido, y ante la pérdida acelerada de biodiversidad, la crisis climática y la presión sobre los recursos naturales, ha surgido un nuevo enfoque en el mundo corporativo: no basta con reducir el impacto ambiental, es necesario restaurar y regenerar. En ese contexto nació el programa ‘Naturaleza positiva’ del Consejo Empresarial Colombiano para el Desarrollo Sostenible (Cecodes).

El programa busca que las compañías pasen de una actitud pasiva —o incluso extractiva— a un liderazgo activo en la conservación de la biodiversidad. Esto implica reconocer los servicios que la naturaleza provee al negocio, integrarlos en sus modelos de gestión y tomar decisiones que aseguren la sostenibilidad ecológica de sus operaciones.

De acuerdo con Sergio Rengifo, director ejecutivo de Cecodes, el concepto de “naturaleza positiva” no se trata sólo de evitar daños, sino de generar beneficios netos para los ecosistemas. En países como Colombia, con una riqueza natural extraordinaria pero también con una alta vulnerabilidad ante los cambios que pueden generar desastres naturales y otros impactos, las oportunidades para este tipo de iniciativas son enormes.

Desde sectores como alimentos y bebidas, hasta energía o turismo, todas las industrias pueden —y deben, según Rengifo— repensar su relación con la naturaleza. En entrevista con EL TIEMPO, el directivo explica en detalle cómo funciona el programa, cuáles son sus implicaciones prácticas y por qué cuidar la biodiversidad es hoy una decisión estratégica para las grandes empresas del país.

Naturaleza Positiva es una iniciativa que busca que las empresas reconozcan, valoren y actúen para proteger y restaurar la biodiversidad. Está dirigido principalmente a grandes compañías, pero puede aplicarse a cualquier organización que quiera alinear su operación con los límites planetarios y contribuir de forma activa a la conservación de los ecosistemas.

Implica incorporar criterios de biodiversidad en la toma de decisiones estratégicas. Por ejemplo, evaluar el impacto que genera la extracción de materias primas, revisar las fuentes de abastecimiento y modificar procesos que puedan estar deteriorando los ecosistemas.

Claro. Alquería, por ejemplo, dejó de comprar leche en ciertas zonas de la Amazonia al identificar que esa actividad promovía la deforestación. También hemos visto casos en los sectores eléctrico y de bebidas, donde se reconoce que sin agua —proveniente de fuentes naturales— la operación no puede continuar. Muchas empresas dependen de pozos de agua subterránea y, si no se cuidan, simplemente dejarán de tener recursos para producir.

Porque los ecosistemas sanos son fundamentales para la sostenibilidad de los negocios. No se trata solo de reputación o cumplimiento. Se trata de asegurar los insumos que permiten que las empresas sigan operando. Además, en el mercado global, cada vez hay más presión por demostrar un compromiso real con la conservación.

Muchas. Colombia tiene más de 100 millones de hectáreas continentales, el 42 % de ellas en la Amazonia, y más de 100 millones de hectáreas marinas. Este territorio ofrece una ventaja estratégica para proyectos de conservación, créditos de carbono, turismo sostenible, e incluso para atraer inversión internacional en biodiversidad.

Que no se trata de filantropía. Se trata de construir modelos de negocio viables a largo plazo. Quienes no entren en esta conversación ahora, probablemente pierdan competitividad en el futuro. Ser sostenible es una decisión estratégica, no una moda.

EDWIN CAICEDO

Periodista de Medioambiente y Salud

@CaicedoUcros