Un estudio de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, publicado en la revista JAMA Network Open, usó datos secundarios no identificados de llamadas en Estados Unidos y Canadá sobre posibles exposiciones de gatos y/o perros a cocaína o metanfetamina de 2019 a 2023, a Pet Poison Helpline un centro especializado en controlar intoxicaciones animales.
Informes previos han demostrado que los animales que viven en hogares con personas que consumen sustancias ilícitas, en algunas ocasiones, pueden quedar expuestos fácilmente a estas. Tanto perros como gatos corren riesgo extremo por dicho consumo, incluso en pequeñas cantidades.
Los investigadores, Orrin Ware y Renee Schmid, tuvieron en cuenta las tendencias para seis grupos: gatos expuestos a cocaína; gatos expuestos a metanfetamina; gatos expuestos a cocaína o metanfetamina; perros expuestos a cocaína; perros expuestos a metanfetamina; y perros expuestos a cocaína o metanfetamina.
La muestra del estudio incluyó 63 casos de gatos, de los cuales aproximadamente el 65 por ciento (41) estuvo expuesto a cocaína y el 34 por ciento a metanfetamina. En cuanto a los perros las cifras son aún más alarmantes con un total de 183 casos de exposiciones a cocaína y 250 a metanfetamina. La región en la que más se registraron casos fue en el sur y en el este de los Estados Unidos.
“El estudio no encontró tendencias significativas en la exposición a la metanfetamina ni en gatos ni en perros. Sin embargo, se identificaron aumentos en la exposición a la cocaína. Los animales son muy sensibles a los estímulos y efectos simpaticomiméticos de la cocaína y la metanfetamina. Cualquier grado de exposición debe ser considerado preocupante”, explica el documento.
Además, mencionan que existe riesgo de toxicidad grave y muerte incluso con tratamientos médicos agresivos. “Es imperativo garantizar que cualquier exposición entre animales sea identificada y tratada, porque sin tratamiento la probabilidad de muerte es alta”, agrega.
Los investigadores aseguran que como los daños relacionados al uso de sustancias ilícitas sigue siendo una tendencia ascendente, reconocer el impacto que estas tienen en los animales pueden ayudar a minimizar la exposición a las mascotas.
De acuerdo con el hospital animal Lord Smith, la cocaína, por ejemplo, provoca estimulación del sistema nervioso, provocando constricción de los vasos sanguíneos, aumento del ritmo cardíaco (taquicardia), arritmias cardíacas y presión arterial alta.
El tratamiento veterinario puede incluir sedación y medicamentos para tratar la frecuencia cardíaca rápida (taquicardia).
Además, es posible que se requieran líquidos intravenosos para apoyar el sistema cardiovascular. Se debe observar a los animales para detectar convulsiones y istrar medicamentos anticonvulsivos cuando sea necesario.
Por último, Ware y Schmid concluyen que, si bien es un estudio clave para entender un poco el impacto que estas sustancias están teniendo en los animales, aún hay algunas limitaciones en el estudio como el hecho de no conocer con exactitud cómo ocurrió la exposición, pues los datos se limitan a las llamadas.
REDACCIÓN MASCOTAS