Si leyera este texto desde su celular, tableta o computador portátil, sería parte de los más de 6.000 millones de habitantes del planeta que tienen a dispositivos móviles, y que los usan para sus labores diarias. En la actualidad, estos dispositivos se han convertido casi que en extensiones de nuestro cuerpo, debido a la gran cantidad de información y herramientas que ofrecen para el a la comunicación, la información, el entretenimiento y la educación.
Justamente, en el ámbito educativo, son herramientas poderosas para el aprendizaje en diversas áreas, incluyendo la ciencia y la tecnología. Desde la astronomía hasta la física, los teléfonos celulares se han convertido en auténticos minilaboratorios en la palma de nuestras manos. La Semana del Aprendizaje Mediante Dispositivos Móviles, que se celebra del 4 al 8 de marzo, nos recuerda la importancia de utilizar estas herramientas para el aprendizaje en el aula y fuera de ella.
Anteriormente, la experimentación en el aula requería inexorablemente de una gran cantidad de instrumentos para hacer mediciones. Ahora, gracias a los avances tecnológicos, podemos tener un laboratorio completo en un solo dispositivo. Los teléfonos celulares modernos cuentan con acelerómetros, giroscopios, cámaras, micrófonos y otros sensores que permiten la medición de diversas magnitudes físicas. Además, existen aplicaciones que permiten realizar experimentos y explorar diferentes áreas de la ciencia de una manera sencilla, precisa y entretenida.
El aprendizaje mediante dispositivos móviles, o m-learning, es cada vez más común como forma de aprendizaje en el aula, incrementando las oportunidades y al sector educativo, especialmente en zonas con escasos recursos educativos tradicionales. Esto involucra desde leer artículos en línea, ver videos educativos o incluso hacer simulaciones y experimentos interactivos. Además de la astronomía, donde las aplicaciones para explorar el cielo con realidad aumentada tienen especial atractivo y podemos explorar el universo con solo levantar el celular, el m-learning también se ha utilizado con éxito en otras áreas de la ciencia. Por ejemplo, en biología, existen aplicaciones que permiten identificar especies de plantas y animales a partir de una imagen. En química, los estudiantes pueden usar sus teléfonos celulares para explorar la estructura de los compuestos químicos en 3D, e infinidad de ejemplos más.
El m-learning puede fomentar también la ciencia ciudadana. Los ciudadanos pueden usar sus teléfonos celulares para recopilar datos y contribuir a proyectos científicos. El caso de éxito más reciente es la publicación en la prestigiosa revista Science de un estudio hecho a partir de datos de una década proporcionados por más de 50.000 ciudadanos que observaron estrellas a simple vista, y en el cual se concluye que la contaminación lumínica en el planeta está aumentando entre 7 y 10 por ciento cada año, es decir que estamos perdiendo las estrellas. De esta manera se puede contribuir al avance del conocimiento y a la protección del medioambiente.
El uso de dispositivos móviles en la educación no se limita solo al aprendizaje individual. Las aplicaciones de inteligencia artificial, como ChatGPT, ya se empiezan a incorporar a las dinámicas de enseñanza en el aula, pese a la controversia que han generado y a los que se oponen tajantemente a su uso.
Creo que esa batalla está perdida y más vale aprovechar un nuevo panorama de innovaciones educativas que se pueden incorporar para aprender en cualquier momento y en cualquier lugar.
Es tarea de los educadores comprender el potencial de estas tecnologías y hacer un esfuerzo por integrarlas en el aula de una manera significativa. Me recuerda un poco, guardando las proporciones, al avispero que se armó cuando se comenzaron a usar las calculadoras en clase, tras años y años de usar reglas de cálculo, ábacos y el cálculo mental, como únicos instrumentos de apoyo. Rápidamente, los estudiantes empezaron a ganar nuevas y sorprendentes habilidades, y el mundo siguió girando.
SANTIAGO VARGAS
Ph. D. en Astrofísica
Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional
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