En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión
¡Hola! Parece que has alcanzado tu límite diario de 3 búsquedas en nuestro chat bot como registrado.
¿Quieres seguir disfrutando de este y otros beneficios exclusivos?
Adquiere el plan de suscripción que se adapte a tus preferencias y accede a ¡contenido ilimitado! No te
pierdas la oportunidad de disfrutar todas las funcionalidades que ofrecemos. 🌟
¡Hola! Haz excedido el máximo de peticiones mensuales.
Para más información continua navegando en eltiempo.com
Error 505
Estamos resolviendo el problema, inténtalo nuevamente más tarde.
Procesando tu pregunta... ¡Un momento, por favor!
¿Sabías que registrándote en nuestro portal podrás acceder al chatbot de El Tiempo y obtener información
precisa en tus búsquedas?
Con el envío de tus consultas, aceptas los Términos y Condiciones del Chat disponibles en la parte superior. Recuerda que las respuestas generadas pueden presentar inexactitudes o bloqueos, de acuerdo con las políticas de filtros de contenido o el estado del modelo. Este Chat tiene finalidades únicamente informativas.
De acuerdo con las políticas de la IA que usa EL TIEMPO, no es posible responder a las preguntas relacionadas con los siguientes temas: odio, sexual, violencia y autolesiones
Noticia
Exclusivo suscriptores
En un rincón de Colombia hallaron rastros del asteroide que borró a los dinosaurios de la Tierra
También se encontró un vínculo entre la extinción que causó el asteroide y el surgimiento de la Amazonía.
Durante la investigación se estudió un núcleo de roca de 700 metros perforado por una compañía minero-energética. Foto: Felipe de la Parra
Según ha podido comprobar la ciencia, la extinción masiva de finales del Cretácico, en la que desaparecieron de la faz de la Tierra los dinosaurios hace aproximadamente unos 65,5 millones de años, fue causada por el impacto de un asteroide de más de 10 kilómetros de diámetro en el golfo de México. Al choque le siguieron días oscuros por cuenta de las enormes cantidades de polvo –finas partículas del propio meteorito y de las enormes cantidades de rocas pulverizadas– que se distribuyeron por todo el globo y la estratosfera, dificultando el paso de la luz solar.
Dicho evento dejó una delgada capa de roca que se conoce como el límite Cretácico-Paleógeno (K-Pg), una porción de nuestro planeta donde alrededor de todo el mundo se depositaron los restos del trágico evento en el que se extinguió más del 70 por ciento de todas las especies. Se trata de una roca enriquecida por elementos del grupo del platino (osmio, iridio, rutenio, platino, rodio, paladio), que son una señal inequívoca para los científicos de un cuerpo proveniente del espacio, por ser extremadamente raros en las rocas de la corteza terrestre.
Alrededor del mundo los paleontólogos se han dedicado a buscar en las rocas este rastro extraterrestre. Muestras que les han permitido a los investigadores no solo definir que un asteroide de gran magnitud efectivamente se chocó contra la Tierra, sino también de qué estaba hecho e incluso su posible procedencia (su composición es de tipo carbonáceo como aquellos que se formaron originalmente más allá de la órbita de Júpiter) como señaló un estudio publicado el año pasado por investigadores de la Universidad de Colonia (Alemania) y la Universidad Libre de Bruselas.
Encontrar en Colombia los rastros de este impacto y responder cómo afectó este evento los trópicos, la región más biodiversa del planeta, fue una tarea emprendida por los científicos Felipe de la Parra y Carlos Jaramillo desde inicios de los 2000.
No obstante la importancia que tienen estos lugares para el estudio del impacto que tuvo el asteroide sobre los ecosistemas terrestres, no se había identificado la capa actual del evento del límite K-Pg en los trópicos, lo que limitaba el estudio de cómo se transformó la vegetación de esta parte del planeta tras el choque.
“En el hemisferio norte y en el sur se había documentado que cerca del 35 % de las plantas se extinguieron, pero no sabíamos qué había pasado en los trópicos. Nos interesaba entender si los niveles de extinción eran mayores o menores y cómo había respondido la vegetación tropical”, explica De la Parra, quien añade que primero debían encontrar la capa que identifica al impacto.
Una franja
Este límite les sirve a los científicos para marcar el horizonte de antes y después de la extinción. Sin embargo, su hallazgo en el territorio colombiano era una tarea titánica debido a la espesa vegetación que cubre gran parte del país. Esto hace que el que tienen los investigadores a roca expuesta en la que puedan buscar pistas que dejó el impacto sea limitado. Una búsqueda que los investigadores equipararon a encontrar una aguja en un pajar.
“Cuando el cuerpo extraterrestre impactó con la península de Yucatán, fundió las rocas contra las que chocó y muchos fragmentos salieron expulsados a grandes velocidades hacia la atmósfera. A medida que estos fragmentos iban cayendo se solidificaron y formaron unas estructuras milimétricas de formas redondeadas y ovaladas que se conocen como esférulas de impacto. Estas han sido encontradas en muchas partes del mundo”, explica De la Parra, quien añade que, además de las esférulas de impacto, en la capa del límite K-Pg se encuentran otras evidencias como cuarzo de choque y una anomalía en la concentración del elemento iridio que ha sido detectada en muchas partes del mundo.
Un geólogo durante la búsqueda de la capa que determina el límite K-Pg en Colombia. Foto:Felipe de la Parra
Cuenta De la Parra: “Nosotros decidimos usar la palinología –el estudio de polen y esporas fósiles– para rastrear los cambios en la vegetación. Sabíamos que las plantas del Cretácico eran muy diferentes a las del Cenozoico. Si podíamos detectar ese cambio, podríamos restringir la búsqueda de la capa física del impacto”, relata De la Parra.
Durante su trabajo en el entonces Instituto Colombiano del Petróleo, hoy Instituto Colombiano del Petróleo y Energías de la Transición (Iet), De la Parra y Jaramillo recorrieron quebradas, carreteras y analizaron decenas de pozos en busca de una secuencia continua de rocas que preservara la transición entre el Cretácico y el Cenozoico.
“Realizamos análisis palinológicos a cientos de muestras y siempre encontrábamos especies exclusivas del Cretácico o del Cenozoico, pero no lográbamos encontrar un registro continuo donde viéramos la transición. La búsqueda se estaba volviendo frustrante”, recuerda De la Parra.
Pero esto cambió cuando una compañía minero-energética perforó un núcleo de roca de 700 metros en lo que se conoce como la cuenca Cesar-Ranchería (un lugar ubicado entre la Sierra Nevada de Santa Marta y la sierra de Perijá en el noreste de Colombia). “Estudiamos decenas de muestras de ese núcleo. Recuerdo que un día estaba analizando en el microscopio una de las muestras y tenía una asociación muy diversa de especies del Cretácico y en la siguiente muestra todas esas especies desaparecían y eran reemplazadas por una asociación muy poco diversa de especies exclusivas del Cenozoico. Fue uno de los días más emocionantes de mi vida. La distancia que había entre la muestra con polen fósil del Cretácico y la muestra con polen fósil del Cenozoico era de apenas 15 metros. Ya no teníamos que buscar en 700 metros, si no en apenas 15”, recuerda el investigador.
El análisis minucioso y detallado de los 15 metros de roca les permitió a los científicos identificar las esférulas del impacto, la evidencia de la capa del límite K-Pg en Colombia después de tantos años. Los resultados de esta investigación fueron finalmente publicados en el Journal of South American Earth Sciences en 2022.
Los investigadores aclaran que no se trata del primer lugar en el que se encontraron rastros del asteroide en Colombia, pero sí es el primero en el área continental. Otros estudios ya habían marcado años antes en Gorgona, más exactamente en la isla de Gorgonilla, los primeros registros de la capa límite KP-g en el país. Sin embargo, al tratarse de depósitos en un ambiente marino, carecían del registro de polen y esporas que los investigadores Jaramillo y De la Parra buscaban para poder responder los interrogantes alrededor de qué había pasado con las plantas de esta parte del planeta tras la caída del asteroide.
Sobre este interrogante, precisamente, un estudio liderado por la colombiana Mónica Carvalho, en el que participaron otros investigadores del país como Carlos Jaramillo, Felipe de la Parra, Fabiany Herrera y Camila Martínez, entre otros, permitió concluir que es posible que el origen de la selva de la Amazonía –uno de los ecosistemas más biodiversos del planeta– sea el resultado de los cambios traídos por el impacto del límite K-Pg.
Amazonía. Foto:Martín Cicuamia - PNN Colombia
Los investigadores utilizaron palinología y hojas fosilizadas para entender los cambios ocurridos en los bosques del norte de Sudamérica durante esa época y no solo encontraron cambios en la composición y diversidad de las comunidades vegetales, sino que también infirieron cambios en la estructura ecológica del bosque.
Los bosques tropicales a finales del Cretácico se caracterizaban por presentar un dosel abierto y una mezcla de angiospermas (plantas con flor), helechos y coníferas que eran consumidos por animales herbívoros. Los bosques que se establecieron posterior al impacto tenían un dosel mucho más cerrado y multiestratificado y estaba dominado principalmente por angiospermas. Muy similar a los bosques tropicales modernos. “El cambio en la estructura y la recuperación de la diversidad tomó unos seis millones de años, y el porcentaje de extinción de plantas en los trópicos fue de aproximadamente 45 por ciento. Superior al 30 % registrado en otras latitudes”, dice el estudio publicado en la prestigiosa revista Science en 2021.
De esta manera, podemos decir que sin el impacto del asteroide que acabó con los dinosaurios no existiría el Amazonas. “Sin el impacto del límite K-Pg, muy posiblemente no existiría el Amazonas, los mamíferos quizás no hubiesen sido exitosos y por lo tanto los humanos quizás ni existiríamos. Es increíble pensar que una capa de unos pocos centímetros, escondida entre cientos de metros de roca, no solo cuenta la historia de una visita extraterrestre, sino también el inicio de un nuevo capítulo en la evolución de la vida en nuestro planeta”, reflexiona el investigador De la Parra.