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Hace casi un siglo inició la historia del traje espacial / Historias del cosmos
Con cada traje espacial, la humanidad ha dado un paso más allá de los límites de nuestro planeta.
Los nuevos trajes tienen más funciones y capacidades Foto: EFE
Poco a poco se va completando el rompecabezas con las piezas necesarias para poder regresar a la Luna más de medio siglo después de que los humanos pusieran pie en el satélite natural terrestre por última vez.
Hace pocos días se dio a conocer un elemento imprescindible para tener seres humanos recorriendo la superficie lunar y enfrentándose a las inclemencias del espacio exterior. Me refiero al traje espacial, una especie de nave ajustada al cuerpo de los astronautas que es esencial para su supervivencia.
Hace casi un siglo inició la historia del traje espacial. Específicamente en 1931, mucho antes de que comenzara la era de los viajes espaciales, un ingeniero soviético llamado Chertkovski diseñó y fabricó el primer traje espacial, conocido como el Ch-1. A pesar de ser hermético y contar con una pequeña ventana de vidrio para la visión, la rigidez de su estructura limitaba la movilidad del portador. Con el tiempo, Chertkovski mejoró el diseño y desarrolló el modelo Ch-3.
Treinta años después, se desarrolla el traje SK-1, que fue usado por Yuri Gagarin en el primer viaje espacial de la historia, en 1961. Era la primera vez que un traje espacial se usaba en las condiciones para las cuales había sido diseñado. El SK-1 tenía dos capas de tejido, una de ellas era un termoplástico, que hoy en día se usa para fabricar botellas de plástico, pero en su momento era un material nuevo que daba soporte y resistencia al traje.
La otra capa era de caucho y el recubrimiento final una funda impermeable de color naranja, que facilitaría las operaciones de búsqueda del astronauta en caso de tener que ser eyectado y aterrizará en paracaídas. El mismo color vistoso de las cajas negras de los aviones, y por la misma razón. Posteriormente, se creó el modelo SK-2, especialmente diseñado para adaptarse a la fisiología femenina, y que fue utilizado en 1963 por Valentina Tereshkova, la primera mujer en el espacio.
Otro de los primeros prototipos de un traje espacial fue desarrollado por el ingeniero español Emilio Herrera en 1935. Él lo denominó escafandra estratonáutica, y era parte de su proyecto para ascender en globo hasta los 26.000 metros de altura y estudiar la estratosfera. El traje contaba con micrófono, sistema de respiración, termómetros, barómetros y herramientas para medir y recoger muestras. Se dice que este pionero de la ingeniería aeroespacial, rechazó la oferta de la Nasa para vincularse al desarrollo de las misiones que llegarían a la Luna, luego de que la agencia espacial norteamericana rechazará su propuesta de ondear en la Luna la bandera española a la llegada.
En la década de 1950, la Nasa comenzó a trabajar en trajes espaciales para el programa Mercury, que eran simples y ofrecían poca protección contra el frío y la radiación. En la década siguiente, el traje espacial de Gemini ofreció más protección con capas de nylon y mylar -un tipo de poliéster metalizado y resistente- además de una mochila de soporte vital.
Gene Cernan junto a un traje espacial, durante un evento por el aniversario 40 de la primera llegada del hombre a la luna, en 2009. Foto:EFE
Con el programa Apolo, el diseño de trajes espaciales dio un paso más, con la incorporación de capas de fibra de vidrio y nomex - una fibra sintética resistente al fuego, lo que daba protección contra el calor y la radiación, y una mochila que proporcionaba oxígeno, agua y control de temperatura.
Con el tiempo, los trajes espaciales se han ido mejorando y evolucionando. El diseño que conocimos recientemente, aparte del soporte vital, tiene características especiales para ayudar a los astronautas mientras realizan experimentos científicos en la superficie lunar, y están especialmente adaptados para las mujeres.
Los ingenieros han dedicado bastante tiempo en el diseño de los guantes y gracias a innovadoras tecnologías serán capaces de manejar una mayor variedad de herramientas. Foto:EFE
Tiene luces incorporadas en el casco, está cosido en las articulaciones para permitir mayor flexibilidad, guantes más resistentes y cámaras de video en alta definición.
Todos estos elementos son necesarios para las jornadas de horas de exploración en la superficie lunar, en donde incluso el traje podrá proporcionar a los astronautas comida y agua.
Con cada traje espacial, la humanidad ha dado un paso más allá de los límites de nuestro planeta para afrontar condiciones para las cuales no estamos adaptados, y con cada nuevo diseño, estamos un poco más cerca de hacer del espacio nuestra segunda casa.
SANTIAGO VARGAS
Ph. D. en Astrofísica
Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional