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El sorprendente delfín que nadó en la Tatacoa hace millones de años
Un pequeño hueso del oído da detalles de este habitante de los ríos prehistóricos de Colombia.
Un pequeño pedazo de roca, amorfa y llena de orificios, y aparentemente insignificante, encontrado en el desierto de la Tatacoa (Huila), acaba de convertirse, gracias al trabajo de un grupo de paleontólogos, en una pieza fundamental para la reconstrucción del rompecabezas evolutivo de los mamíferos de Sudamérica, más específicamente de aquellos que surcaron los ríos y lagos del continente.
Se trata de un hueso fosilizado del oído de un delfín que vivió en territorio colombiano durante el periodo conocido como Mioceno medio, entre 12 y 13 millones de años atrás. Dicho hueso tiene la particularidad de que perteneció a un cetáceo de agua dulce, lo que lo hace un descubrimiento sin precedentes en el país.
Imagen del fósil del hueso de oído del delfín hallado en la Tatacoa. Foto:Aldo Benites Palomino
Estos fósiles fueron estudiados durante una gran expedición paleontológica a la Tatacoa a comienzos de 2019 por un grupo internacional de científicos. Esta zona es reconocida mundialmente gracias a su riqueza fósil, que documenta muy bien el Mioceno medio con gran cantidad de ejemplares de mamíferos terrestres, cocodrilos y aves que solo vivieron en esta parte del mundo.
El equipo de investigadores estaba conformado, por primera vez, por científicos latinoamericanos de países como Colombia, Venezuela y Perú, quienes estaban liderados por el científico colombiano Carlos Jaramillo, del Instituto Smithsoniano de Investigaciones Tropicales.
Junto con los Vigías del Patrimonio Paleontológico de la Tatacoa, extrajeron varias toneladas de rocas del desierto entre las que había montones de fragmentos óseos de todos los tamaños, algunas grandes de varios cientos de kilogramos y otros muy pequeños, que resultaban muy reveladores para los científicos. Entre ellos, estaba el diminuto hueso de delfín, de unos dos centímetros de largo.
En una clara señal de la creciente colaboración paleológica entre países latinoamericanos, Jaramillo le encargó al peruano Aldo Benites-Palomino, del Museo de Investigaciones Paleontológico de Zúrich (Suiza) y quien hasta el momento se había especializado en cetáceos de mar abierto, que estudiara la muestra para intentar descifrar a qué especie pertenecía.
Un raro especimen del agua dulce
Benites explica que, aunque la región de la Tatacoa hoy está en medio de un árido desierto, durante el Mioceno medio estaba ocupada por bosques y ríos que confluían en un enorme lago conocido como Pebas, que comprendía buena parte del centro del país y desembocaba en el Caribe. Este lago era rico en biodiversidad y en él habitaban toda clase de criaturas acuáticas ya extintas.
“Sabíamos que este hueso, denominado periótico, es muy importante para los cetáceos, pues ellos dependen de sus oídos para poder navegar en las aguas, por lo cual, gracias a este fósil, podríamos obtener mucha información. Con seguridad, se trataba de un mamífero acuático que vivió en el lago Pebas”, asegura Benites, y agrega que el primer paso para intentar descifrar cómo era el animal al que pertenecía fue comparar su anatomía con parientes vivos, como los delfines de agua dulce de la actualidad.
“Nos dimos cuenta de que no se parecía en nada a lo que conocemos, principalmente en la familia 'Iniidae', a la que pertenecen los delfines rosados de la Amazonia. También notamos que tampoco era como los fósiles de delfines publicados en Perú en 2013”, señala Benites.
El paleontólogo agrega que, para su sorpresa, y gracias a los análisis filogenéticos, descubrieron que el pariente más cercano a este animal extinto es el delfín actual del Río Ganges, en la India: “la primera pregunta que nos hicimos fue ‘qué hace en medio de Colombia un delfín de hace trece millones de años y cuyos parientes están al otro lado del mundo”, asegura Benites-Palomino.
De acuerdo con el científico, pese a lo exótico del hallazgo, en la prehistoria, estos animales eran muy comunes; por ejemplo, hay registros de muchas especies en las costas de Perú, que aumentan año a año. Pero se sabe muy poco de ellos.
Nos dimos cuenta de que no se parecía en nada a lo que conocemos, principalmente en la familia 'Iniidae', a la que pertenecen los delfines rosados de la Amazonia
“Lo poco que conocemos de los delfines de río extintos es gracias a las especies vivas. Por ejemplo, especies actuales como el Rosado, el de la Plata, el del Ganges, y el recientemente extinto del Río Amarillo (en China), tienen la cabeza redonda y hocicos muy largos, con muchos dientes, que les sirven para capturar toda clase de alimentos. En el caso de sus parientes fósiles, ellos competían por quién tenía la cara más larga, y nos hemos encontrado algunos con hocicos de hasta dos metros de largo”, dice.
Otra característica es que, además, como los ríos son muy oscuros debido a la turbulencia de los sedimentos, son animales con ojos poco desarrollados, una carencia que han compensado con oídos muy buenos”, dice.
Más preguntas que respuestas
La investigación de Benites fue publicada recientemente en el 'Journal of Vertebrate Paleontology', y fue llevada a cabo en conjunto con los investigadores Gabriel Aguirre Fernández, Jorge W. Moreno Bernal, Andrés Vanegas y Carlos Jaramillo. Ellos coinciden en que este trabajo deja más preguntas que respuestas.
“Lo que tenemos son huesos muy fragmentarios, que no nos dejan clasificar al delfín como una especie nueva. Algunas de las preguntas que intentaremos resolver ahora son por qué estos animales decidieron mudarse del agua salada al agua dulce, por qué ahora solo se encuentran en la India, qué hizo que llegaran a América y por qué se extinguieron (una posibilidad que contemplan es que fueran presas del 'Purussaurus', el caimán más grande que ha existido y que convivió con ellos temporal y espacialmente), dice.
Para poder responder a estas preguntas, los científicos seguirán explorando el desierto de la la Tatacoa en busca de más pistas sobre los habitantes del que fuera una vez un fértil lago.