¿Qué pasa en su cuerpo cada que fuma? Estos son los riesgos

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En un escenario alarmante, las estadísticas globales advierten que esta práctica nociva cobra la vida de aproximadamente ocho millones de personas anualmente, de las cuales más de siete millones son fumadores activos y más de un millón son individuos no fumadores expuestos al humo ajeno. 

Dentro de estas cifras alarmantes, se destaca que un millón de estas muertes ocurren en las Américas. Ante este panorama desalentador, es crucial entender qué sucede en el organismo cada vez que se fuma.

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El tabaquismo se vincula estrechamente con diversas enfermedades, siendo el cáncer una de las más prominentes. Esta enfermedad puede manifestarse en diversas partes del cuerpo, representando una amenaza latente para la salud.

Aunque es común asociar el tabaquismo con el cáncer de pulmón, la realidad es que el consumo de tabaco puede desencadenar esta enfermedad en prácticamente cualquier región del cuerpo humano, tales como: 

Siendo así, ningún sistema corporal está exento de los riesgos asociados al tabaquismo. La naturaleza del cáncer radica en la proliferación descontrolada de células anormales, capaces de invadir tejidos circundantes y propagarse a través del sistema circulatorio y linfático.

Un análisis detallado de cómo los productos de tabaco desencadenan el cáncer revela un proceso alarmante. Cada inhalación de humo conlleva una serie de efectos perjudiciales en el organismo.

Desde su entrada por la boca o la nariz, el humo se desplaza hacia la faringe y la laringe, donde las cuerdas vocales, cruciales para la fonación, se ven sometidas a una irritación constante. Este proceso irritativo continúa a lo largo de la tráquea y los bronquios, llegando finalmente a los pulmones, donde su impacto se torna aún más crítico. 

A largo plazo, este proceso deteriora la capacidad pulmonar, dificultando la respiración y predisponiendo a condiciones crónicas como la tos persistente y el enfisema.

Pero los riesgos no se limitan al fumador directo; el humo del tabaco también afecta gravemente a quienes lo rodean. Conocido como humo de segunda mano, este fenómeno expone a familiares, amigos y colegas a los mismos peligros del tabaquismo activo. Además, los productos de tabaco sin humo, como el tabaco de mascar, no escapan a esta realidad. Estos productos pueden desencadenar cáncer en áreas como la boca, la garganta y el esófago, presentando una amenaza igualmente grave para la salud.

El auge de los cigarrillos electrónicos, presentados como una alternativa aparentemente más segura, no exime de riesgos. A pesar de su popularidad, los estudios revelan que estos dispositivos generan un vapor que contiene sustancias químicas y saborizantes dañinos, que pueden contribuir al desarrollo de enfermedades pulmonares y cáncer en quienes los inhalan.

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Ante estos riesgos evidentes, resulta imperativo que los fumadores consideren seriamente abandonar este hábito nocivo. Independientemente del tiempo que se haya consumido tabaco, dejar de fumar representa una medida crucial para reducir el riesgo de padecer cáncer y otras enfermedades crónicas. 

La prevención y la educación son armas fundamentales en la lucha contra los peligros del tabaquismo, y cada individuo tiene el poder de proteger su propia salud y la de quienes lo rodean.