La Hiperplasia Benigna de Próstata es una de las patologías más frecuente que padece el varón, afectando a más del 50% de los hombres mayores de 50 años. Además, se sabe que su prevalencia aumenta de manera progresiva con la edad.
De acuerdo con la Clínica Mayo, el agrandamiento de la glándula prostática puede provocar síntomas urinarios molestos, como el bloqueo del flujo de orina de la vejiga. También puede provocar problemas de vejiga en general, vías urinarias o riñón.
El envejecimiento es el factor fundamental en el desarrollo de esta enfermedad. Consiste en el agrandamiento benigno de la próstata que provoca una obstrucción a la salida de la orina, teniendo consecuencias negativas en el aparato urinario, y deteriorando la calidad de vida del paciente.
En las personas con agrandamiento de próstata, la gravedad de los síntomas varía. Algunos signos y síntomas frecuentes de la hiperplasia prostática benigna son la necesidad de orinar frecuentemente o con urgencia, el aumento de la frecuencia de la orina por la noche (nicturia), la dificultad para comenzar a orinar, la imposibilidad de vaciar la vejiga por completo, entre otros.
Según expertos, el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata dependerá de la gravedad de los síntomas, y del tamaño prostático del paciente. Existen varios tratamientos eficaces para el agrandamiento de la glándula prostática, entre ellos, medicamentos, terapias mínimamente invasivas y cirugía.
En aquellas personas con una sintomatología leve, que no interfiera en su calidad de vida, y en ausencia de complicaciones, se puede únicamente hacer un seguimiento con controles anuales. De hecho, en muchas ocasiones, los síntomas se pueden controlar con medicación, indicándose el tratamiento farmacológico.
En este punto, es importante señalar que la hiperplasia benigna de próstata no está relacionada con la aparición de cáncer de próstata, una preocupación que tienen muchos pacientes al ser diagnosticados con esta afección.
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