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Explicativo
Experto en longevidad explica el impacto de una dieta sin grasas ni azúcar: ‘Es un error demonizar alimentos’
El genetista Salvador Macip habló sobre los distintos factores que confluyen en el proceso de envejecimiento.
Una dieta balanceada es de gran ayuda para evitar la disfunción eréctil Foto: iStock
Cada vez son más las preguntas y, a su vez, los contenidos en redes sociales sobre cómo tener una adecuada alimentación de acuerdo con nuestras necesidades. En este terreno, debido al exceso de información que se tiene en la actualidad, los riesgos de llegar a adoptar dietas extremas o ‘satanizar’ ciertas comidas están siempre latentes, lo que podría alejar a las personas de tener una dieta balanceada y saludable.
Sobre esto habló Salvador Macip, catedrático de Medicina Molecular en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y la Universidad de Leicester (Reino Unido), y jefe del grupo de Investigación en Biología de la Neurodegeneración y el Envejecimiento del Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC). En entrevista con el diario El Español, dio información valiosa frente a la alimentación y, en especial, sobre el envejecimiento. “No hay ninguna intervención probada que recule el envejecimiento biológico en humanos… Pero lo habrá”, apuntó al respecto el reconocido genetista y escritor.
Sin embargo, dejó claro que los fármacos senolíticos tienen como objeto prevenir enfermedades degenerativas, no aumentar la longevidad de una persona. “A menudo se ponen todas las terapias antienvejecimiento en un mismo saco junto con pseudoterapias para estar más joven y guapo. Lo que investigamos es cómo mejorar la calidad de vida a edades avanzadas. Esto pasa por entender la biología del envejecimiento, y cómo los senolíticos podrían frenar el avance de enfermedades asociadas como el alzhéimer, el cáncer o la fibrosis”, enfatizó. Eso sí, destacó que el hecho de reducir el riesgo a estas enfermedades se traduce naturalmente en que tenga un impacto en la longevidad, sin ser este el fin.
En la esperanza de vida hay una combinación de dos factores: la genética, lo que heredas, y el entorno, lo que haces. Sólo podemos modificar nuestro estilo de vida, pero a mayor edad, más peso toma la genética, porque lo habitual es que la gente tenga algún hábito tóxico.
Al ser consultado sobre tratamientos experimentales que se han permitido en Estados Unidos para extender la longevidad, el experto opinó que muchas personas han estado siguiendo unas teorías no probadas sobre este asunto y que, además, probar los efectos de supuestos fármacos que tienen este propósito es muy complicado, pues el envejecimiento, además, no es una enfermedad. “Es muy difícil comprobar qué efectos tienen. No tenemos marcadores del envejecimiento: se habla mucho de los relojes epigenéticos y de la longitud de los telómeros de los cromosomas como maneras de medirlo, pero aún no hemos encontrado una medida como medirse la tensión o el nivel de azúcar en sangre”, explicó Macip.
También destacó que si bien hay cosas que han funcionado con animales –que han logrado alargar la vida de gusanos, ratones e incluso monos-, trasladar estos avances a los humanos es algo muy distinto y que ahora está más lejano. “Reducir su temperatura corporal continuadamente alarga su vida, pero eso no equivale a darte duchas frías, que es lo que hace la gente”, comentó. Eso sí, no descarta que en un futuro se pueda lograr. “Estoy convencido de que daremos con algo, porque ya se consiguió con el resto de mamíferos. Hay que ser pacientes (…). Pero el envejecimiento no es una enfermedad, y no podemos darle un fármaco a una persona a tomar durante 20 años si los efectos secundarios no son prácticamente cero”, aseveró.
El genetista se refirió, además, a la expectativa que tienen algunas personas de pasar de los 100 años y ser supercentenarios. Al respecto, Macip le dijo a El Español que “en la esperanza de vida hay una combinación de dos factores: la genética, lo que heredas, y el entorno, lo que haces. Sólo podemos modificar nuestro estilo de vida, pero a mayor edad, más peso toma la genética, porque lo habitual es que la gente tenga algún hábito tóxico”. En el caso de Jeanne Calment, por ejemplo, cuyos registros indican que llegó a los 122 años, destacó que la supercentenaria sa fumó. Además, que se desconocen cuáles son los marcadores presentes en el ADN. “Así que la recomendación sería hacer vida sana, por si acaso nuestros genes no son muy buenos”, señaló.
Salvador Macip, genetista español, investigador del Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC). Foto:Fundación Pasqual Maragall
Si bien Macip dijo que no sabe qué esperar en este campo, afirmó que hay incluso datos que se está llegando a un límite máximo, y que llegar a los 100 años será un hecho excepcional. Por eso, insiste, el foco ahora debe estar en cuidar la salud, independientemente de cómo finalmente repercuta en cuántos años viva una persona.
El rol de la alimentación
En el marco de este proceso de envejecimiento, aparecen enfermedades como el cáncer, por ejemplo. Y aunque no hay una respuesta concreta sobre qué detona estas patologías, el especialista apuntó a la combinación de una serie de factores entre los que puede estar la adopción de hábitos que no son sanos, como la mala alimentación. Al ser interrogado sobre la inflamación crónica y los ambientes que propician esto (alimentación, estrés, horarios, falta de sueño, entre otros), Macip aseguró que hay tanto factores internos como externos que confluyen.
“El envejecimiento aumenta esta inflamación crónica de bajo nivel, y tiene un papel muy importante en todos los procesos. No es tan fácil como ponerse a tomar antiinflamatorios. El cuerpo va a generar igualmente una respuesta inflamatoria. (…) Sin duda, hacer una dieta más sana, movernos por entornos menos contaminados y dormir mejor incidirá en esta inflamación, pero no la hará desaparecer”, explicó. Asimismo, contó que ahora se están desarrollando fármacos como los senolíticos o los agonistas de la GLP-1 que sí podrían regularla, algo que, a su parecer, sería revolucionario.
Es un error demonizar alimentos. La grasa es importante, pero la buena: hay que evitar la saturada de la carne roja y procesada. Hay que controlar los carbohidratos: el azúcar de la fruta es bueno, pero no el refinado.
De otro lado, señaló que aún no se han contestado todos los interrogantes que hay alrededor de la relación entre el colesterol y el peso con la longevidad. “Algunos estudios que estamos haciendo apuntan también al papel de la grasa en la longevidad, pero es complejo. Tratamos de averiguar por qué cambia el metabolismo y modifica la forma en la que la procesamos. Lo que sabemos seguro es que la dieta mediterránea, basada más en grasas vegetales que animales, beneficia la longevidad”, apuntó.
Eso sí, hizo énfasis en que se debe mantener un equilibrio y que no les da crédito a las dietas extremas que se basan en eliminar del todo el azúcar y la grasa. “Es un error demonizar alimentos. La grasa es importante, pero la buena: hay que evitar la saturada de la carne roja y procesada. Hay que controlar los carbohidratos: el azúcar de la fruta es bueno, pero no el refinado. Pero tampoco hacer locuras como en EE. UU., donde hay gente tomando el 70 % de sus calorías en forma de aceite de oliva”, le explicó a El Español.
Hacer ejercicio, de manera regular y moderada, es clave para el proceso de envejecimiento. Foto:iStock
Otro de los factores a tener en cuenta es el sueño, donde no solo importa cuántas horas se duerme sino la calidad del descanso. Esto es clave para el cerebro, según lo detalla Macip. “El cerebro es nuestro 'punto débil', un órgano hiperrevolucionado que consume muchas más calorías de lo que le tocaría por su peso. Y ahora sabemos que las 'maquinarias de limpieza', el mantenimiento, se producen por la noche, con el cerebro en funcionamiento mínimo”, señaló.
En esta línea, recordó que las horas de sueño no se recuperan, no se pueden compensar con lo que se dormirá al día siguiente, por ejemplo, y además dijo que no existe una única medida para todas las personas. “En función de las variantes genéticas, a una persona puede valerle con seis horas de limpieza cerebral, y otra necesitar diez. Mi recomendación sería atender a lo que tu cuerpo te pide”, opinó.
Por último, frente al ejercicio, el tercero de los aspectos claves que repercuten en la salud del ser humano, recordó que es beneficioso para la parte cardiovascular. También, que si se hace de manera regular y moderada ayuda en el proceso de envejecimiento. “Al contrario, el exceso de ejercicio parece acelerar el envejecimiento. Además, nos hemos centrado mucho en el ejercicio aeróbico porque regula el metabolismo. Pero nos estamos dando cuenta de la importancia del ejercicio muscular para evitar la sarcopenia, la pérdida de masa muscular, y la osteoporosis, en especial en las mujeres”, concluyó.