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Estudios analizan nuevas consecuencias de la contaminación del aire en la salud humana
Para el promedio de las personas, la contaminación del aire es más peligrosa que el tabaco o el alcohol.
. Foto: Europa Press

PERIODISTA DE CIENCIAActualizado:
La contaminación del aire es uno de los mayores riesgos para los seres humanos. Es uno de los problemas ambientales más severos a nivel mundial que afecta no solo la salud de toda una sociedad, calidad de vida, sino que además incide en su expectativa de vivir más años.
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Los expertos han señalado que las partículas finas se relacionan con enfermedades pulmonares, cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y cáncer.
En comparación, el consumo de tabaco hace caer la expectativa de vida mundial en 2,2 años, mientras que la desnutrición infantil y materna es responsable de una reducción de 1,6 años.
La exposición prenatal a la contaminación se asocia a mayores riesgos para la salud mental
Se cree que la contaminación podría afectar negativamente a la salud mental a través de numerosas vías, como la alteración de la barrera hematoencefálica, el fomento de la neuroinflamación y el estrés oxidativo, y la penetración directa en el cerebro y el daño de tejidos. Foto:MAURICIO MORENO. EL TIEMPO
Un nuevo estudio liderado por la Universidad de Bristol, por ejemplo, trató de examinar el impacto a largo plazo de la exposición a la contaminación atmosférica y acústica durante el embarazo, la primera infancia y la adolescencia en tres problemas de salud mental comunes: las experiencias psicóticas (incluidas las alucinaciones, como oír o ver cosas que los demás no pueden, y los delirios, como tener pensamientos muy paranoicos), la depresión y la ansiedad.
Al vincular los datos de la primera infancia de las participantes con sus informes de salud mental a los 13, 18 y 24 años, los investigadores pudieron utilizarlos para trazar un mapa de la contaminación atmosférica y acústica exterior en el suroeste de Inglaterra en distintos momentos.
Los investigadores descubrieron que aumentos relativamente pequeños de las partículas finas durante el embarazo y la infancia se asociaban con más experiencias psicóticas y síntomas de depresión muchos años después, en la adolescencia y al principio de la edad adulta. Estas asociaciones persistieron tras considerar muchos factores de riesgo relacionados, como los antecedentes psiquiátricos familiares, el estatus socioeconómico y otros factores a nivel de zona, como la densidad de población, la privación, los espacios verdes y la fragmentación social.
La investigación, en la que participaron investigadores del King's College de Londres, el University College de Londres y la Universidad de Cardiff, fue financiada por la Universidad de Bristol, Wellcome, el Consejo de Investigación Económica y Social (ESRC), el Consejo de Investigación Médica (MRC), el Instituto Nacional de Investigación Sanitaria y Asistencial (NIHR) y el Consejo de Investigación del Medio Natural (NERC).
La investigadora además subraya que aunque estos resultados, por sí solos, no prueban una asociación causal, otros estudios recientes han demostrado que las zonas de bajas emisiones parecen tener un impacto positivo en la salud mental.
REDACCIÓN SALUD*
Con información de AF y la Universidad de Bristol
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