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Entrevista
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'En Colombia la mayoría de unidades de servicios de medicina nuclear se concentran únicamente en ciudades principales'
En entrevista, Emperatriz Angarita, presidenta de la Asociación Colombiana de Medicina Nuclear, cuenta cómo está el panorama de los radiofármacos en el país, fundamentales para tratar enfermedades como el cáncer.
Emperatriz Angarita, presidenta Asociación Colombiana de Medicina Nuclear Foto: Asociación Colombiana de Medicina Nuclear
La medicina nuclear es una rama de este sector que utiliza pequeñas cantidades de materiales radiactivos, llamados radiofármacos, para diagnosticar y tratar diversas enfermedades, entre ellas, el cáncer.
En Colombia, la Asociación Colombiana de Medicina Nuclear realizó un censo para saber cómo estaba el país en la oferta de estos servicios. El informe reveló que la mayoría de unidades de servicios de medicina nuclear se concentran en ciudades principales como Bogotá con 21, seguida por Cali y Barranquilla con 9 cada una, Medellín con 6, así como Cartagena y Bucaramanga con 4 cada una.
....... Foto:iStock
Para cualquier país, esta especialidad de la medicina es sumamente importante puesto que, a través de técnicas de imagen, como la tomografía por emisión de positrones (PET) y la gammagrafía, se puede visualizar el funcionamiento de órganos y tejidos en tiempo real, lo que ayuda a detectar afecciones como cáncer, enfermedades cardíacas y trastornos neurológicos.
Pero su relevancia no se detiene ahí. La medicina nuclear también se utiliza en terapias, como el tratamiento del cáncer de tiroides, donde los radiofármacos actúan directamente sobre las células enfermas.
No obstante, a pesar de que es una especialidad muy significativa, en Colombia las ciudades intermedias y pequeñas tienen una cobertura muy limitada. Por ejemplo, Ibagué cuenta con tres unidades de medicina nuclear y ciudades como Pasto, Montería, Cúcuta, Manizales, Pereira y Armenia solo tienen dos cada una.
Según el documento de la asociación, las unidades de servicio de medicina nuclear disponibles en ciudades principales albergan aproximadamente el 67 por ciento. Mientras que, las ciudades intermedias solo cuentan con el 33 por ciento destacando una brecha importante en la distribución de los servicios de medicina nuclear en el país en el que aún falta por cubrir el 40 por ciento del territorio nacional.
Por otra parte, los servicios de medicina nuclear forman parte de las unidades funcionales de cáncer en el país. Para una atención óptima del cáncer, es necesario contar con radiofármacos específicos, tecnología PET y habitaciones para terapia con radionúclidos. Sin embargo, actualmente, estos servicios solo están disponibles en 11 departamentos, equivalentes al 34 por ciento del territorio.
Equilibrar esta brecha resulta necesario debido a que el mercado global de la teragnóstica, un enfoque en medicina que combina la terapia y el diagnóstico en una sola plataforma, está en pleno crecimiento en el mundo y se espera que aumente en un 13 por ciento para 2032 a nivel global.
.... Foto:Gobernación del Valle
Adicionalmente, el mercado de los radiofármacos ha experimentado un incremento significativo debido a la transición de las terapias oncológicas hacia la radioterapia metabólica y la radioterapia con medicina nuclear. Actualmente, el 53 por ciento de los nuevos medicamentos en desarrollo están enfocados en el tratamiento del cáncer.
Lo anterior destaca la importancia de la medicina nuclear como una especialidad fundamental en la atención médica del país.
Por este motivo, EL TIEMPO habló con la doctora Emperatriz Angarita, presidenta de la Asociación Colombiana de Medicina Nuclear, quien describe los principales obstáculos que enfrenta el país en materia de esta especialidad.
Existe una brecha en la distribución de unidades de medicina nuclear entre las principales ciudades y las ciudades periféricas ¿Por qué sucede esto?
Sí, desde la Asociación Colombiana de Medicina Nuclear e Imágenes Moleculares hicimos un censo para contar las unidades de medicina nuclear que estaban abiertas en todas las ciudades. Encontramos que la mayoría están en las grandes capitales o en los departamentos que tienen mayor índice de población. Pensamos que, en nuestro país, esto es la consecuencia de varias situaciones. Una de ellas es que para poder abrir una unidad de medicina nuclear en determinado hospital o clínica se necesita una serie de estándares y permisos, pero en Colombia no hay un solo ente regulador. A nosotros nos aplican por lo menos trece resoluciones y tenemos que ir, como mínimo, a tres o cuatro entes reguladores para lograr los permisos. Segundo, todos los radiofármacos, que son pequeñas cantidades de sustancia radiactiva, se importan. Realmente Colombia no produce radiofármacos, todos los tenemos que traer de afuera del país y esto hace que, desde el punto de vista logístico, sea complicado y costoso abrir una unidad. Es más, transportar material radioactivo dentro de Colombia también requiere de unos permisos muy específicos. Tienen que hacerlo únicamente empresas o flotillas que tengan aval de los entes reguladores para transportar el material radioactivo. Solo por hablar del transporte aéreo, que es bastante restrictivo, en Colombia únicamente lo está haciendo Avianca.
¿Qué impacto tiene la falta de unidades de medicina nuclear en áreas rurales o vulnerables y cómo repercute en el diagnóstico temprano de enfermedades graves como el cáncer?
Esto impacta porque la medicina nuclear es una especialidad en la que utilizamos las sustancias radioactivas para realizar un diagnóstico de posibles alteraciones en la función de diferentes órganos del cuerpo. Prácticamente, con la medicina nuclear tú puedes estudiar todo el cuerpo y ver si algo está funcionando mal. Tal vez una de las aplicaciones de estas unidades, si no es la más importante, es que apoya el diagnóstico de cáncer y seguimiento de esta enfermedad. Sobre todo se usan unidades especializadas que tienen una tecnología más desarrollada. Se trata de unos equipamientos muy robustos que hacen imágenes especializadas y que llamamos "imágenes moleculares" para el diagnóstico y seguimiento de cáncer, aunque también tiene aplicaciones en cardiología y en neurología. La falta de estas unidades en ciertas regiones podría retrasar el diagnóstico y tratamiento de estas enfermedades.
¿Qué otros resultados les llamaron la atención tras el censo que hicieron en Colombia?
Cuando hicimos el censo, evidenciamos que la gran mayoría de las unidades de medicina nuclear han sido creadas o han sido abiertas por empresas privadas y no por hospitales o clínicas públicas. De hecho, nos llamó la atención que, por ejemplo, en ciudades como Neiva hay un hospital de base con un centro de referencia. Ahí llegan pacientes de diferentes regiones cercanas a Neiva o departamentos que no están tan lejos, pero en otros lugares no hay unidades medicina nuclear en lo absoluto. Por ejemplo, en Bucaramanga no tienen medicina nuclear. A esto hay que sumar que los privados que intentan abrir servicios de esta especialidad tienen que pasar por el rasero de todas las entidades gubernamentales que dan los permisos, las licencias o los registros. Y no hay que dejar de lado que se someten a unas inversiones poderosas. Esto puede costar alrededor de un millón de dólares o más y algunas veces un privado quiere abrir el servicio pronto, pero dichos permisos tienen unos tiempos muy demorados.
¿Qué medidas considera usted que podrían ser necesarias para mejorar la accesibilidad y la frecuencia de los tratamientos de medicina nuclear en zonas donde estas unidades son limitadas?
Pueden existir intenciones de privados de abrir más unidades en otros lugares del país pero, como decía, no es un ejercicio tan fácil de llevar a cabo y, por eso, la gente que quiere hacer una expansión de su unidad de medicina nuclear no lo ve como una opción muy atractiva. Nosotros pensamos que el Gobierno podría ver la opción de que en algunos hospitales públicos se puedan poner unidades de medicina nuclear, por lo menos en lo más básico que es la gammagrafía. Sabemos que las unidades PET son un poco más robustas y que cuando la tecnología es más avanzada, implica más inversiones, por lo que es un poco más complejo, pero siempre pensaríamos que si un hospital o una clínica tiene una unidad de oncología debería también tener una unidad de medicina nuclear.
Con el crecimiento proyectado del mercado global de la teragnóstica y de los radiofármacos, ¿cómo esperan que evolucione el mercado de la medicina nuclear en Colombia?
Este es un panorama que sentimos un poco incierto por varias razones, la primera es porque Colombia importa todos los radiofármacos. Solo en el momento en el que en nuestro país exista la posibilidad de tener un reactor nuclear con fines médicos capaz de producir estos fármacos el crecimiento será más rápido. Pero para tener un reactor nuclear en Colombia, el país tendría que tener una Ley nuclear. En esto hemos estado ya trabajando. Hemos tenido algunas reuniones con congresistas para ver la posibilidad de que Colombia tenga una Ley nuclear y por fin tengamos un reactor nuclear. Es que existen países en Latinoamérica como México, Perú, Brasil o Argentina que no tiene un solo reactor, sino 3 reactores y ellos son autónomos en la producción de radiofármacos, por lo tanto, su cobertura con relación a nuestro país es mucho mayor.
¿Qué estrategias han pensado para que Colombia pueda aprovechar el crecimiento del mercado global de los radiofármacos?
Por ahora estamos en manos de las empresas que importan o comercializan este tipo de medicamentos. Todo se trae de afuera del país y solo hasta el momento en que en Colombia haya un reactor y tengamos autonomía, podremos mejorar mucho las cifras sobre los servicios de medicina nuclear, algo esencial para el tema del tratamiento y el diagnóstico de ciertas enfermedades.
En su opinión, ¿cuáles son los principales beneficios que la expansión de la medicina nuclear traería a la atención médica en Colombia?
Pensamos que la medicina nuclear debería ser para todo el mundo. Todos los pacientes en Colombia deberían tener a una especialidad tan importante y que resuelve muchas veces el diagnóstico o la estadificación en un paciente con cáncer. Realmente hay pacientes que tienen que viajar muchas horas o moverse a ciudades capitales durante largos trayectos para lograr tener un examen de estos y a veces esas demoras son bastante importantes en los tiempos de tratamiento, algo que también impacta en que el paciente tenga un diagnóstico temprano.