En principio es necesario comprender la diferencia entre el veganismo y el vegetarianismo, que son similares pero tienen una diferencia crucial: aunque ninguno de los dos come carne, quienes llevan una dieta vegana restringen también el uso de productos de origen animal como la miel, los lácteos, el cuero y la seda.
Lo cierto es que hay varios tipos de dieta vegetariana. Las principales son la lacto vegetariana -sí consumen leche-, la ovo vegetariana -sí consumen huevos- la lacto-ovo vegetariana -sí consumen lácteos y huevos- y la pescetariana -sí consumen pescado-; de acuerdo con la Clínica de Mayo.
Ahora bien, ¿el vegetarianismo es peligroso para la salud?
MedlinePlus -servicio de información en línea provisto por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos- explica que los seres humanos tenemos la posibilidad de obtener todos los nutrientes necesarios de alimentos que no tengan origen animal, pero es importante que la dieta a realizar tenga especial enfoque en la obtención de proteínas, hierro, calcio, zinc y vitamina B12.
Además, depende de cada organismo, principalmente de las enfermedades o preexistencias que tenga el paciente.
Por ejemplo, la Clínica de Mayo -reputada a nivel internacional en el ámbito de la investigación médica- recomienda que las personas con padecimientos renales consuman fuentes de proteína de gran calidad: "Proteína de soja (tofu, tempeh), proteína de trigo (seitán) y granos enteros, mantequillas de nueces, leche o yogur de soja, fríjoles y guisantes (arvejas) secos enlatados o cocidos sin sal añadida, y nueces sin sal".
Por supuesto, si su tipo de dieta vegetariana lo permite, también puede recurrir a los huevos o al requesón bajo en sodio.
La transición de una dieta tradicional a una vegetariana
Es recomendable ir cambiando unos alimentos por otros de manera paulatina. Debe encontrar primero la manera de incluir las verduras en su alimentación diaria, para luego comenzar a sacar de a poco los alimentos que desea eliminar de su dieta: carne, huevos, lácteos y demás.
También se recomienda probar gran variedad de recetas, no quedarse con las opciones insípidas y faltas de creatividad. Este es un paso difícil de dar, por lo que es necesario que no se sienta como una tortura o un sacrificio, sino como una oportunidad de mejorar su salud y su estilo de vida.
Finalmente, el consejo más importante que da la institución es seguir una alimentación saludable en todo el sentido de la palabra: comer gran variedad de verduras, frutas, legumbres, frutos secos y cereales integrales. Eso sí, debe reducir el consumo de bebida azucaradas y granos refinados.
Stefanía León Arroyave
Redacción ELTIEMPO.COM