Es hora de que los señores reconozcan que los juguetes sexuales también les pueden ser útiles, no solo para el asunto del placer, sino también como ayuda para solucionar algunos de sus problemas silenciosos de la planta baja.
Para empezar, hay que decir que hace más de una década, las autoridades sanitarias de Estados Unidos aprobaron una especie de estimulador vibratorio para enfrentar eso que eufemísticamente llaman disfunción eréctil, pero que no es otra cosa que la incapacidad de sus astas para mantenerse rígidas y en posición para actuar, lo que abrió el camino para realizar algunos estudios sobre los beneficios de los juguetes sobre la salud genital varonil.
De hecho, se ha comprobado que los ‘consoladores masculinos’, además de favorecer el desempeño sobre el catre, también resultan provechosos en los procesos de rehabilitación, después de cirugías de la próstata o del pene, en las que puede haber ‘tenebrosos’ acortamientos o limitaciones para la erección, sin dejar de lado otros asuntos de marca mayor para ello, como la eyaculación retardada.
Lo anterior, sobre la premisa universal de que el órgano principal de los señores necesita estímulos que cuanto más frecuentes sean, favorecen el aporte sanguíneo, que garantiza firmeza y duración en el tiempo, lo que no se logra con la socorrida masturbación tradicional, tanto que algunos especialistas ven en los juguetes una herramienta que podría ser esencial para recobrar las funciones perdidas.
Pero el asunto no es solo de atacar las consecuencias de procesos patológicos o quirúrgicos, sino también de atenuar el desgaste natural que sufre el departamento inferior, por el paso del tiempo, en el que acortamientos, fibrosis o desganos terminan por sacar en estampida el goce, dándoles paso a la vergüenza y a la frustración silentes.
Así que, sin más, el comienzo de año podría marcar una buena disculpa para indagar y explorar sobre estos ículos, si los problemas están presentes.
Por supuesto, no sobra una charla con profesionales expertos, mientras se revisan catálogos que ofrecen un buen espectro de formas, tamaños, guías y vías de aplicación en un mercado que ya no es tan vergonzante.
En otras palabras, año nuevo, juguetes nuevos.
Hasta luego.
ESTHER BALAC
Para EL TIEMPO
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