El undecilenato de boldenona es la sustancia hallada en un control antidopaje en octubre pasado en Cali al tenista Robert Farah, según reveló el propio campeón en dobles de Wimbledon y el US Open del 2019.
La noticia ha causado conmoción no solamente en el contexto deportivo, sino a nivel nacional por los éxitos recientes y las expectativas sembradas para este año de Juegos Olímpicos.
Pero también ha adquirido un tono sanitario porque, según el propio Farah, la potencial llegada de esta sustancia a su cuerpo se pudo dar a través del consumo de carne, una hipótesis que ya habían lanzado otros deportistas colombianos sancionados por supuesto dopaje, también con boldenona.
Lo cierto es que el undecilenato de boldenona es un esteroide anabólico derivado de la testosterona que aumenta la retención de nitrógeno para favorecer la producción de proteínas musculares, el aumento del apetito y la estimulación renal de eritropoyetina (EPA, que ayuda a producir glóbulos rojos).
Estas características han dado pie para que se use en la industria ganadera como forma de hacer crecer los animales e incrementar la cantidad de proteínas corporales (carne) aplicando inyecciones intramusculares.
Eso en animales, porque en humanos, por su misma condición de aumentar el rendimiento del organismo, le ha significado la inclusión en el listado de sustancias prohibidas de la Agencia Mundial Antidopaje.
En ese sentido, la endocrinóloga Johana Barbosa explica que si bien la boldenona tiene un uso y una aprobación en Colombia eminentemente veterinaria con fines anabolizantes –es decir, para acelerar el crecimiento de la masa muscular– en algunos animales de consumo, también se sabe que de manera irregular es utilizada por algunos fisicoculturistas.
Afecta el rendimiento
Y frente al interrogante de si la carne proveniente de animales tratados con esta sustancia puede incidir en el rendimiento de un deportista, hasta la fecha los estudios científicos no han descartado ni confirmado esa posibilidad.
Un artículo de revisión publicado en la Revista de Investigación Clínica del Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán, de México, demostró que la información encontrada para desestimar los riesgos de la ingesta de alimentos proveniente de bovinos tratados con hormonas o promotores del crecimiento no es concluyente.
Otro artículo de revisión publicado en Universitas Scientiarum, hecho por científicos colombianos que han seguido los efectos de los anabolizantes usados en carnes destinadas al consumo humano, plantea que los residuos en alimentos podrían tener “efectos fisiológicos no deseados y alteraciones biológicas aún no establecidas”, que requieren profundizar en los estudios.
Este último referencia que la boldenona, autorizada en Colombia, está prohibida en Uruguay, Venezuela, Brasil, Paraguay y la Unión Europea.
En Colombia
Cabe decir que frente a la posibilidad de que la boldenona interfiera en las muestras de dopaje, el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) y el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) presentaron el año pasado al entonces Coldeportes un informe que demuestra que es mínima la presencia de la sustancia en las muestras tomadas en las fincas ganaderas.
De 677 muestras tomadas para boldenona entre 2015 y 2017, solamente dos –es decir, el 0,3 por ciento– confirmaron la presencia del esteroide, con valores de 2,2 microgramos y 3 microgramos por kilogramo de carne.
“La carne que circula en el mercado lícito no tiene riesgos potenciales o reales de presencia de anabolizantes que puedan afectar la salud humana”, le dijo a este diario Julio César Aldana, director del Invima.
El funcionario reconoció, en todo caso, la existencia de un mercado ilegal de carne que en algunas regiones desborda la capacidad operativa de las autoridades sanitarias locales para hacer seguimiento.
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