Con la presencia de 23 de los más destacados investigadores y especialistas de cáncer en el mundo, el Centro de Tratamiento e Investigación sobre Cáncer Luis Carlos Sarmiento Angulo (CTIC) inició ayer su primer simposio internacional, ‘Oncología de cara al futuro’.
Uno de los istas destacados fue el colombiano Nadim Ajami, director ejecutivo de Investigaciones Científicas para el Programa de Microbioma Innovador e Investigación Traslacional en la Universidad de Texas y el Anderson Cancer Center en Houston, USA.
En conversación con EL TIEMPO, destacó un tema relevante en la génesis de este grupo de enfermedades que marcan el futuro en términos de diagnóstico y tratamiento: el microbioma y su relación con el cáncer.
¿Qué es el microbioma?
Es la colección de microorganismos que habitan en un espacio específico dentro del cuerpo humano. Estos microorganismos pueden ser bacterias, virus, parásitos, arqueas y hongos.
¿Cómo se relaciona con la salud?
Estamos aprendiendo mucho de la relación que tienen los diferentes microbiomas con la salud. Anteriormente estudiábamos los microorganismos como entes individuales y usualmente los relacionábamos con enfermedades infecciosas. Ahora entendemos los microorganismos como una colección, una comunidad, que impactan en la salud: nos ayudan a metabolizar nutrientes, nos ayudan a aclarar nuestro sistema inmune, nos ayudan a enfrentar nuevas enfermedades. Y dentro del ámbito del cáncer, hemos visto que varias composiciones de esos microbiomas nos ayudan a mejorar la eficacia de las terapias contra este grupo de enfermedades.
¿Todas las personas tienen el mismo microbioma?
La respuesta en este momento es no. Hay mucha heterogeneidad dentro de lo que conocemos como microbioma. Por eso es que lo estamos estudiando tan a fondo.
¿Por qué se da esta relación de malignidad entre la microbiota y las células humanas?
Son dos caras de la misma moneda, así como un microbioma balanceado nos ayuda con muchos procesos fisiológicos, un microbioma que no está en un balance adecuado también puede generar enfermedades que tienen un espectro muy amplio, desde las infecciosas hasta las no infecciosas y crónicas.
¿Cómo va la investigación en el mundo sobre esto?
La investigación es emergente, es muy nueva. Yo siempre he considerado que hay mucho ruido, pero hemos tenido unas señales muy buenas recientemente que nos dan mucha motivación para seguir estudiando el tema.
¿Podríamos decir que la mayoría de los cánceres tienen este origen?
Hay una alta cantidad de enfermedades, incluyendo el cáncer, que pueden tener un origen microbiano. Conocemos sobre varios cánceres que ya lo tienen, como el virus del papiloma humano con el cáncer cervical o el gástrico con el helicobacter pylori y ahora estamos pasando a otra categoría de cánceres donde vemos que hay una influencia en el microbioma y estamos tratando de entender si participan en la iniciación del cáncer o en su progresión.
¿Qué se ha descubierto para prevenir o enfrentar estos riegos en un futuro?
El conocimiento sigue creciendo. Hemos visto la mejoría de la eficacia de ciertas terapias cuando hay intervenciones sobre el microbioma y creo que ese es un buen camino a seguir y si bien en este momento no tenemos algo como una vacuna o como tratamientos probados, los componentes científicos y académicos están desarrollando conocimiento que nos permite pensar que podemos alcanzar estas metas.
¿Qué recomendaciones hace para preservar una microbiota favorable y no inductora de malignidad?
El consejo es simple: el microbioma depende de muchos factores, uno de los cuales es la dieta. Una dieta balanceada se traduce en un microbioma balanceado. En este momento esa es una de las recomendaciones más fuertes. Hay que insistir en eso.
El CTIC inauguró un gran centro de investigación. ¿Qué posibilidades de que estas investigaciones tengan lugar aquí?
Todas. Parte de la razón por la cual estoy en Colombia y viajé de tan lejos para dar una charla de 20 minutos fue para conocer a la gente del CTIC y establecer colaboraciones con ellos.
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