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¿Se puede decir que el Nuevo Liberalismo es el centro-centro?
El senador Rodrigo Lara también se lanza al agua de las candidaturas presidenciales.
Rodrigo Lara, senador de Cambio Radical. Foto: Juan Diego Buitrago / EL TIEMPO
Senador Rodrigo Lara: ¿de regreso al Nuevo Liberalismo, sus planes son disputarse la candidatura presidencial del resucitado partido con Juan Manuel Galán?
Sí, quiero presentar mi nombre a una precandidatura presidencial dentro del Nuevo Liberalismo, y que se dé en el marco de una convocatoria amplia, con participación de todas las personas que creen en este ideario liberal, en el reformismo socialdemócrata, para una transición democrática en el país. Construir una gran plataforma para una consulta de origen liberal, que pueda recuperar la fe en la política, en el sistema democrático y que les devuelva la esperanza a millones de colombianos que ya no creen en él.
Pero sobre todo para que los colombianos puedan abandonar esa política estéril y corrosiva de la división que caracteriza a los extremos. El Nuevo Liberalismo tiene la posibilidad de unir a los colombianos en un gran propósito, porque no hay nada más antipatriótico que hacer política dividiendo a la patria.
¿Y qué van a hacer con el nuevo candidato por firmas, Alejandro Gaviria, a quien ustedes también han invitado a entrar allá? ¿Todos compitiendo como hermanitos por la candidatura?
Alejandro Gaviria es un liberal puro, no es un hombre de centroizquierda. Sus posturas ideológicas, su pasado familiar y su espíritu reformista lo inscriben por naturaleza en el Nuevo Liberalismo, no en la centroizquierda ‘verde’, y tampoco en consultas que son verdaderos sancochos ideológicos. La fuerza de una bandera política reside en su coherencia.
Usted es perro viejo en las lides políticas. Alejandro Gaviria es un cachorrito. Si no se cuida, ¿quién se lo podría devorar?
Él lleva más tiempo que yo ejerciendo labores públicas. Lo importante es que no se deje enredar en ese remolino ‘verde’.
¿Usted diría que frente a los ‘verdes’, el Nuevo Liberalismo puede llegar a ser realmente un centro- centro?
El centro, en sí, no existe. En esa percepción de centro existen diferentes categorías políticas, e indiscutiblemente la más importante es la liberal reformista, representada por las banderas del Nuevo Liberalismo. El fervor y el entusiasmo que ha suscitado la resurrección de este partido se explica porque empata perfectamente con las expectativas democráticas de los colombianos. Y, por supuesto, porque es la expresión de un movimiento político cuyos progenitores sacrificaron su vida en virtud del amor supremo por el país.
¿Entonces el cacareado ‘centro’, según usted, no existe?
No. Existen dos extremos ideológicos. La derecha conservadora, hoy dominada por una derecha populista representada en el gobierno, y del otro, la izquierda marxista. Hay algo también que se percibe como una centroizquierda, que serían hoy algunas tendencias del partido Verde.
¿Izquierda también populista?
Si, también hay populismo dentro de la izquierda. El populismo en sí no tiene una ideología definida. Lo que tiene es un método, donde está una exaltación lisonjera de ciertos valores, la manipulación del miedo o de sentimientos como la frustración, que es lo que caracteriza también a la derecha populista, o la manipulación de las frustraciones y los resentimientos que produce un sistema tan desigual como el nuestro.
En el centro hay diferentes expresiones políticas, y yo creo que la más importante hoy es el Nuevo Liberalismo, básicamente por su fe en el dogma liberal, en la separación de poderes
¿Pero entonces en qué está el Nuevo Liberalismo? Yo sí pensé que en el centro- centro, y no el centroizquierda de los ‘verdes’ y de la Coalición de la Esperanza...
El Nuevo Liberalismo está ubicado entre dos extremos ideológicos: la izquierda marxista y la derecha populista...
O sea, sí es un centro...
Los extremos viven buscando argumentos para mantener la radicalización de la que se nutren. Nosotros queremos ser una opción distante de esas posturas que impiden avanzar. La gente entiende que el que no hace parte de esa contienda estéril es de centro, pero es un tema de percepción, no una categoría política real. El centro es un espectro, es una ubicuidad. En el centro hay diferentes expresiones políticas, y yo creo que la más importante hoy es el Nuevo Liberalismo, básicamente por su fe en el dogma liberal, en la separación de poderes, en la economía de mercado, en el Estado de derecho, en la alternancia, pero enmarcado, por supuesto, en un principio de solidaridad que se materializa en una expresión socialdemócrata. Estamos sintonizados con los problemas reales de la gente y buscamos avanzar en la solución de ellos. Es lo que nos interesa.
¿En esta amplia canasta de candidatos, cómo espera usted distinguirse de los demás?
Veo en el panorama muchos candidatos que istraron problemas que siguen existiendo y se han agravado. La gente espera propuestas porque está llena de problemas y está cansada de controversias que no tienen efecto en la vida real de esa gente. Hay que salir de ahí. Eso es lo que espero hacer. Impulsar una consulta interna en el Nuevo Liberalismo, y ese será el escenario para evidenciar que somos distintos.
El NL no puede ser solamente un partido de herederos políticos de quienes fundaron esta colectividad...
El NL debe ser una genuina expresión liberal en donde las decisiones se tomen mediante consulta y de forma democrática. Esa fue una de sus banderas cuando en los años ochenta libró una batalla muy grande para recuperar el verdadero ideario liberal, que se había refundido en las maquinarias y en el clientelismo oficialista. La Corte Constitucional no le dio el partido a una familia, sino que hizo realidad unos derechos que se consideraban vulnerados. Hubo una reparación, y ahora viene el desafío de no ser inferiores a ese legado.
Recordemos un poco de historia. Pocos días antes de la muerte de su padre, él se iba a retirar del Nuevo Liberalismo porque el doctor Luis Carlos Galán lo había sometido a un tribunal de ética. La cita para esa renuncia estaba cuadrada en su agenda, y lo mataron antes de que se diera. En lo que a usted respecta, también lo veíamos lejos del Nuevo Liberalismo y era incierto si regresaría a sus filas. Pero lo hizo. ¿Ha sido difícil acomodar Laras con Galanes?
Esas dos cosas no tienen nada que ver. Era más lo que unía a mi padre con Luis Carlos Galán que lo que los separaba. Finalmente, ese tribunal, que fue una salida en falso, nunca tuvo lugar. Nosotros encontramos inspiración en el pasado, pero muchas ganas de construir en el futuro, y en eso estamos. Les dejamos la historia a los historiadores y nosotros nos concentraremos en cambiarles la vida a los colombianos de hoy y de mañana, y en eso está concentrado el Nuevo Liberalismo.
Pero, ¿en qué parte del espectro derecha- centro-izquierda se van a parquear, porque ahí ya salió el candidato Alejandro Gaviria a reclamar lo que llama el Centro Unificador, a pesar de que no es un secreto que es el candidato del liberalismo oficialista, de pronto de los ‘verdes’ y hasta del Nuevo Liberalismo...
Le repito, los extremos son estériles. Los últimos años han demostrado que es más lo que obstaculizan que lo que impulsan. Los colombianos quieren una opción liberal, y esa postura representa el valor político más compartido por el pueblo colombiano. Una postura que ha sido un actor fundamental de la historia de este país, en la construcción de los procesos democráticos y en los procesos de democratización económica de Colombia a lo largo de su historia. Esos valores siguen vigentes, están más vivos que nunca. Esa es la bandera que queremos recuperar.
Alejandro Gaviria, aspirante a la presidencia. Foto:Néstor Gómez
¿La del liberalismo entendido cómo?
El liberalismo implica una fe absoluta en la democracia liberal, en la separación de poderes, en la economía de mercado, pero, obviamente, regido por una bandera profundamente reformista y solidaria. Este sistema económico no puede seguir como está. El político va directo al colapso. Solo a través de la recuperación de la fe en la transformación política podemos devolverles la esperanza a millones de colombianos, que hoy son absolutamente incrédulos de lo que está pasado. Las grandes reformas de este país se hicieron con ese ideario en las manos.
¿De cuál liberalismo me habla? ¿Del del expresidente César Gaviria? ¿Del del Nuevo Liberalismo? ¿O del de los liberales que andan por ahí sueltos, buscando oficio, que se le salieron a Gaviria?
Le hablo del liberalismo que movilizó a los jóvenes de ayer y de hoy por una educación pública al alcance de todos, que les entregó a las minorías del momento derechos que no tenían, como el voto femenino; que logró consagrar el derecho de huelga, la función social de la propiedad, la limitación de la injerencia religiosa en la vida de las personas y tantas otras conquistas. Queremos recuperar ese espíritu y esas banderas, que nos van a permitir salir de esta crisis y romper con esta polarización artificial, corrosiva, creada por formas de hacer política cuyo único propósito es confrontar a los colombianos para obtener un rédito electoral.
En el pronunciamiento que le devuelve la personería al Nuevo Liberalismo, la Corte pidió que se protegiera al Partido Liberal, como si ustedes fueran una amenaza. Ahora en el Consejo Electoral le quieren quitar el uso del logo y del color rojo. ¿El NL es enemigo del PL?
Por supuesto que no. Y lo de hacernos cambiar nuestros símbolos sería una artimaña jurídica. No se puede desconocer el significado profundo de un fallo que busca una reparación histórica de un movimiento que fue diezmado por la violencia, entre el 84 y el 92. El espectro liberal es muy amplio, no se puede limitar a un solo partido. Hay es que buscar una gran convergencia alrededor de unas ideas. De ahí la importancia y el énfasis que yo hago en la recuperación de los grandes ideales y banderas. Los ciudadanos logran ponerse de acuerdo cuando comparten un ideal común. Y será el que nos permita a todos los que tenemos esta filosofía liberal derrotar en estas elecciones a la derecha populista y a la izquierda marxista, que es más de lo mismo.
¿La idea es, entonces, que usted, Juan Manuel Galán y todo el que quiera juntarse irían a una consulta, para que luego el escogido vuelva a competir bajo los toldos de alguna alianza?
Pues el espíritu de cualquier proyecto o movimiento de origen liberal son las consultas democráticas, fue la gran bandera del Nuevo Liberalismo. Este nunca pretendió destruir al liberalismo oficialista, sino reconstruirlo, recuperando su esencia. Lo que no podemos es seguir mirando para otro lado, discutiendo cosas sin incidencia en la vida de la gente, mientras la gente sufre y no sabe cómo afrontar el mañana. Eso es lo que nos interesa, y de ahí no nos vamos a mover.
Este nunca pretendió destruir al liberalismo oficialista, sino reconstruirlo, recuperando su esencia
No puedo despedirlo sin preguntarle: ¿qué opinó del morral con los fajos de billetes de Roy Barreras, pulcramente cubiertos por el registro de nacimiento de su tatarabuela?
Todo servidor público es susceptible de ser escrutado por sus acciones y omisiones. Pero mi talante no es ‘al caído caerle’. Que él dé las explicaciones de rigor como le corresponde.