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De los archivos secretos de Kissinger: la cita con López Michelsen y Ford en 1975
La Casa Blanca publicó la conversación completa que sostuvieron en ese entonces en el Salón Oval.
El expresidente López Michelsen y su homólogo estadounidense Gerald Ford en la Casa Blanca en 1975. Foto: GETTY IMAGES
Uno de los archivos desclasificados de la diplomacia de Estados Unidos en la era del recién fallecido ex secretario de Estado Henry Kissinger reconstruye los detalles de la visita que en septiembre de 1975 efectuó el presidente de Colombia, Alfonso López Michelsen, a la Casa Blanca.
Al encuentro, realizado en el Salón Oval, asistieron el presidente de EE. UU., Gerald Ford; Kissinger (que además de secretario de Estado era el asistente presidencial para Asuntos de Seguridad Nacional), el general Brent Scowcroft y Felipe López, hijo del presidente colombiano y, en ese momento, su secretario privado.
El archivo de la reunión, que estuvo reservado por varias décadas, revela la preocupación del Gobierno colombiano de la época por la incipiente expansión del narcotráfico en el país y muestra también el papel clave jugado por López Michelsen para lograr un entendimiento entre Washington y el régimen del general Omar Torrijos sobre la entrega del canal de Panamá.
Con la activa intervención de López, del presidente venezolano Carlos Andrés Pérez y del mexicano José López Portillo, Panamá y EE.UU. terminaron firmando en 1977 el Tratado Torrijos-Carter, que permitió que 22 años después la soberanía sobre el estratégico canal pasara a manos del país centroamericano.
Kissinger fue un hombre clave para la negociación del tratado entre EE. UU. y Panamá. Foto:AFP
Como es usual en la diplomacia de Washington, antes de la visita de López, que duró dos días, Kissinger había advertido a su jefe que el mandatario colombiano buscaría incluir en la agenda la asistencia norteamericana, el tema antinarcóticos (que había empezado a marcar la agenda binacional pocos años antes, en la istración Nixon) y temas de la región, incluido el canal de Panamá y las consecuencias del embargo sobre el petróleo de Venezuela y Ecuador decretado por la Casa Blanca (represalia a su vez contra el embargo petrolero de la Opep). Esto, enmarcado en la estrategia de López de establecer “una relación más independiente con Estados Unidos y consolidarse como un interlocutor sobre los asuntos de la región”.
Todos esos temas, en efecto, fueron tocados en la reunión, que arrancó con una llamativa declaración del presidente López asegurando que, dada la bonanza cafetera que existía en ese momento, Colombia había decidido que no necesitaría más asistencia económica para temas de desarrollo.
“Vamos a tener un 40 o 50 por ciento más (de ingresos) por nuestras exportaciones de café. ¿Por qué habríamos de solicitar asistencia? Ustedes pueden usar esos recursos para asistir a otras naciones”, dijo López Michelsen.
El comentario fue respondido así por el presidente Ford: “Realmente agradecemos su cooperación. Tenemos otras experiencias con países que no la necesitan y piden la ayuda. Eso nos ha traído problemas con el Congreso”.
López habló de las exportaciones de café y azúcar, y señaló que varios países latinoamericanos habían resentido el veto al petróleo venezolano y ecuatoriano. “Sabemos que no es una medida del Ejecutivo”, dijo. Ford coincidió y señaló que la Casa Blanca estaba trabajando para cambiar esa decisión, que consideraba “un error”. “No creo que el Congreso supiera lo que estaba haciendo”, dijo el mandatario norteamericano.
Es muy poco. Los turistas gastan 50 millones de dólares en Colombia. Esa cifra acaba de subir a 250 millones de dólares. No son turistas. Son sobornos.
López les comentó que iba a hablar con algunos congresistas. El consejo de Ford y Kissinger fue dejarles ver “cómo se sentía Latinoamérica” con el embargo hacia el petróleo de Venezuela y Ecuador.
Sobre el narcotráfico, que en ese momento empezaba a expandirse más allá del negocio de la marihuana, López se quejó de un informe de The New York Times que había señalado a Colombia como “el centro del narcotráfico”: “Es un problema mundial (...). Un país pequeño como nosotros es invadido por gente con y sin pasaporte, por aviones, barcos, fuertemente financiados desde EE. UU. No tenemos cómo defendernos”, dijo.
Ya en ese momento, el presidente colombiano sugería que Washington proveyera tecnología y helicópteros para llegar hasta las embarcaciones y pistas de los narcos. Cuando Kissinger recordó que Washington había destinado 900.000 dólares para asistencia contra el narcotráfico, esta fue la respuesta del mandatario colombiano: “Es muy poco. Los turistas gastan 50 millones de dólares en Colombia. Esa cifra acaba de subir a 250 millones de dólares. No son turistas. Son sobornos”, alertó.
“Tenemos una costa en el Pacífico y otra en el Atlántico, ideales para los contrabandistas. Si pudiera ayudarnos a hacerles frente se lo agradeceríamos”, le dijo López a su par estadounidense. Ante las dudas de Ford sobre la necesidad de helicópteros, afirmó: “Los operadores de la droga están en todo el mundo. No se puede abordar el problema enfrentándolo solo en Estados Unidos”.
El consejo de la Casa Blanca a López fue que dejara saber a los congresistas sobre todos los esfuerzos y necesidades de los colombianos en la lucha contra los narcos, de tal manera que se autorizaran los fondos para ayuda antidrogas.
Pero el tema central de ese encuentro de septiembre del 75 en el despacho del presidente de Estados Unidos fue Panamá.
En ese momento, plena Guerra Fría, Washington mantenía una tensa relación con el carismático líder panameño Omar Torrijos, con quien López y su homólogo venezolano, Pérez, mantenían constante comunicación.
López puso el tema sobre la mesa: “Ahora hablemos de Panamá. Su tema favorito”, le dijo entre risas a Kissinger. El presidente colombiano les dijo que se había visto con Torrijos unos días antes y lamentó los ataques que por entonces ocurrían contra la embajada de los EE. UU. en Ciudad de Panamá.
El ex secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger. Foto:AFP
Al respecto, Kissinger enfatizó: “Están cometiendo un error. Estamos tratando de conseguirlo (un acuerdo), pero tenemos que decir ciertas cosas. Es terriblemente emocional (la situación) en este país y no podemos hacerlo hasta que pasen las elecciones. Entonces podremos firmar en 1977”, como en efecto ocurrió, aún bajo el mando de Torrijos.
López replicó que “Torrijos decía lo mismo”, que estaba en ánimo de lograr un entendimiento, pero que necesitaba “algo que mostrar”. Y añadió: “Déjenme decirles que es más fácil para un país pequeño negociar con uno grande que con uno de igual tamaño. Yo prefiero negociar con la Unión Soviética que con Panamá. (...) Les pregunté (a Torrijos) cómo defenderían el Canal. Dijeron que habían pensado en ello y se ofrecieron a dejar entrar a Estados Unidos en caso de agresión. En la zona del canal quieren tener plena jurisdicción”, explicó.
Ford y Kissinger, tal vez los dos hombres más poderosos del mundo en ese momento, le dijeron al presidente colombiano que en todo caso Washington tenía que garantizar la seguridad del canal, no solo de eventuales acciones de otros países sino de acciones guerrilleras o disturbios internos. “Tenemos derecho a defender el canal contra terceros. Lo hemos pedido durante 50 años, pero eso se nos puede escapar”, dijo Kissinger.
Una afirmación que López respondió así: “¿Necesitan 14 bases” (para hacerlo)?
El secretario de Estado respondió: “Podemos maniobrar para ceder más, pero si tenemos que hacerlo todo ahora y con publicidad, el Congreso lo impedirá. Debemos tener más tiempo. Enviamos un equipo diferente y descubrimos que podemos ceder (...). Pero la Cámara acaba de votar de nuevo para quitarnos la capacidad de negociar”. Ford adhirió a esa afirmación: “32 senadores me enviaron una carta contra un tratado. Deberían saber que un presidente recién elegido puede hacer muchas cosas que yo no puedo hacer ahora”.
32 senadores me enviaron una carta contra un tratado. Deberían saber que un presidente recién elegido puede hacer muchas cosas que yo no puedo hacer ahora.
López le sugirió a Ford tomar acción por fuera de las discusiones públicas y dijo que eso “ayudaría muchísimo”. Kissinger señaló a su vez que “Defensa podría estar de acuerdo” con ceder en el tema de las bases.
López, que llevaba a Washington un mensaje de Torrijos, aclaró: “Quiero dejar claro que no estoy amenazando. No soy portador de ninguna amenaza. No quiero decir que sin tratado, Panamá podría ser otro Vietnam”, afirmó. Y luego aseguró: “Torrijos no siempre sigue mis consejos, pero me escucha”.
Además, insistió: “(En Panamá) están dispuestos a darle a Estados Unidos el derecho de intervención militar, pero como aliados, no unilateralmente. Lo que no les gusta es la afirmación del derecho de intervención en la zona del canal basado en el tratado de 1903”.
Las negociaciones siguieron y Torrijos tuvo que entenderse con el presidente Carter (1976-1980), con quien finalmente llegó al histórico acuerdo que devolvió a Panamá la soberanía sobre el canal.
Lo que se acordó con la firma del tratado Torrijos-Carter
El expresidente López Michelsen fue uno de los actores claves de la región que intervinieron para que Estados Unidos le entregara la jurisdicción completa del canal a Panamá.
En la reunión que sostuvieron López, el expresidente de Estados Unidos Gerald Ford y el secretario de Estado Henry Kissinger en 1975 se habló de la posibilidad de agilizar un acuerdo entre Washington y Panamá.
El Gobierno colombiano tenía un claro interés en jugar un papel de mediador para que se diera ese paso que finalmente se concretó con la firma del acuerdo Torrijos-Carter, el 7 de septiembre de 1977.
En el documento, que contenía 14 artículos, un anexo y un acta, se derogó el tratado de 1903 y se estableció que EE. UU. tendría permisos para operar el canal mientras le entregaba la soberanía completa del canal a Panamá.
“La República de Panamá le otorgó a Estados Unidos los derechos necesarios para operar el canal hasta el 31 de diciembre de 1999, cuando pasaría a manos panameñas”, explica el Gobierno panameño. En esos años, la istración del canal fue responsabilidad de ambos países, al igual que la defensa, aunque se acordó que EE. UU. tendría un mayor peso en ese sentido.
Torrijos, por su parte, convocó un plebiscito para que se ratificara lo señalado en el tratado.
Esta votación se llevó a cabo en octubre de ese mismo año, y 67 por ciento de los ciudadanos panameños lo apoyaron.
En Estados Unidos, por otro lado, luego del fuerte rechazo que generó esta decisión del presidente Carter –que además lo afectó políticamente en ese entonces–, el Senado de ese país aprobó el tratado con el que cedieron el control del canal.