Como es ya noticia mundial, el secuestro ha tocado a los padres de Luis Díaz, uno de los futbolistas más descollantes y más queridos de Colombia, jugador del Liverpool, de Inglaterra.
Cilenis Marulanda y Luis Manuel Díaz fueron plagiados en la tarde del sábado pasado en el municipio de Barrancas, La Guajira. Por suerte, ella fue liberada horas después, pero el paradero de Luis Manuel es incierto y hay temor de que los delincuentes hayan logrado pasar la frontera con Venezuela, aunque ayer la Policía Nacional dijo que estaría en Colombia.
Este es un hecho lamentable desde todo punto de vista. No solo por el tremendo drama que afronta directamente la familia, sino porque otra vez nuestro país es noticia ante el mundo por un aspecto repudiable. Además, esto demuestra que este flagelo, por desgracia, sigue aquí y ha aumentado. Las cifras del Ministerio de Defensa son claras: entre enero y septiembre de este año hubo 241 víctimas de secuestro. En el mismo lapso del año pasado se presentaron 142.
En medio de todo, sirve de consuelo que la solidaridad ha sido absoluta, comenzando por la Fifa, en cabeza de Gianni Infantino: “En nombre de la Fifa y de la comunidad futbolística mundial, me gustaría hacer llegar nuestro apoyo y nuestras oraciones a Luis Díaz, a su familia y a sus amigos en estos difíciles momentos”, dice el comunicado.
En palabras de similar sentido se expresan la Federación Colombiana de Fútbol, el Club Liverpool, futbolistas de Colombia y el mundo y, desde luego, nosotros, además de repudiar el hecho y esperar que los esfuerzos de las autoridades tengan pronto resultados positivos para que Luis Manuel Díaz regrese a su hogar sano y salvo. Urge, eso sí, que el Gobierno asuma con toda decisión este y otros casos y haga hasta lo imposible para que este delito, que ha sido un azote en Colombia, no crezca como yerba mala.
EDITORIAL