Se celebraba en el país la noticia de que tres estupendos colombianos, Álvaro Clavijo, Leonor Espinosa y Jaime Rodríguez, habían entrado a la lista de los cien mejores chefs del mundo, cuando se supo la selección definitiva de los Latin America’s 50 Best Restaurants 2023 incluía cuatro prestigiosos locales del país: El Chato, de Bogotá; Leo, de Bogotá; X.O., de Medellín, y Celele, de Cartagena. Unas horas después, como si todo lo anterior fuera poco, se conoció que cuatro de las cien discotecas del mundo quedan en Colombia: Clandestino, Theatron, La Pérgola Clandestina y Cantina La 15, tan disímiles entre sí, son visitadas a diario por los viajeros del mundo.
Son buenas señales. Dejan en claro que la cocina colombiana, consciente de su labor social, sigue pasando por uno de sus momentos principales. Podría lamentarse que solo hayan clasificado cuatro de nuestros mejores restaurantes, porque, a tono con nuestras diversidades y nuestras riquezas, el país se ha estado llenando de establecimientos con menús memorables: ciudades como Cali, Barranquilla, Barichara, Pereira, Villavicencio y Santa Marta también han logrado montar sitios innovadores que no paran de crecer.
Fue en las redes sociales del Ministerio de Comercio en donde se dio la noticia atípica de que Colombia era el país latinoamericano con mayor número de establecimientos en el ranking de las cien mejores discotecas del mundo. Dos quedan en Bogotá, dos en Cali.
Se trata, por supuesto, de la demostración de lo mucho que ha evolucionado el sector en términos de consolidación de la identidad, de escenario para el talento local, de selección musical, de calidad de servicio, de locación, de público. España es la primera de la lista con 27 locales. Estados Unidos le sigue con veinte. Pero lo de Colombia, que empata con Italia en el listado, es memorable: que su vida nocturna crezca la convierte en una meta para los turistas.
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