En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí

CLUB VIVAMOS
Suscríbete
Disfruta de los beneficios de El Tiempo
SUSCRÍBETE CLUB VIVAMOS

¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo [email protected] no ha sido verificado. Verificar Correo

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión

Oferta y demanda

Que el mundo consuma cada vez más drogas obliga a reflexionar sobre la causa de esta realidad.

Actualizado:
00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon
Lo que arroja el Informe Mundial sobre Drogas 2023 elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) es sin lugar a dudas preocupante. El consumo de sustancias ilícitas de diversa índole ha aumentado en el planeta un 23 % la última década. Revela el documento que en 2019, 500.000 personas murieron en el planeta por sobredosis, 17,5 por ciento más que en 2009.
Lo evidente aquí es que la manera como el mundo ha enfrentado este asunto, a un costo muy alto –y Colombia sí que sabe de eso–, no ha dado los resultados esperados. Muchas metáforas se han usado y todas siguen siendo válidas, desde la bicicleta estática hasta la hidra de Lerna. El caso es que, como lo demuestra este estudio, las lógicas y las dinámicas de la producción, tráfico y consumo de drogas se transforman rápidamente, a tal punto que los esfuerzos de los Estados por hacerle frente al desafío parecen ir siempre un paso atrás. Las autoridades intentan atacar la oferta, con más o menos éxito, pero la demanda persiste.
De ahí que las duras cifras de esta investigación deban llevar a reflexionar sobre qué nos está revelando el hecho de que la humanidad consuma cada vez más drogas y, en consecuencia, qué se debe hacer para que esta realidad se transforme, más allá de los siempre necesarios esfuerzos por mantener a raya el crimen organizado que se nutre de su producción y distribución. Frente a esto no puede haber matices ni dudas.
En cualquier caso, no puede haber matices ni dudas respecto a la necesidad de mantener a raya al crimen organizado que las trafica
Para responder a lo primero, un asunto clave es el de la vulnerabilidad. Cómo personas vulnerables –bien sea social, económica o emocionalmente– son más susceptibles de incurrir en dinámicas de consumo problemático con riesgo alto de terminar mal. Esto confirma que a la par con lo que el mundo haga para disminuir la oferta, tiene que avanzar igual o más en obrar sobre las causas estructurales de la demanda. Dicho de otra forma, en construir sociedades en las que sean menos los vacíos de distinta índole que lleven a sus a intentar llenarlos a través del consumo. Desde luego, se trata de una tarea titánica que, como muy pocas –quizás solo la crisis climática–, requiere un esfuerzo coordinado, sostenido y planificado de todos los países del orbe.
Luego está el de los paradigmas. Y uno en particular: son muchas las voces de expertos que invitan a ver como utopía el escenario de una humanidad libre de estas sustancias y sugieren, más bien, diferenciar entre los tipos de consumo, un abordaje diferenciado que abra un margen para un consumo recreativo de algunas de ellas, responsable, regulado dentro de la institucionalidad sanitaria de cada país, tal y como ya se viene dando en algunas latitudes. Aceptar que estas sustancias han acompañado nuestra civilización y, en lugar de buscar su desaparición, se trata de encontrarles un lugar que produzca el menor daño posible a todo nivel. Esto último en el entendido de que cualquier esfuerzo que se haga tiene que darse siempre dentro de la ley y que la carta blanca al crimen organizado, que a la par que destruye vidas con las sustancias que trafica carcome instituciones, jamás tendrá cabida en cualquiera sea la estrategia.
EDITORIAL

Sigue toda la información de Opinión en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon

Conforme a los criterios de

Logo Trust Project
Saber más
Sugerencias
Alt thumbnail

BOLETINES EL TIEMPO

Regístrate en nuestros boletines y recibe noticias en tu correo según tus intereses. Mantente informado con lo que realmente te importa.

Alt thumbnail

EL TIEMPO GOOGLE NEWS

Síguenos en GOOGLE NEWS. Mantente siempre actualizado con las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en Google News.

Alt thumbnail

EL TIEMPO WHATSAPP

Únete al canal de El Tiempo en WhatsApp para estar al día con las noticias más relevantes al momento.

Alt thumbnail

EL TIEMPO APP

Mantente informado con la app de EL TIEMPO. Recibe las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en tu dispositivo.

Alt thumbnail

SUSCRÍBETE AL DIGITAL

Información confiable para ti. Suscríbete a EL TIEMPO y consulta de forma ilimitada nuestros contenidos periodísticos.