Es verdad que cualquier cita en las urnas genera ansiedad y expectativa. Pero estaba claro también que el torrente de sucesos que han tenido lugar en el país en los últimos cuatro años –entre otros, una pandemia que implicó un inédito confinamiento de varios meses, con las consecuencias para la economía ya tan conocidas, y un bien recordado estallido social– estaban llamados a darles a las elecciones de ayer un tinte particular. Era evidente y notoria la expectativa. Esta se tradujo, sobre todo en la mañana, en largas filas frente a los sitios donde estaban dispuestas las urnas. Esto también como clara muestra de que, valga el lugar común, la gente salió a votar y ello siempre será un hecho positivo que hay que registrar y aplaudir.
Uno de los asuntos que más despertaban inquietud era lo que podría ocurrir con el orden público en las zonas que hoy son escenario de confrontación entre grupos armados. El gran lunar fueron las muertes, tras dos explosiones, en Caquetá y Meta, del soldado profesional Silvio Jordan Echeverría y del sargento segundo Henry Andrés Rodríguez, pertenecientes a la Fuerza de Tarea Omega. Salvo estos ataques, se puede decir que la jornada transcurrió con tranquilidad en la mayoría de los lugares de votación. Da fe de ello lo expresado por el ministro del Interior, Daniel Palacios, quien dijo que solo tres puestos –de más de 12.000 en todo el país– tuvieron que ser trasladados por motivos de orden público.
El balance preliminar de la Procuraduría dio cuenta de 94 quejas y denuncias por presuntas irregularidades, mientras que la Fiscalía informó sobre 32 reportes de posibles delitos electorales. La Registraduría, por su parte, vio cómo durante la jornada su página que proporcionaba información a los ciudadanos sobre dónde votar estuvo caída por unas horas, debido ataques cibernéticos. Aquí el llamado a la entidad es a reforzar el blindaje en este frente, con miras a las elecciones presidenciales de mayo.
Es necesario que los candidatos presidenciales le den un giro a la campaña hacia las propuestas y los debates de altura
Dicho lo anterior, y celebrando que el balance de la jornada fue mayoritariamente positivo, hay que referirse a los resultados conocidos al escribirse estas líneas, los de las tres consultas populares. Gustavo Petro, Federico Gutiérrez y Sergio Fajardo tendrán la enorme responsabilidad, junto con los demás aspirantes al solio de Bolívar, de protagonizar una campaña en la que no se repita lo visto en estas primeras de cambio en cuanto a ataques personales y escasez de discusiones, con la profundidad que la contienda exige para saber quién tomará las riendas de un país al que no le faltan desafíos críticos.
Que hoy sea el primer día de una campaña que quede en los libros de historia como aquella en la que los candidatos supieron estar a la altura de lo que una complejísima coyuntura demandaba. Esto es, que con responsabilidad y sensatez supieron sustituir agravios por razones, o el afán de viralidad por capacidad de argumentar, y consignas exitosas en redes por propuestas de fondo debidamente sustentadas. Que encontraron en el hacer oídos sordos a los cantos de sirena un denominador común para bien del país.
De otro lado, seguramente ayer surgió un Congreso renovado, y ya habrá tiempo para comentar. El hecho es que se ha reafirmado la vigencia de nuestro sistema democrático.
EDITORIAL