Hace unos días recibí una invitación de parte de la Fundación VET para pasar tres días en Tolemaida con el Comando Conjunto de las Fuerzas Especiales (CCOES). El propósito, tanto del CCOES como de la Fundación, era acercar el sector privado a la realidad y la humanidad de nuestras Fuerzas Militares. El resultado, una de las experiencias más transformadoras e inspiradoras de mi vida. El CCOES es un conjunto de mujeres y hombres altamente calificados y entrenados para realizar las operaciones de alto valor para nuestro país. Son quienes ponen el pecho y la vida al terrorismo que nos amenaza y violenta todos días como colombianos.
Me propuse vivir la experiencia con toda el alma, la mente y el corazón, pues el cuerpo, no tan bien entrenado, se iría acomodando a la voluntad férrea de tener el honor de vivir con estas mujeres y hombres bajo sus condiciones y con su entrenamiento. Lo primero fue enamorarse de su filosofía, que empieza por la integridad en el ejercicio de su profesión. Integridad que incluye coherencia con sus valores y preparación física y mental, buscando constantemente la excelencia en su vocación. La integridad que demuestran y respiran los Comandos contagia e inspira y me demuestra que, incluso en los momentos más duros y ambientes más hostiles, la integridad no es sólo posible, sino necesaria.
Me llevo ese estilo de liderazgo a mi empresa, a mi entorno y sueño con verlo reflejado en nuestros líderes políticos y sociales.
La voluntad y la convicción con la que los comandos entran al CCOES se ve reflejada en su sonrisa, su amabilidad, su buen trato y su decisión en el momento de arriesgar su vida, alejarse de su familia y sacrificar tanto por nosotros los colombianos. Su “conjuntez”, como integración de las fortalezas de cada uno para lograr un objetivo común. El ejemplo de trabajo en equipo y compañerismo –en donde protagonismos individuales se desvanecen para que nos integremos de tal manera que las fortalezas se crezcan en conjunto y las debilidades se combatan entre todos con empatía, ánimo y colaboración– nos contagió a mis compañeros de experiencia y a mí. Estoy segura de que hoy, después de esta experiencia, mis comandos y yo haríamos 22 de pecho felices por cualquiera de nosotros. Lo anterior, más allá del cuento puntual, me enseñó el equilibrio entre autorresponsabilidad y trabajo conjunto en reparar las equivocaciones. El comando asume, de manera personal, los errores cometidos, le pone el pecho a la brisa, como me dijo alguno, pero su equipo lo acompaña en las consecuencias y en el mejoramiento continuo. Reflexiono hoy sobre la importancia de trasladar este aprendizaje a nuestras empresas, a nuestras familias. Qué tanto nos hemos perdido de aprender y avanzar por el miedo a asumir los errores y por evitar asumir las consecuencias de nuestros actos.
El liderazgo es ejemplar, guía, referente. Los líderes en el CCOES lo hacen con el ejemplo, son cercanos y se preocupan por el bienestar de todos sus equipos y sus familias. Exigen la excelencia y el compromiso que ellos mismos demuestran. No hay ningún comando, independientemente de su rango, que se esconda detrás de un tratamiento preferencial. Me llevo ese estilo de liderazgo a mi empresa, a mi entorno y sueño con verlo reflejado en nuestros líderes políticos y sociales.
El comando tiene la serenidad del coraje. No hay rabia ni rencor en su expresión ni en su actuar. Por el contrario, hay un profundo amor y orgullo por nuestra patria. Hay una esperanza por un futuro en paz y con desarrollo. “Creo en tu destino”, dice la oración Patria, como una gran apuesta por la Colombia del mañana. Los miro con algo de vergüenza, pues somos una sociedad civil polarizada que le apuesta al fracaso más que al destino por el que nuestros soldados mueren.
Mis tenientes, mi coronel, mi general, mis comandos: ustedes me permitieron conocer el honor de cerquita. Gracias por tres días de profundo aprendizaje y reflexión. Gracias por su confianza, su generosidad, sus enseñanzas. Gracias por su servicio. Espero que nosotros como sociedad civil podamos construir un país más justo, con más desarrollo y con menos violencia. Ustedes hacen su parte, faltamos nosotros.
JULIANA VELÁSQUEZ
Miembro de Women In Connection